martes, 30 de enero de 2018

Enredos de amor Capitulo 2

Capitulo 2

El Dr. Idiota y la artista estafadora
Isabella

Había pasado un mes desde el peor día de mi vida, y desde entonces, he podido confirmar una verdad universal: la música era el regalo de Dios para los corazones rotos. La primera semana, lloré con Adele y Mariah Carey. La segunda semana, escuché Beyoncé y Pink. La tercera semana, hablaba el lenguaje de Eminem, y la cuarta estaba dedicada a los ‘90s.

―¿Bella? ¿Hola? ¿Sigues ahí?

―Sí, papá, sigo aquí. ―Acomodé el teléfono sobre mi hombro, guardando mis zapatos en la caja.

―¿Estás segura de que no necesitas que vaya ahí…?

―Papi, te prometo que estoy bien. ―Era una mentira. Sí, había pasado un mes y me seguía sintiendo como una mierda, pero sabía que me sentiría así por un tiempo.

―Cuando cosas así suceden, necesitas a tu familia, Bella. Es la única forma de superar esto. Además, Nueva York no tiene nada Cypress.

Exhalando profundamente, tomé otra caja vacía mientras me dirigía al baño.


―¿Qué tal si te prometo visitarlos en un par de semanas, bien? Aún tengo mucho trabajo que hacer en la ciudad. Además, sabes que no puedo regresar a casa ahora. La gente empezará a hablar y juzgar…

―¿Desde cuándo mi Bella siquiera le importa lo que los otros piensen de ella? ―Rió en el teléfono.

Desde que fui públicamente humillada.

―Tienes razón. A la mierda todos ellos, y dile a mamá que quiero la fiesta de bienvenida más grande en el estado.

―Lo tienes niña. Barbilla en alto.

―Cabeza en alto. Adiós papi, te amo.

―También te amo ―respondió, terminando la llamada.

Suspirando, arrojé la caja en el piso y Taigi, olvidando que ya no era un cachorro, trató de usarla como una cama pero la rompió. Consternado, se alejó y se acurrucó en una esquina. Estaba por sentarme justo a él cuando oí el timbre de la puerta.

Taigi levantó la cabeza repentinamente, pero se quedó en su rincón.

―No te levantes. Yo iré ―le dije cuando el timbre sonó de nuevo―. ¡Voy! ―gruñí, pasando a través del laberinto que había creado. Comprobé para ver quién era antes de abrir la puerta―. ¿Jasper?

Jasper Cullen, uno de los amigos más cercanos de Pet, estaba de pie con dos tazas de café en una bandeja en una mano y una bolsa de dulces en la otra. Desde el incidente, se había encargado de visitarme cada pocos días.

―Estás más delgada. ―Frunció el ceño.

Baje la mirada a mis pantalones de yoga y una camiseta grande.

―¿Hurra?

―Nada de hurra ―espetó, entrando al departamento―. Necesitas comer, Bella.

―Jasper, te dije que no necesitas hacer todo esto por mí. ―Lo seguí hacia la cocina, en donde él desempacó algunas de mis ollas y sartenes―. ¡Oye!

―Las guardaré cuando termine. ―Me sonrió antes de buscar más utensilios.

―De verdad, Jasper…

―Bella, por favor, déjame hacer esto ―murmuró sobre la estufa―. No tienes idea lo culpable que me siento. Mi mejor amigo salió corriendo con la chica de mi hermano mientras dejaba a su prometida para recoger los pedazos. Los presenté, Bella. Me siento culpable contigo también. Así que, por favor, déjame hacer esto… sé que no somos tan cercanos, pero aun así.

Lo miré fijamente por un momento. Era verdad, realmente no conocía a Jasper. Él y Pet eran hermanos de fraternidad. Vino a casa en noches de partidos y cenas que organizábamos, pero aparte de eso, Jasper y yo nunca hemos sido cercanos. Jasper acaba de cumplir veintidós, cinco años menor que Pet y dos años menor que yo; tal vez esa es la razón por la que siempre lo vi como un hermano pequeño de Pet… y de alguna manera, también mi hermano pequeño. Ellos se parecían. Ambos tienen ojos color avellana y cabello castaño, aunque el de Pet tenía un tono a arena. Ver a Jasper tan serio ahora, era extraño.
―¿Siquiera puedes cocinar? ―Sonreí, mirando la bolsa que trajo.

―¿Puedo cocinar? ―Se burló de mí como si estuviese horrorizado por mi pregunta―. Te haré saber que hago las mejores jodidas tortillas en todo Nueva York.

―¿Todo Nueva York? ―Crucé los brazos.

―Me oíste. ―Me guiñó un ojo―. Ahora, ¿dónde está el resto de tus cosas?

―En esas cajas. ―Señalé a las que estaban etiquetadas “COCINA” detrás de él―. Oh, ¿qué tal te va con la música? Eres bastante popular, ¿cierto?

―Define popular. Además, necesito concentrarme en la escuela… Dios, ¿todo esto es tuyo? ¿Peter compró algo cuando vivían juntos? ―murmuró, abriendo la caja. No era ciega de su intento de cambiar de tema, pero lo pase por alto.

―En realidad, no. Sabes que básicamente vivía en la oficina… o por los menos, eso pensé. Ya no sé qué hacía con su tiempo… ―Mi voz decayó, provocando que él se detuviera y me mirara. Levantando mis manos, niego, como si eso le impediría compadecerme―. ¿Cómo está tu hermano? ―Intenté cambiar de tema.

―Igual que tú.

Cambio de tema fallido.

No dijo nada más, con furia revolviendo la caja.

―Urgh, Dios, ¡quiero matarlo! ―grito de repente, golpeando con su mano la caja.

―¡Jasper! ―grité y Taigi ladró, pero era demasiado tarde. Golpeó justo donde estaban los cuchillos.

―Agh, ¡mierda! ―gritó, apretando su mano que ahora sangraba―. Maldita sea, es muy profunda. Voy a necesitar puntos de sutura. ―Se echó hacia atrás mientras yo tomaba una toalla limpia y rápidamente la envolvía alrededor de la herida.

―¿Dónde están tus llaves? Tenemos que ir al hospital. ―Le eché un vistazo a la encimera.

―Está bien, tengo mi kit médico en mi auto. Soy doctor…

―Estar en la escuela de medicina no te convierte en un médico, Jasper… por los menos, no lo suficientemente bueno como para coser tu propia mano en mi cocina. ―Esperé a que me entregara las llaves.

Con el ceño fruncido, las sacó de su bolsillo con su mano buena y me las tendió, antes de sostener su mano herida, que comenzó a sangrar. Se veía muy mal, ya había empapado la toalla.

―Bella, honestamente estás exagerando…

―Síp, vamos a ir ―dije, viendo la sangre caer por su brazo. Lo saqué del departamento.

Edward

Acababa de terminar mi turno y me estaba dirigiendo hacia la enfermera de guardia para entregarle unas planillas cuando me detuvo.

―Dr. Cullen, tu hermano acaba de llegar a emergencias…

Ni siquiera la dejé terminar antes de correr por el pasillo.

―Todo está bien, Dr. Cull…

La ignoré, siguiendo la línea azul en el piso hacia las puertas dobles que llevaban a la sala de emergencias. Mirando las camas, me detuve cuando vi sus zapatillas negras All-Stars.

Estaba sentado en la cama, riendo mientras uno de mis internos le cosía la mano derecha.

―¿Qué sucedió? ―pregunte, frente a él.

―Edward, pensé que estabas fuera…

―¿Qué le sucedió a tu mano?

―Golpeó mis cuchillos.

Me volteé hacia la voz. Me tomó un segundo reconocerla, y en el momento que lo hice, más recuerdos que no podía soportar vinieron a mi mente.

Estaba en una esquina, sosteniendo la chaqueta de Jasper.

―Él… golpeó ¿tus cuchillos? ―Me giré hacia mi hermano menor.

―Es una larga historia ―murmuró.

―Jasper…

―Honestamente, fue un accidente. Hice que se alterara, y…

―¿Aún necesitas estar aquí? ―le pregunté sin mirarla.

―Edward. ―Jasper me fulminó con la mirada.

Por el rabillo del ojo, pude verla tensarse.

―Lo siento de nuevo, Jasper. Y gracias ―le dijo ella.

Jasper sonrío y asintió.

―No, gracias a ti. Por favor, usa mi auto para regresar a casa.

―Está bien, llamaré un taxi…

―¿De qué otra manera puedo regresar y prepararte mis famosas tortillas?

―Solo trata de mejorar. Te veo pronto. ―Tomó sus cosas y se fue.

Cuando salió, él me miró con furia.

―¿Realmente necesitas ser tan idiota?

―Dice el imbécil que le pegó un puñetazo a los cuchillos ―respondí antes de seguir a la chica hacia la entrada principal―. Ten. ―Le di cincuenta―. Gracias por traerlo.

Miró el dinero y luego a mí.

―¿A menudo recompensas a las personas con dinero por hacer cosas humanas?

―¿Cincuenta dólares es realmente una recompensa? ―respondí.

―Eres un doctor rico. Lo siento, he olvidado mi lugar. ―Extendió una mano e hizo una pequeña reverencia―. Por favor, señor, ¿puedo hacer algo?

Mordiendo el interior de mi mejilla, le di el dinero y me volteé para irme, pero me detuve cuando la vi sacar el billete, aproximarse a la caja de donaciones en la esquina de la entrada del hospital, y lo dejó dentro.

Volvió a su lugar, mirando la calle.

Suspirando, regresé a ella.

―Mira, creo que empezamos con el pie izquierdo.

Resopló.

―De todas formas ―continué―. Gracias por traerlo aquí, pero, en el futuro, si tan solo pudieras ignorarlo, creo que sería lo mejor para todos.

―¿Quieres que ignore a tu hermano? ―dijo lentamente.

―Ambos sabemos que está haciendo esto por algún sentimiento retorcido de culpa. No puedo sacarlo de mi vida, pero al tenerte cerca solo lo empeora. Entiendo que puedas sentirte sola, pero, por favor, no abuses de la amabilidad de mi hermano…

―¡Disculpa! ―Levantó sus manos para detenerme.

―Solo digo…

―Solo dices, “Vete, traer recuerdos dolorosos con los que todavía tengo que lidiar, pero en lugar de tener bolas y hacerme cargo, he elegido ignorarlo  completamente y apartar todas las cosas que me recuerdan que me dejaron plantado en mi boda”.

―¡Disculpa! ―Estaba demente.

Se cruzó de brazos.

―¿Qué? ¿No es eso lo que estabas diciendo? Tu hermano no es un niño pequeño. Si se siente culpable y quiere compensarlo, entonces está en su derecho de hacerlo. ¿Sabes cuántas personas de mierda no encontramos todos los días en esta ciudad? Por supuesto que lo sabes, eres uno de ellos. No hay manera en el infierno que voy a ignorar a una buena persona solo para que puedas sentirte mejor.

―¡Ni siquiera lo conoces! ―¿Cuál es el maldito problema de esta chica?

―No, no te conozco. Hay una gran diferencia ―gritó, alejándose de mí hacía su taxi que recién estacionaba―. Además, si me siento sola, me pregunto cómo demonios debes sentirte tú, idiota.

Cerró la puerta de un golpe, y la miré fijamente mientras se alejaba.

―Así que, has conocido a Isabella. ―Jasper rió, acercándose a mi lado con su mano recién vendada.

―¿Isabella? ¿Pensé que su nombre era Bella? ―O por los menos así la llamó ese día horrible.

Asintió.

―Su nombre es Isabella Swan, es una artista bastante famosa en la ciudad. Sabes, ese cuadro al óleo que acaba de comprar mamá fue hecho por ella.

―¿Qué? ¿Esa cosa costó casi dos millones de dólares?

―Y tú intentaste darle cincuenta para el taxi. ―Rió.

Haciendo una pausa, lo miré.

―¿Viste eso?

―En el momento que la seguiste, sabía que no sería bueno. ―Asintió y forzó una sonrisa que sabía que no era sincera―. Sé que después de que papá muriera, básicamente me criaste junto a mamá, pero necesitas detenerte. No soy un niño. Algunas veces te centras en mí sólo para hacer caso omiso de la mierda que está pasando en tu propia vida. Quizás tenías que hacer eso antes, pero ahora no. Eres al que le sucedió esto, y sin embargo, aquí estás, tratando de cuidarme nuevamente. Estoy bien. De verdad, estoy bien.

Se despidió con la mano mientras se dirigía de nuevo había el estacionamiento. Lo miré irse por un momento, dándome cuenta de nuevo que lo estaba tratando como un niño, antes de regresar de vuelta al hospital. Ni me molesté en hacer  contacto visual o responder. En su lugar, me dirigí a la sala de guardia y me recosté en la litera superior.

Jasper y yo nos llevábamos nueve años de diferencia, él tan sólo tenía dos cuando nuestro padre murió de un ataque al corazón, sigue siendo el peor día de mi vida, mi madre gritándome para que llamara la ambulancia, Jasper llorando en la sala de estar mientras la niñera frenéticamente intentaba ayudar a mi padre.

―Urgh, no quiero pensar en esto ―murmuré para mí, sacando mi teléfono. En el fondo de pantalla seguíamos Charlotte y yo abrazados. Intenté cambiarlo por lo menos cientos de veces el último mes, pero todavía no podía hacerlo.

Si me siento sola, me pregunto cómo demonios debes sentirte tú, idiota. Su voz repitiéndose en mi mente. ¿Quién demonios se creía que era? No me conocía; estaba bien.

―¿Qué clase de nombre es Isabella de todos modos? ―murmuré para mí.

―Dios, te he echado de menos ―dijo una interna mientras besaba la mandíbula del enfermero.

Él empezó a acercase más a ella.

Me incorporé.

―¿Les parece que esto es Grey’s Anatomy? ―grité.

Se sobresaltaron y se fueron corriendo tan rápido, que estaba seguro que uno de ellos se cayó de camino.

Tomando mi teléfono, fui a configuraciones, y luego a fondo de pantalla, una vez más intentando cambiar la maldita fotografía, pero, una vez más no pude hacerlo.

¡Maldita sea!

Justo entonces, mi celular sonó.

―Habla el Dr. Cullen ―respondí.

―Pensé en una forma de disculparte con Bella por ser un idiota ―dijo Jasper―. Se está mudando a otro lugar. Iba a ayudar, pero…

―No me interesa. Adiós.

¿Por qué demonios tenía que ayudar a todo el mundo, por el amor de Dios? Me preocupaba que si Jasper de verdad se convirtiera en médico, estaría muy aferrados a sus pacientes.

Zumbido. Mi teléfono vibró cuando me envió un mensaje.

¿Por qué, Dios? ¿Por qué?


Isabella

A veces odio está maldita ciudad. Levanté la mirada al edificio de ladrillo que iba a ser mi nuevo hogar. Unos pocos millones de dólares para un apartamento de tamaño decente en Upper East Side, y mi agente de bienes raíces había incluso intentado aumentar mi presupuesto; era malditamente ridículo.

―¿Qué piensas, Taigi? ―pregunté mientras levantaba la caja con mis manos.
Como siempre, él estaba menos que impresionado, pero, por los menos esta vez no podía culparlo. Miré hacia atrás consternada por todas las cajas que quedaron en U-Haul. Me va a tomar un tiempo.

¿Quizás debería haber contratado ayudantes?, pensé mientras entraba al edificio.
Taigi se quejó mientras sus patas se deslizaron y resbalaron en el piso de mármol liso.

Riendo, tomé su correa mientras esperamos el elevador. Por suerte, los pisos de nuestra planta no estaban tan brillantes.

El 34B estaba al final del pasillo, y justo cuando agarré el picaporte, escuché otra puerta abrirse detrás de mí. Girando, estuve frente a frente con el mismísimo Dr. Idiota.

Sus ojos azul verdoso me miraron con confusión. Miró la caja en mis manos, y luego a la puerta, y finalmente de nuevo a mí.

―Por favor, dime que no te estás mudando aquí. ―Frunció el ceño.

―Por favor, dime que no vives ahí. ―Señalé la puerta detrás de él.

Apretó los labios en una fina línea, y parecía que tenía la mandíbula tensa.

Taigi, queriendo atención también, corrió hacia él y empezó a olfatearlo, frotando su nariz sobre sus pantalones, lo que solo causo que estornudara sobre la tela.

Buen chico.

―¡Urgh! ¡Maldita sea! ¿Puedes domesticar a tu lobo? ―gritó, apartándolo.

―Es un Husky siberiano, no un lobo, bebé grande ―respondí, dejando la caja en la sala y jalando a Taigi, que estornudó de nuevo.

Sus ojos se agrandaron y frunció una ceja mientras me miraba.

―Lo siento, es alérgico a los imbéciles. ―Empuje a Taigi detrás de mí.

Juro que si pudiera haberme matado con la mirada, estaría dos metros bajo tierra en este momento. Sin decir nada más, se dirigió de nuevo hacia su apartamento, probablemente para cambiarse de ropa.

Cuando la puerta se cerró, acuné la cara de Taigi.

―¡Buen chico! ―Sonreí, entrando a nuestra nueva casa.

Pero, en serio, de todos los condominios en la ciudad, ¿por qué demonios terminé justo al lado de él? Encontrarlo en el hospital había dejado un mal sabor en mi boca. Había tenido un recuerdo de él en mi mente, el hombre con el corazón roto que el amor de su vida lo dejó en el altar. De todas formas, con cada encuentro, mi imagen de él cambiaba. ¡Era tan condescendiente!

No puedo creer que Jasper y él sean parientes. Me dirigí de nuevo abajo para traer más cajas y entré al elevador.

Lamentablemente, antes de que las puertas se cerraran, él salió de nuevo, vestido con pantalones de chándal y camiseta sin mangas. Está vez, no me prestó atención, colocándose sus auriculares.

El trayecto abajo se sintió como una eternidad, y cuando las puertas se abrieron, me escapé rápidamente, dirigiéndome directamente hacia el U-Haul.

―¿No pueden los artistas estafadores como tú contratar ayudantes?

Él, por alguna razón, se había detenido y miró las cajas que debía llevar. Sólo sigue tu maldito camino. Espera…

―¿Artista estafadora?

Asintió como si no supiera por qué estaba confundida.

―He visto tus obras. No hay forma en el infierno que valgan el precio por lo que los vendes. Estás dejando en la quiebra a la gente, debido a eso, eres una artista estafadora.

Sin palabras, abrí la boca.

―Eso es atractivo ―dijo con disgusto antes de acomodar sus auriculares y dejándome mientras caminaba por la calle.

―¡IDIOTA! ―grité, provocando que algunas personas que pasaban me miraran.
Mi teléfono vibro.

Contestando, espeté:

―¡Hola!

―¿No es un buen momento?

Miré el identificador de llamada antes de hablar de nuevo.

―Rosalie. Lo siento, sí, no, podemos hablar. ¿Todo en orden?

―Sí, en realidad, estoy llegando a tu apartamento. ¿Podemos encontrarnos para hablar por un segundo?

―Está bien, mi casa sigue siendo un desastre, pero puedes venir ―respondí, mirándola en la calle. Sin embargo, no caminó por la calle. Ella, como todos los grandes y poderosos abogados, estacionó justo a mi lado en un elegante auto con chófer.

Cuando salió, vi su cabello rubio corto peinado hacia atrás, y llevaba un traje a medida. Una palabra describía a Rosalie Hale: intimidante. Lo cual es la razón por la que la contraté.

―No bromeabas ―respondió cuando abrí la puerta al mar de cajas y lienzos cubriendo las paredes y superficies.

―Sí, lo siento. Ha sido terrible mudarme en tan poco tiempo. ―De hecho, era casi increíble. Hace tan sólo unas semanas atrás, había estado buscando un vestido de novia y destinos para la luna de miel. Y ahora… ahora, esta era mi vida, en cajas.

―Lo habría apuñalado ―dijo, acercándose a la gran ventana con vista a la ciudad.

―Te creo. ―Sonreí, apreciando la vista también.

Me extendió una carpeta.

―Presenté esto hace apenas una hora. Si no te deja finalizar el contrato, siempre podemos causar problemas.

Ella jamás me preguntó si quería terminar mi contrato con las revistas Class y Rebel. Después que se difundió el rumor, había elaborado esta propuesta. Ni siquiera sabía que él había regresado al trabajo; no me había atrevido a dar la cara cerca de ese lugar. Todo estaba sucediendo muy rápido, y no importaba mis esfuerzos por mantenerme firme, me sentía como si me estuvieran tirando al suelo.

―Básicamente, te comprometes a nunca hablar del incidente, y a cambio, serás indemnizada doblemente por despido. Hablé con tu agente; al parecer tiene más de una docena de ofertas, sin mencionar que dijo que querías abrir una nueva exposición. Sin el contrato, te da libertad en ordenar tus horarios. Eres la ganadora en todo esto. Si soy la ganadora, entonces, ¿por qué me sigo sintiendo como la mierda?

―Hazme saber cuál es su respuesta ―susurré, devolviéndole el archivo.

―Está bien. Me voy. Y Bella. ―Se detuvo en la puerta―. Sé que todavía es demasiado pronto para decir esto, pero sé que estás mucho mejor sin él.

Cuando estuve sola de nuevo, miré por la ventana. Mientras empezaba a temblar, podía sentir la temperatura de mi cuerpo subiendo. Mis ojos ardían por las lágrimas que retenía.

―No ―dije en voz alta. No iba a quebrarme, no en este momento. Estaba enferma y cansada de llorar, maldita sea. Moviendo las cajas, busqué los altavoces portátiles, coloqué mi reproductor mp3 en el adaptador, y, subiendo el volumen lo más alto posible, tomé con furia un lienzo en blanco de la pared.

Edward

Corrí, por los menos, dos horas, y cuando regresé, su U-Haul seguía abierto, con tres cajas restantes. No estaba seguro si era estúpida o sólo no le importaba un comino. Sí, era un buen vecindario, pero, aun así, no puedes simplemente dejar las cosas abiertas de esa forma. Apilándolas en la esquina, cerré la puerta trasera del camión, levanté las cajas y me dirigí dentro.

¿Por qué demonios estoy haciendo esto? Probablemente me hablará de mala manera de todas formas. Caminando hacia su puerta, ya podía oír música a todo volumen.

Genial, es de este tipo de vecinos. De todos los malditos lugares en Nueva York, tenía que elegir mi edificio.

Cuando estaba por tocar, la puerta se abrió sola un poco.

―¿Hola…? ―intenté decir, pero mi voz fue inaudible por la música. Su perro levantó la vista hacia mí, pero no se molestó en levantarse. Siguiendo su mirada, la vi. Estaba de rodillas en medio de su apartamento, un lienzo sobre plástico tendido sobre el piso. Pintaba con sus manos desnudas, casi como si lo estuviera golpeando. Después de un par de golpes, intentó limpiar sus ojos, sin importarle la pintura en su rostro. Pintó y lloró, mientras estaba de rodillas.

Colocando las cajas justo a un lado de la puerta, me fui en silencio, regresando a mi casa. Tomé una botella de agua de mi nevera, e intenté no pensar en eso. ¡Esta era la razón por la que tenerla como vecina era un problema! No era su culpa, pero con solo mirarla me molestaba. Verla llorar me molestó.

―¡Ah! ―Arrojé mi botella de agua contra la pared.

Necesitaba una bebida más fuerte.

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Hola a todas como lo prometí he aquí capítulos de la nueva adaptación esta adaptación tiene 26 capítulos mas epilogo como siempre serán dos capítulos que actualice también ya saben la dinámica si saben de qué libro trata porfa no lo comenten como ven en cada capítulo viene combinado los capítulos de Edward y bella así está en el libro espero les agrade estos primeros capítulos y me regalen un comentario de que les pareció.
Bueno en un momento subiré capitulo también de la otra nos vemos el jueves.


13 comentarios:

Lizdayanna dijo...

Hola. No entiendo porque la coje con ella, también fue una víctima de ese par. Gracias por los capítulos

Ayram dijo...

Hola!!!

Esta adaptación pinta muy bien

Gracias por compartirla

Anónimo dijo...

No entiendo porque Edward y Bella se detestan sabiendo que ninguno de los dos tienen la culpa. Me gusta esta historia.

Anabelle Granger dijo...

Holaaa, no puedo esperar para tener la oportunidad de leer más.

cari dijo...

Del odio al amor solo hay un paso 😉 aun q Edward se pasa d idiota Bella no tiene culpa d nada y el es un amargado aun q muchas veces el dolor nos cega y no buscamos quien nos la hizo si no quien nos la pague y paga quien menos culpa tiene la vida es cruel , gracias 😘❤

Roxana dijo...

Que historia me encanta!!!
Espero leer pronto el siguiente capítulo, Edward es un completo idiota lo bueno que bella no se deja

Ana dijo...

Muchas gracias, tiene buena pinta

rocio lu dijo...

Yo tengo la novela original y me encanto cuando la leí por primera vez,e encanta que la hayas adaptado😘😘😘😘

Anónimo dijo...

encuentro tan estupido que ed le tenga bronca a bels
siendo que los culpables son otros
pero tipico cuando pillan al novio con la amante culpan al equivocado

Unknown dijo...

Uno le recuerda al otro ese fatídico día y se sienten aun más miserables

Laura Natalia dijo...

No entiendo como es posible q despues d todo lo q hizo a Bella Peter la quiera despedir. 😠😠

lidu dijo...

Hola me gusta la historia.

Nos seguimos leyendo

Unknown dijo...

En realidad seguía esperandoba que este fic terminara para leerlo completo sin esperar😂

ORACION A MI SEXY VAMPIRITO

Edward de mi guarda
De mi sexy compañia
Bebete mi sangre
De noche y de Dia
Hasta que caiga en tus brazos
Y sea tu marca de heroina