sábado, 3 de marzo de 2018

Enredos de Amor Capitulo 24

Capitulo 24
Tick, tick, BOOM
Isabella
―Hogar dulce hogar ―le dije a Taigi, abriendo la puerta del apartamento para nosotros. Taigi no estaba tan emocionado como yo. Sólo camino hacia su cama y se hizo un ovillo―. Está bien.

―Puede que sólo esté cansado ―dijo Edwadr, poniendo los bolsos en la puerta antes de entrar en mi cocina―. Tu refrigerador está vacío. Isabella.

―Pero tengo un celular y una lista de lugares para llevar.

―Después de tener la comida de tu madre por el fin de semana, comida para llevar simplemente se siente como una decepción ―respondió, tomando agua―. ¿La llamaste para avisarle que llegamos?

―Rayos ―dije, sacando mi teléfono.

Negó, caminando hacia mi ventana y descansando contra la pared con una almohada a la espalda.

―¿Cuándo vuelves a trabajar? ―le pregunté mientras marcaba.

―Puedo volver el viernes. ―Sacó su teléfono.


Habíamos salido de Cypress temprano esa mañana. Todos los chicos llegaron y hasta llamaron a Edward por su primer nombre, lo que era un comienzo. Mi papá me abrazó durante tanto tiempo que pensé que íbamos a perder nuestro vuelo. Mi madre… bueno, sólo me dio una mirada como si pudiera ver todo lo que había pasado la noche anterior con Edward. Me había quedado con él hasta que salió el sol antes de regresar furtivamente a mi habitación. Uno pensaría que siendo una mujer adulta, no tendría que esconderme en ninguna parte, pero no estaba lista, ni lo haría alguna vez para tener esa pelea con mis padres.

Por primera vez en una eternidad, no tuve pánico en el vuelo. Sólo pensé en la noche anterior o me aferré a Edward, y todo se sentía bien. No estaba asustada. Con aprensión, sí, pero no miedo.

―Oye, mamá, soy yo. Sólo quería decirte que llegamos sanos y salvos. Intentaré llamar un poco más tarde. Te quiero, adiós. ―Terminé el mensaje, colgando. Justo después que lo hice, mi agente, Tara, llamó.

―¿Hola, Tara?

―Oye, Bella, ¿es un mal momento? No estaba segura cuándo regresabas de la casa de tus padres ―dijo.

Tomé un vaso de agua.

―Está bien. ¿Qué pasa?

―Bueno, tengo un nuevo proyecto para ti. Creo que sería genial, pero debes saber algo.

―¿Qué es? ―pregunté, colocando mi vaso en el mostrador.

―Bueno, es de Peter…

―Tara, no estoy interesada.

―Tu contrato no ha terminado, y de todas las cosas que enviaron, esta es la mejor para tu carrera.

Condéname por no cortar los lazos cuando tuve la oportunidad, pensé, poniendo la mano en mi frente.

―Bien, ¿qué es?

―Peter está iniciando una nueva revista, llamada The Real, y se ha asociado con National Geographic para hacerla.

―¿Y me quieren a mí también?

―Quieren que seas la fotógrafa principal para ello. Viajarías alrededor del mundo, fotografiando gente de todos los ámbitos de la vida. Los ricos, pobres, todo el mundo, y se presentará en The Real. Todo sería pagado, por supuesto, y tendrías un equipo…

Mi mirada fue hacia Edward, que estaba sentado cómodamente junto a Taigi, acariciando su pelaje.

―Encuentra otro proyecto, Tara ―dije.

―Bella, esto es increíble, te estarías abriendo a muchas oportunidades…

―Tara ―dije tan suavemente y severamente como pude―. Encuentra otro proyecto para terminar mi contrato, ¿de acuerdo? Te hablaré más tarde. Gracias. ―Colgué antes que ella pudiera decir cualquier otra cosa.

―¿Está todo bien? ―Edward se enderezó un poco.

―Todo está bien. ¿Has encontrado algo para comer? ―Parecía que no me creía, pero miró su teléfono de todos modos.

―¿Para qué estás de humor? ¿Tailandés? ¿Chino?

―¿Qué tal si pedimos una hamburguesa y patatas fritas? Cuanto más pienso en ello, mejor suena ―dije, acercándome a él y tendiéndole la mano para ayudarlo a ponerse de pie.

La tomó, levantándose.

―Eso funciona. ¿Cómo tienes tanta energía después de…?

―¿Después de anoche? ―Sonreí, manteniendo la puerta abierta para él―. No tengo ni idea, pero estoy segura que lo estaré más tarde. Por ahora, quiero comer. El cereal y tostadas que comimos esta mañana no son suficientes ni de cerca. Adiós, Taigi.

Cerré y bloqueé la puerta. Tomó mi mano, llevándonos al ascensor. Los dos nos detuvimos cuando vimos a Emmet allí, con media botella a medias de whisky en las manos. Miró los números que había encima de nosotros.

―Este… no es… mi… piso… ―hipó, resbalando hacia atrás.

Edward corrió a atraparlo.

La botella se deslizó de su mano, cayendo al suelo.

―Emmet ―le dijo Edward.

―¿Dr. Cullen? ―Se rió, dándole palmaditas en el hombro y tratando de mantenerse erguido. Cuando volvió a enderezarse, tenía el cuello de la botella rota en la mano―. Eres un hijo de puta, ¿sabes? ―Las puertas del ascensor se cerraron de nuevo. Edward negó cuando traté de acercarme y presioné el botón del piso de Emmet―. Ustedes los médicos no pueden hacer ni una mierda. ―Rió de nuevo, y cuando Edward trató de mantenerlo firme, lo apartó―. ¡Todo lo que hiciste fue hacer que mi hija se sintiera peor! Y luego vienes todo orgulloso y poderoso como si fueras un puto Dios, ¡y dejaste de tratar de salvarla! Hora de la muerte, 8:43 p.m. Sabes, ¡eso es todo lo que escucho ahora! Cada maldito día, eso es todo lo que escucho. Hora de muerte, 8:43 p.m. ¿Quién te da derecho, eh? ¿Qué te da derecho a decir que mi hija está muerta?

―Emmet…

―¡Y tú! ―le interrumpió, volteándose hacia mí.

En el momento en que lo hizo, Edward se paró frente a mí.

―¡Tú y tu estúpida, maldita pintura! ¡No ayudabas a nadie! Cada vez que la mira, quiero ponerla en llamas. ¿Por qué tuviste que dibujarlo? Deberías haber puesto una X sobre el rostro de todo el mundo…

Las puertas se abrieron de nuevo, y él se derrumbó, temblando.

―Llama una ambulancia. Lo más probable es que tenga intoxicación etílica. ―Edward estaba sobre sus manos y rodillas.

Ya estaba en el teléfono mientras Edward giraba el cuerpo de Emmet a un lado para ayudarlo a respirar, manteniendo la cabeza elevada al nivel de sus rodillas. El hecho que vivíamos tan cerca del hospital nunca había sido tan bueno como en aquel momento en que la ambulancia se detuvo. Los esperé afuera y mantuve la puerta abierta mientras ellos, junto a Edward, ayudaban a subir a una camilla a Emmet desde el ascensor.

―Voy a ir con ellos al hospital, sigue…

―También voy. Estaré ahí pronto. Ve.

Asintiendo, besó un lado de mi cabeza antes de dirigirse a la ambulancia con ellos. Cuando los vi irse por la calle, finalmente me permití respirar hondo y calmarme.

Cada vez que lo miro, quiero ponerlo en llamas. ¿Por qué tuviste que dibujarlo?, su voz gritó en mi mente mientras caminaba por la calle, aferrándome a mi bolso. No había pensado en cómo se sentiría mirar una pintura de su familia cuando todo el mundo en ella estaba muerto, excepto él. Lo más probable es que no le causó la misma alegría que esperaba que mi trabajo le causara a Esme, Jasper y Edward.

A pesar que sólo habían pasado tres días, se sentía como una eternidad desde que entré por última vez en el hospital. Tal vez fue vanidad, o sólo necesitaba recordarme que estaba allí, pero le eché un vistazo a mi mural. Ahora se sentía como viejas noticias. Cualquiera que trabajara allí se acostumbraría, y la gente nueva probablemente no vino a ver mi pintura. Algunos niños se sentaron frente a ella mientras sus padres estaban al teléfono. Clavaron los dedos en la pintura de la nariz del abuelo.

Por lo menos están sonriendo, pensé, caminando a la estación de enfermeras.

―¿Pueden avisarme cuándo puedo ver al Sr. Emmet McCarty, por favor?

―¿Bella?

Girándome, vi a Ian acercarse a mí, entregándole la planilla a la enfermera y sonriendo.

―Bienvenida. Pensé que tú y Edward se escaparon de vacaciones.

―Regresamos hoy. ¿Recuerdas a Emmet McCarty? El padre de Molly. Vive en nuestro edificio, y nos encontramos con él. Estaba realmente mal. La ambulancia debería haberlo traído aquí ―le dije.

Frunció el ceño.

―¿Edward entró con ellos?

Asentí.

―Será mejor ir a la sala de emergencias. Sígueme. ―Señaló en esa dirección y lo seguí, recordando vagamente el accidente de carretera que me había conducido allí la primera vez. Esta vez, afortunadamente, estaba mucho más despejado cuando llegamos allí.

Después de caminar hasta la estación de enfermeras cerca de la puerta de la zona, Ian se dirigió a la enfermera más cercana.

―¿Se ha registrado un tal Emmet McCarty?

―Tenemos un registro de él. Está siendo preparado para una cirugía de emergencia.

Asintió, a punto de alejarse, y luego se detuvo.

―¿El Dr. Cullen?

―Recién hubo una emergencia en la que está ayudando.

Ian frunció el ceño.

―Llame a la presidenta y hágale saber. Iré a intentar sacarlo de aquí ahora…
Una enfermera colgó el teléfono, corriendo hacia la puerta.

―¿Quién? ―dijo Ian, ya agarrando los guantes.

―Dijeron que era la Dra. Michaels ―dijo la enfermera.

―¿Charlotte? ―Se dirigió hacia la puerta cuando los paramédicos trajeron a una mujer que no podía haber sido Charlotte. Di un paso hacia atrás mientras la empujaban hacia adentro. Mi corazón comenzó a latir rápidamente, y la sangre bombeó en mis oídos.

―¿Qué pasó? ―preguntó Ian, mirándola a los ojos.

―Ella estaba fuera en un almuerzo con otras personas de la clínica y se desmayó. Se despertó por unos segundos antes de exigir que la trajeran aquí.

Mis ojos estaban pegados a su estómago. Su estómago claramente de embarazada.

Es de Peter. Es de Peter.

―Ella dijo que el padre del bebé era un médico de aquí.

Quería colapsar, pero tenía mucho sentido correr… correr lejos, lejos de todo esto.

Edward
Saliendo de la sala de operaciones dos horas después de lo que esperaba, me estiré y me quité el gorro para encontrar a mi madre e Ian esperándome. Ignorándolos, fui a lavarme las manos.

―Sé lo que ustedes van a decir. No, no volví oficialmente todavía. Pero lo traje, y no iba a dejarlo solo y seguir mi camino de nuevo ―les dije, pero ninguno de los dos habló mientras me daba la vuelta―. Mamá, está bien. Sólo estaba de guardia; no ayudé de ninguna manera, aunque tendremos que ponerlo en la lista de donantes.

―Cariño, no estamos aquí por eso ―susurró mi madre, apartándose de la pared, con los brazos cruzados―. Solo escúchame…

―¿Es Isabella? ¿Está bien? Dijo que iba a venir aquí, y no he…

―No es Bella, Edward ―dijo Ian cuando estaba a medio camino de la puerta.

―Si no es Isabella y no es Jasper ni mi madre, ¿por qué parece que alguien murió? ―les dije.

―Charlotte llegó…

―Si esto es sobre Charlotte, mamá, yo…

―¡Escúchame, Edward! ―gritó ella.

Me quedé quieto.

―Charlotte llegó, sangrando… está embarazada. Tiene insuficiencia cervical y rompió bolsa. Estamos tratando de retrasar el parto, pero no hay mucho que podamos hacer, ya lo sabes.

―No pueden pensar que es mío. Estuvo teniendo una aventura, saben eso, ¿no? ―No podían estar hablando en serio―. Mierda, ¿Isabella oyó algo de esto? Puede que ella haya…

―Charlotte tuvo una prueba de ADN prenatal no invasiva, dos veces, de un cepillo de dientes que dejaste en su casa, y ambas veces saliste como el padre. 99.97% positivo. ―Ian siguió diciendo cosas absurdas.

Mi cerebro no podía entenderlo en absoluto, y no sentí nada más que pánico.

―Edward, revisé sus exámenes. Va a dar a luz, y vas a ser el padre de un bebé pequeño y prematuro, así que tienes que ir…

―Madre. ―La detuve, negando―. Lo que tengo que hacer es asegurarme que el Sr. McCarty no beba hasta la muerte para poder ponerlo en la lista de donantes. Luego, necesito llamar a Jasper, bueno, porque ese pequeño mocoso no está contestando su teléfono, lo perdió o algo. Entonces necesito desempacar, porque hace veinticuatro horas estábamos en Cypress, Alaska. Y hace veinticuatro horas, ser padre no estaba en ninguna parte de mi lista de logros. Así que no sé lo que Charlotte te dijo, o por qué estás…

―Edward, sé que esto es difícil para ti. Entiendo que estás confundido y trastornado, pero ahora mismo, no se trata de ti. Se trata de Charlotte y tu bebé.

―¿Qué bebé? ―grité―. Charlotte estuvo aquí por meses. Me dijo que me echaba de menos. Se enojó conmigo por salir en citas. Pero nunca me habló de un bebé. Así que, o el bebé no es mío, o no me quiere en su vida.

Ian no dijo nada, cruzó los brazos. Me di cuenta que prefería que hiciera bromas.

―¿Isabella estuvo aquí cuando todo esto pasó?

Él no respondió.

―Ian. ¿Isabella estuvo aquí?

Asintió.

―Charlotte entró cuando ella te buscaba en el hospital.

Por supuesto. ¡Por jodidamente supuesto! Saliendo de la habitación, saqué mi teléfono y marqué. Se sintió como si el teléfono hubiese estado sonando por una eternidad antes que fuera a su correo de voz.

―Atiende, Isabella, atiende ―dije, marcando de nuevo, y esta vez fui directo a su buzón de voz. Mierda. Esto era una locura. Nada tenía sentido. Pensé en todas las veces que había visto a Charlotte hasta este punto. No me había parecido diferente. Debería haber estado entrando al segundo trimestre cuando la vi por última vez. Debería haberlo notado.

―Dr. Cullen.

Levanté la mirada para ver que estaba en la sala de maternidad, y un interno vestido de color rosa se acercó a mí.

―La Dra. Michaels está en la habitación 617. La Dra. Milroy dijo que puede ser necesario un tratamiento por su ruptura uterina, pero ella todavía se niega. Por favor, háganos saber si necesita algo. ―Asintió y caminó alrededor de mí, dirigiéndose de nuevo por el pasillo.

No quería verla, pero necesitaba oírla decirlo. Necesitaba que ella me lo explicara. Cuando abrí la puerta 617, vi a Charlotte acostada, con la mano en la cabeza.

Me miró y luego al techo.

Después de caminar hacia ella, me senté al lado de su cama.

―Es tuyo ―dijo―. Tengo pruebas. Se las mostré a tu madre. El bebé es tuyo. No necesito dinero, o…

―¿Por qué no dijiste nada? ―Hice todo lo posible por hablar tranquilamente mientras miraba su estómago―. ¿Has estado aquí por cuánto tiempo? ¡Podrías haber dicho algo Charlotte!

Ella rió y su mandíbula se endureció.

―¿Por qué? ¿Para que me dijeras que ya no me amas? ¿Que debería deshacerme de ella para que pudieras correr a la puesta de sol con otra mujer? Lo siento, pero no. Iba a esconderme, esperar y evitarte hasta dar a luz, y luego iba a mostrártela. Iba a ponerla en tu cara para que no pudieras marcharte, no sin rechazarnos completamente. Te conozco. ¿Edward Cullen, rechazar a su familia? Nunca. Esta es nuestra oportunidad, Edward. Podemos tener una segunda oportunidad. Tú, yo y nuestra hija. Piensa, esto es lo que hubiera pasado si…

―¿Si no te hubieras escapado con otro hombre? ¿Si nos hubiésemos casado? Pero lo hiciste y no lo hicimos. Así que, no hay segunda oportunidad, y usar a un bebé como una forma de hacer que me quede contigo, es caer bajo, Charlotte. Hay un montón de cosas que podría decirte, pero nunca pensé que fueras una manipuladora…

―¿Qué puedo hacer? ―gritó, sus ojos azules tratando con rabia de apartar las lágrimas―. Cometí un error. Un error que me arrepentiré todos los días de mi vida. Me despierto y estoy tan enojada conmigo misma. Te amo, Edward. Esto es algo bueno. ¡Fuimos algo bueno! Estoy segura que podemos recuperar eso.

―Charlotte…

―¿Así que por ella, esa mujer, nos vas a abandonar? ¿Has visto a nuestra hija?

Esa mujer es mi novia…

―Y yo soy la madre de tu hija.

―Vaya ―susurré con disgusto. Hablar con ella era inútil y honestamente me asustó un poco. ¿Había estado tan cegado por ella antes que no me había dado cuenta del tipo de persona que era? Sólo se preocupaba por sí misma. Ella quería todo y lo quería en sus términos.

Una vez más, me encontré mirando a Charlotte, preguntándome, ¿cómo diablos sucedió esto?

―No la abandonaré ―dije después de tomar una respiración profunda―. No importa quién sea su madre, nunca abandonaría a mi propia hija. Pero tú Charlotte… podría hacerlo sin verte nunca más.

Con eso, salí de la habitación, pero no antes de oír un sollozo detrás de mí. Pasé las manos por mi cabello, traté de respirar. No quería hacerle daño. No quería ser duro, pero no parecía entender.

Esto es un desastre. ¡MIERDA! Menos de veinticuatro horas antes había estado seguro que mi vida estaba de nuevo en camino, y entonces esto sucedió. Y Isabella…

Busqué el teléfono en el bolsillo cuando oí que alguien se acercaba a mi lado.

―Dr. Cullen, felicitaciones. ¿Quiere ver a su hija? ―Una enfermera sonrió felizmente hacia mí.

Agarrando el teléfono con fuerza, lo volví a meter en el bolsillo y asentí sin decir una palabra.

Isabella
Golpeé la puerta.

James abrió, su cabello peinado hacia atrás como siempre y sus gafas de lectura sobre la nariz.

―¿Bella?

―Vicky me dijo que visitara los Hamptons, así que ¡sorpresa, aquí estoy! Bonita casa. Es muy… blanca.

Vicky se acercó, vestida con un vestido floral verde claro, con su cabello rojo en una cola de caballo.

―¡Vicky! Estás guapa. Estaba en la ciudad y pensé en venir a verte. Lo siento, iba a llamar, pero dejé caer mi teléfono en mi inodoro. Este lugar es realmente agradable.

James miró entre nosotras dos y simplemente regresó dentro.

―Lo siento, ¿estaban en medio de algo? Puedo irme y regresar luego. Compré un auto. ―Señalé el Audi convertible blanco en su entrada con Taigi sentado en el asiento del pasajero.

―Bella, ¿estás bien?

―En absoluto, creo que me engañaron, a decir verdad. ¿Sabías que puedes comprar autos directamente de la concesionaria? Fue un poco demasiado caro, pero tenía prisa. Al principio, iba a tomar un autobús aquí, pero habría tenido que caminar otra hora sólo para llegar a tu casa desde la estación. Entonces, iba a tomar un taxi, pero sabía que habría quedado mal si tenían compañía. Así que dije: “¡Qué demonios, soy millonaria! Debo derrochar dinero, ¿verdad? Así que, fui a la concesionaria y me compré un nuevo Audi y conduje hasta aquí. Es bonito, ¿verdad? ―Señalé hacia atrás y Taigi ladró―. A Taigi le encanta.

Ella se acercó a mí y puso sus manos en mi rostro.

―Suenas como si hubieses perdido la cabeza y me asusta, Bella. ¿Qué pasó? ¿Tus padres están bien? ¿Está todo bien?

Me mordí el labio, tratando de detener las lágrimas, pero no funcionó. Nada funcionó, y lo único que pude hacer fue abrazarla.

―De acuerdo, llora primero. Podemos hablar más tarde.

5 comentarios:

Melina dijo...

No puede ser posible. En fin. Muy lindo y triste.

cari dijo...

😢😢😢💔😭 Gracias

Laura Natalia dijo...

Justo cuando todo estaba bien entre los dos,llega la manipuladora d Charlotte con la noticia d q esta embarazada d Edward.😢😨😠😤😤

Anónimo dijo...

Que rayos....
No puede ser todas las cosas s voltearon. Pero xq no se quedó a esperar . aunque tampoco m hubiera quedado con temor de la verdad
Gracias por la historia
Saludos de mi lindo Ecuador
Adriu

Anónimo dijo...

^O^ OMG.!!!
Ósea si fue como que muy radical el entorno todo rosa y luego slash!!! Cruda realidad
Pero ósea que cobarde de bella, si ya están en una relación no puedes simplemente irte :/
Pobre de mi edward
Haber como acaba :(

ORACION A MI SEXY VAMPIRITO

Edward de mi guarda
De mi sexy compañia
Bebete mi sangre
De noche y de Dia
Hasta que caiga en tus brazos
Y sea tu marca de heroina