domingo, 21 de enero de 2018

Dulce Arrogante Capitulo 31

Capitulo 31
Edward

Mi teléfono vibró justo cuando salía de la oficina.

—Hola, Tanya.

—¿Por qué no respondiste mis textos?

—Día ocupado.

—Esperaba que pudieras venir después del trabajo. Tenemos que hablar de lo que pasó entre nosotros.

—Ya estoy en camino para ver a Chloe.

—Bien. Nos vemos cuando llegues.


Lo último que me apetecía era hablar de la otra noche con Tanya.
Estaba hasta el cuello en el trabajo por haber estado preocupado durante las últimas semanas, las dos últimas noches no he ido a ver a mi hija porque cuando salí del trabajo, su hora de acostarse ya había pasado. Eso no podría volver a suceder. Planeé cenar con Chloe antes de regresar a la oficina fuera de horario.

Las gotas de lluvia golpeaban las ventanas de la limusina. Casi todas las noches en el camino a casa, instintivamente iba a enviarle un mensaje de texto a Isabella, olvidando por una fracción de segundo que habíamos terminado. Luego quedaba esa horrible sensación ácida de realidad que amargaba la boca de mi estómago. Me frustraba haber confiado en ella tan plenamente. Después de lo que sucedió con Tanya y Alec, probablemente era la persona más reticente de por aquí. Pero había confiado en Isabella con mi vida. ¿Cómo no pude ver que se estaba produciendo un cambio de sentimientos? La cosa entera no tuvo ningún maldito sentido.

—No estoy seguro de cuánto tiempo estaré aquí, Louis. Te enviaré un mensaje cuando esté listo para volver a la oficina —dije mientras nos acercábamos a la casa rojiza de Tanya.

Tanya me saludó, tomando mi chaqueta mojada y colgándola.

Se quedó allí torpemente, jugando con sus perlas.

—Acerca de la otra noche...

—¿No podríamos hablar de esto después de que haya visto a mi hija?

—Está bien. —Miró al piso—. Está en su habitación.

Chloe estaba jugando con su casa de muñecas.

—¡Galletas Edward! Te extrañé.

Inclinándome y acercándola en un abrazo, dije:

—También te extrañé, chica lista.

—¿Aún estás triste?

—¿Qué quieres decir?

—¿Por Isabella?

—¿Por qué lo preguntas?

—Tu sonrisa no es tan grande como suele ser.

Era tan perspicaz. Al parecer, no lo heredó de su despistado padre. Lo último que quería era que mi hija pensara que algo estaba seriamente mal conmigo o que podía haber sido su culpa. Tratando de devanarme los sesos para explicarle de alguna manera, en última instancia, decidí que era mejor ser honesto.

—Estoy un poco triste, Chloe, sí... por Isabella. Pero no es por eso que no estuve aquí en los últimos dos días. Salí del trabajo muy tarde, pero no dejaré pasar otros dos días sin volver a verte, ¿de acuerdo?

—Mi papá solía trabajar hasta tarde mucho.

Me pregunté cuánto de eso era realmente trabajo o Alec simplemente estaba follando a Tanya.

—Lo hizo, ¿verdad?

—Entonces, ¿cuándo dejarás de estar triste?

—No estoy seguro, pero ¿sabes qué? Ya me siento mejor al estar contigo.

—Así fue como me sentí cuando te conocí. Después que mi papá murió, me hiciste sentir mejor, aunque todavía estaba triste.

Yo SOY tu papi

Y te amo mucho.

La atraje hacia mí y le besé la frente.

—Me alegro de haber podido hacer eso por ti.

Chloe y yo jugamos con su casa de muñecas por un rato hasta que Tanya entró y se arrodilló para unirse a nosotros. Podía sentir su mirada fija en mí, sabiendo que estaba ansiosa por discutir las cosas. Después de la otra noche, estaba preocupado por estar a solas con ella de nuevo.

Aunque con Chloe en casa, no había mucho que pudiera ser capaz de hacer.

—La cena estará lista en cinco minutos —dijo Tanya antes de salir de la habitación.

Tanya había horneado un prosciutto casero, una pizza plana de higo para nosotros y una llena de queso para Chloe. Continuó llenando mi copa de vino con Cabernet, y yo la dejé, sabiendo que ayudaría a limar asperezas a cualquier discusión que fuéramos a tener más tarde.

Después de meter a Chloe en la cama y leerle un cuento para la hora de acostarse, Tanya me esperaba en la cocina, terminándose lo que sobró del vino.

Antes de que pudiera abrir la boca, le dije:

—Realmente no hay necesidad de discutirlo.

—Necesito disculparme otra vez. Actué con demasiada insistencia. No sé qué me sucedió. Verte acostado tan cómodamente en mi casa, me hizo recordar. Eso, junto con el hecho de que habíamos bebido demasiado...

—No era el alcohol, y lo sabes. Has dejado tus intenciones muy claras por algún tiempo.

—Tienes razón. Ebria o no, te quiero de vuelta, Edward. Haré lo que sea necesario para tener la oportunidad de hacerte feliz de nuevo.

—¿Pensaste que enseñarme tu coño iba a hacerme olvidar todo… lo que hiciste?

Cuando Tanya se desnudó frente a mí esa noche, yo me levanté de un salto del sofá y le pedí que volviera a ponerse la ropa. En realidad, lucía sorprendida por mi rechazo.

—¿Asumiste que, debido a mi ruptura con Isabella, iba a ceder? Lo que pasó con Isabella no cambiará el hecho de que simplemente no puedo confiar en ti otra vez, Tanya. Y mientras creo que serías genial para una rápida follada de venganza, estoy seguro como el infierno de que no voy joder con la madre de mi hija si no tengo ninguna intención de estar con ella.

—No estás pensando con claridad, Edward. Ahora tenemos una pequeña oportunidad de cambiar la vida de nuestra hija. No voy a poder esperar por ti siempre.

—Déjame ahorrarte un poco de tiempo. —Me incliné—. No esperes más.

—No sabes lo que dices. ¿Cómo puedes cerrar tan fácilmente la puerta a esa posibilidad?

—Tú cerraste la puerta, Tanya. La cerraste y tiraste la llave.

—¡Cometí un error!

—Shh. La despertarás —le dije. Cerré los ojos para calmarme, tomé una respiración profunda y dije—: Chloe siempre tendrá mi amor. Tú, como su madre, siempre tendrás mi respeto. Pero perdiste tu oportunidad de un futuro conmigo el día que decidiste traicionar mi confianza. Quiero que mi hija tenga autoestima. Tengo que dar un buen ejemplo aferrándome a la mía. —Incapaz de tolerar nada más de esta conversación, me acerqué a donde estaba colgando mi chaqueta y me la puse—. Mi chofer está afuera.

Tengo que volver a la oficina. Gracias por la cena. Volveré mañana por la noche.

***

Mi oficina estaba completamente a oscuras, excepto por una pequeña cantidad de luz procedente de la lámpara verde de banquero de mi escritorio.
Jugando con mi reloj, todo lo que podía pensar era en esa maldita pila de periódicos burlándose de mí desde el otro lado de la habitación.

Durante la semana pasada, repetidamente descarté la idea de pasar por todas las respuestas de Pregunta a Alice buscando alguna pista potencial de Isabella. Entre haber admitido mi tristeza a Chloe y la discusión con Tanya esta noche, me sentía más débil.

Trayendo la pila a mi escritorio, revisé la columna de cada edición como un lunático. Después de diseccionar a fondo más de una docena de respuestas, nada destacó como inusual. Es decir, hasta que llegué a la respuesta número veinte.

Una mujer había escrito con un dilema acerca de si debía o no romper con su novio de quien estaba profundamente enamorada, para que él pueda volver con la madre de su hijo. Por el bien del niño. Miré la fecha, fue poco antes de nuestra ruptura. Los otros detalles narraban exactamente lo que pasó con Tanya y conmigo.

Mi corazón comenzó a martillar contra mi pecho.

El nombre: Sue, Brooklyn.

Sue era el nombre de su madrastra.

Si había alguna duda de que Isabella había escrito la pregunta, la respuesta solo la confirmó. El consejo de Ida fue romper con el novio y sugirió que "Sue" lo hiciera parecer como si estuviera engañándolo para que el pobre tonto la cortara más fácilmente.

Inteligencia sobre sentimientos, le aconsejó Alice.

Lancé el periódico al otro lado de la habitación. Todo empezaba a tener sentido.

Isabella mintió.

No estaba saliendo con ese tipo. Estaba fingiendo. La ira por la respuesta de Ida se transformó en alegría. Nunca había sido más feliz al saber que alguien me había mentido en toda mi vida.

Leí de nuevo el comienzo de la pregunta.

He estado saliendo con un hombre durante casi dos meses, de quien me he enamorado profundamente.

Se había enamorado de mí.

Profundamente.

Me congelé, paralizado primero por la sorpresa, luego un alivio intenso, luego un deseo abrumador de simplemente llegar a ella.

Me enamoré profundamente también, nena. Tan jodidamente profundo.

Inmediatamente cogí mi teléfono y marqué su número.

Siguió sonando y fue al buzón de voz.

Marqué de nuevo.

La misma cosa.

Escribí un texto.

Edward: ¿Dónde estás?

No hubo respuesta durante cinco minutos. Envié un mensaje de nuevo.

Edward: Necesito verte. ¿Estás en tu casa?

Incapaz de esperar más, agarré mi abrigo y pedí a Louis que me recogiera.

Cuando llegamos al apartamento de Isabella en Brooklyn, no hubo respuesta. Mirando hacia la ventana, pude ver que las luces estaban apagadas.

¿Dónde mierda estaba?

—¿A dónde, señor? —preguntó Louis mientras volvía al auto.

—Octava Avenida. La tienda de tatuajes de Emmet.

Cuando llegamos, le dije a Louis que esperara afuera, iba a necesitar ese auto listo para reservar el hotel una vez que lograra que Emmet me dijera dónde estaba.

Emmet apagó el último cigarrillo.

—¡Trajeado! ¿Qué demonios estás haciendo aquí? Ya es tarde. Estamos a punto de cerrar.

—¿Dónde está?

—No está aquí.

—¿Dónde está? —repetí más fuerte.

—Está en California con Rose.

—¿California?

—Sí. Fueron en un viaje de chicas. Solo las dos.

—¿Dónde se están hospedando?

—No te voy a decir dónde están malditamente hospedándose. ¡Eres su jodido ex loco!

—Necesito llamar al hotel. No está contestando su teléfono. De hecho, llama a
Rosalie. Dile que necesito hablar con Isabella.

—No.

Me acerqué a él, pegándome incómodamente a su rostro.

—Dame la información, Emmet. No tienes ni idea de lo que soy capaz en este estado.

—Oh, sé de lo que eres capaz, chico guapo. Has destrozado la mandíbula de mi primo Jacob.

Emmet parecía darse cuenta de que había metido la pata. Su primo. Estaba metido en esto.

—No es su novio en absoluto, ¿verdad?

—No he dicho eso.

—Leí la puta columna de Alice, Emmet. Sé que se inventó todo el asunto. Lo admitas o no, sé la verdad. Tienes que decirme dónde está.

—¿Qué, vas a alquilar un jet de lujo a California? Con tu dinero, te dejaré contratar a un investigador privado. No va a salir de mi boca dónde se encuentra.

Una bombilla se apagó en mi cerebro mientras me dirigía a una pequeña caja escondida en la esquina de la tienda.

—¿Qué es esto? ¿Tu alijo de hierba? Apuesto que a los policías les encantaría saber esto.

—No harías eso...

—Haré cualquier cosa para llegar a Isabella ahora mismo. ¿Parece que estoy bromeando?

—Jesús, tus jodidos ojos son demoníacos.

—Dime dónde está, Emmet.

Se desplazó por su teléfono con ira y después escribió una dirección en un pedazo de papel antes de lanzármelo.

—Aquí. Es el condominio del hermano de Rose en Playa Hermosa.

Acerqué el papel a mi pecho y caminé hacia la puerta.

—Gracias. Sin resentimientos. Nunca te hubiera delatado. Isabella jamás volvería a hablar conmigo. Y no podía arriesgarme, porque realmente amo a esa mujer.

—Lo que sea, SGI. —Por primera vez, sin embargo, Emmet parecía realmente creerme. Sacudió la cabeza, con la boca curvada en una leve sonrisa—. Será mejor que no le hagas daño, Trajeado.

***

Me subí al siguiente vuelo comercial al Aeropuerto de Los Ángeles.

Cuando llegué al apartamento, no había nadie. El teléfono de Isabella continuó mandándome al correo de voz, al igual que el de Rosalie. Al menos, sabía que volvería aquí. Según Emmet, habían programado estar aquí unos pocos días.

Tomando un paseo hasta la playa, decidí que tenía que hacerle saber que estaba aquí. Empecé a enviar una serie de textos, derramando mi corazón, aunque no había respondido a ninguno de mis mensajes anteriores.

No había estado prestando atención y de alguna manera me choqué con un hombre musculoso paseando a una pequeña cabra con manchas.

¿Qué mierda?

—Mire por dónde va, compañero —dijo con acento australiano.

—Lo siento. Hoy no tengo la cabeza en orden.

—¿Está bien?

—Estoy buscando a alguien.

Asintió a sabiendas.

—Una mujer.

—¿Qué me delató?

—Me recuerdas a mí hace unos años, vagando por esta playa, enamorado de mi Aubrey, ajeno a todo el mundo que me rodeaba. Todo se resuelve si está destinado a ser, ya sabes.

—¿Por qué estás... paseando una cabra?

—Es una larga historia. Si quieres dar un paseo con nosotros, te daré los detalles, olvídate de la mujer un poco... hasta que la encuentres.

Su nombre era Chance Bateman. era una antigua estrella australiana de fútbol, ahora vivía en Playa Hermosa. Me contó la historia de cómo había conocido a su esposa, Aubrey, en una parada de descanso en Nebraska.

Fueron a un aventurero viaje juntos, pero terminaron separados por algún tiempo después. Pero al final las cosas funcionaron.
Procedí a compartir mi propia historia con él. La gran similitud era que cada uno de nosotros había conocido a nuestras mujeres en los lugares más desagradables.

—Piénsalo, amigo. No son coincidencias. Un australiano y una estirada princesa de Chicago que conectan en medio de la nada de Nebraska. Sin embargo, era mi alma gemela. Y tú... dijiste que normalmente no tomabas el tren. Por alguna razón, esa mañana lo hiciste. Tienes que confiar en el destino. Todo está escrito. No importa si es hoy o en dos años, si está destinado a ser, va a suceder de una manera u otra.

Chance miró su teléfono.

—Tengo que correr. Eres un buen tipo. Si todo sale bien con tu señora, debes traerla por nuestra casa antes de marcharte de la ciudad.

Este tipo probablemente era una de las personas más carismáticas que había conocido.

Sonreí por primera vez en lo que pareció una eternidad.

—Podría tomarte la palabra.

Me dio una palmadita en el hombro.

—Buena suerte, compañero.

Como despidiéndose también, la cabra dejó salir un largo: Beeee.
Mirándolo alejarse con el animal, sacudí la cabeza con asombro. Envíe un mensaje adicional a Isabella, aún sin saber si había recibido alguno de los anteriores.

Edward: Acabo de encontrarme con un hombre paseando una puta cabra.


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Hola a todas muchas gracias por sus comentarios pues he aquí los tres capítulos que les pareció ya mañana terminaremos con la adaptación y empezaremos la nueva adaptación y esta vez si subiré dos una corta muy erótica.


Muchas gracias a todas por sus comentarios y por leer…

11 comentarios:

Maru dijo...

Me encanto!!! Ahora tengo que esperar hasta mañana para saber como continúa,estoy super ansiosa!! Quiero ver el encuentro entre bela y Edward!!! Estoy tan feliz de que Edward no se haya acostado con tanya!! Esa perra no logro si cometido, Wiiiii!! Espero ansiosa, hasta mañana!!!

Beth Randall dijo...

Dios me encanto este capitulo muero por saber como continua

Beth Randall dijo...

Lo ame estos capitulos muero por conocer el final

saraipineda dijo...

Siiiiiiiiiiii ya regresaron mis palabrassssssss jajjjajja me súper encantó hermosa graciasssss graciasssss graciasssss graciasssss

Belu dijo...

OHhh por favor! Ame este cap! Que bueno que Edward se dio cuenta de todo, ahora a esperar el reencuentro. Que ansiedad!
Saludos
Gracias por haber actualizado hoy

Anónimo dijo...

Siii!!! Sabía que mi edward lo vería y se daría cuenta de lo que tramaba la loca de bella
Aaa!!! Saber que mañana podré leer pero también acabará me da tristeza pero el lado bueno va a hacer la nueva adaptación ^w^

Anónimo dijo...

Gracias...
Me encantó, me alegra mucho que Edward no se halla acostado con Tania y vaya a buscar a Bella.
Muy buena adaptación ������
Saludos...

cari dijo...

OMG sigue x favor la zorra no logro lo q quería Edward tu si sabes lo q es bueno gracias x dejarle claro q estas x tu hija no x ella OMG ya quiero leer 😍😜😘❤💗 Gracias

beata dijo...

Me gusta como van saliendo las cosas en la historia.

Me encantó el encuentro de Bella con la madrastra y el resultado de la estrategia de Edward.

Aún falta que se encuentren

Me encariñé con la historia. Me da tristeza que termine

Nerisella dijo...

Que alivio saber que no se acostó con Tanya y que bueno que Edward por fin leyó el periódico, por un momento pensé que no lo haría.
Ya quiero leer su reencuentro :3

Laura Natalia dijo...

Por fin Edward se dio d cuenta d la mentira d Bella.

ORACION A MI SEXY VAMPIRITO

Edward de mi guarda
De mi sexy compañia
Bebete mi sangre
De noche y de Dia
Hasta que caiga en tus brazos
Y sea tu marca de heroina