sábado, 20 de enero de 2018

Dulce Arrogante Capitulo 27

Capitulo 27
Edward

Esta cosa de la paternidad no era para cobardes.

A pesar de que Chloe no sabía que yo era en realidad su padre, la traté como si lo supiera. Me aseguré de que me viera casi todos los días y la convertí en una prioridad.

La última noche fue particularmente difícil porque nunca había tratado con un niño enfermo antes. Tanya pensó que sería una buena idea si tomaba la delantera cuidando de Chloe. Si mi hija iba a pasar el tiempo en mi casa al final, necesitaba saber cómo cuidar de ella en la enfermedad o en salud.


Chloe principalmente solo quería que la abrazase y le leyera. La pobre tenía pus saliendo de sus oídos y ardía. Me sentía impotente porque no había nada que pudiera hacer realmente para que se sintiera mejor, aparte de simplemente estar allí. Estaba cada día más unida a mí. Demostraba que, a pesar de la distancia entre nosotros a lo largo de los años, existía una conexión innata entre un padre y un hijo.

Gracias a Dios Isabella estaba siendo tan comprensiva con todo esto. La echaba de menos como un loco. Estaba empezando a tener una abstinencia grave. Por mucho que me encantaba pasar tiempo con mi hija, tenía que ver a mi novia esta noche. Necesitaba sentir su coño envuelto alrededor de mi pene. Necesitaba tomar su sexy cabello negro en un puño. Necesitaba escuchar ese sonido que hacía cuando se venía conmigo dentro de ella.
Mierda... tenía que decirle de una vez por todas lo mucho que la quería.

La suerte estaba de mi lado porque Chloe se sentía un poco mejor. Los antibióticos estaban comenzando a surtir efecto. Después de tener una cena temprana con ella, me dirigí directamente a donde Isabella. Iba a hacer que el auto la recogiera y la llevara a mi casa, pero dijo que preferiría que fuese yo a la suya. Bromeé que estaría contento de llegar15 a cualquier lugar que quisiera esta noche.

Cuando abrió la puerta, inmediatamente hundí mi cara en su cuello, aspirando su perfume de vainilla. Ese olor casi me puso cachondo.

—Mierda. Te he echado de menos —dije contra su piel—. ¿Cómo has conseguido ser incluso más guapa?

Era un alivio ver que las puntas de su cabello seguían azules. Un vestido azul real ajustado a juego abrazaba sus llenos pechos. Por mucho que quería rasgar aquel vestido y chupar sus duros pezones, en la misma medida había echado de menos su sonrisa, su risa y su actitud sarcástica.
A pesar de que no habíamos estado separados por mucho tiempo, estar inmerso en la paternidad se sentía como si había estado a un mundo de distancia de la otra parte importante de mi vida. Amaba a mi hija, pero mi hogar era con Isabella.

Bajando la mano por su espalda, le pregunté:

—¿Tienes hambre?

—No. Mencionaste que cenabas con Chloe, por lo que acabo de comer algo.
Parecía que algo la estaba molestando.

—¿Tienes algo en mente?

Vaciló.

—No.

—¿Qué quieres hacer esta noche? Podríamos ir a tomar una copa, ver una película, lo que quieras.

—¿Podemos simplemente quedarnos aquí?

—Sabes que nunca me quejaré por tenerte toda solo para mí.

—¿Cómo está Chloe esta noche?

—Mucho mejor. El doctor le dio penicilina y el dolor del oído ha disminuido significativamente.

—Me alegro de escuchar eso.

Mis ojos se posaron en el fregadero. Me di cuenta de que había dos vasos sucios de vino. Una descarga de adrenalina me golpeó.

¿Dos vasos? ¿Quién coño estuvo aquí?

—¿Tuviste compañía?

Su cara enrojeció.

—Ehh... en realidad, mi padre pasó por aquí.

Aunque aliviado por la explicación, me molestó que no me lo hubiera dicho.

—De verdad…

—Sí. Apareció sin avisar aquí anoche.

Mi corazón se encogió, porque sabía que, en circunstancias normales, habría venido a decírmelo. Verle no puede haber sido fácil para ella. Aunque sabía la respuesta, le pregunté de todos modos.

—¿Por qué no me dijiste nada sobre esto?

—Estabas con Chloe. No quería molestarte. De todos modos, estuvo bien. Solo hablamos. No fue tan malo como me imaginaba que sería verle después de la forma en que salí de su casa ese día.

—¿Qué te dijo?

—¿Sabes qué? No quiero perder esta noche volviendo a pensar en todo eso. Mi padre y yo... estamos realmente bien. Fue una buena visita.

—¿Estás segura de que no quieres hablar de ello?

—Totalmente.

—Está bien. —La atraje hacia mí y planté mi frente contra la suya—.
¿Sabes qué estaba pensando? Tal vez deberíamos ir a Italia para nuestras vacaciones. Quiero besar el suelo de la tierra que te trajo a mí. Nunca he estado allí. Podríamos visitar la costa de Amalfi. ¿Qué piensas?

—Estoy segura de que Italia es hermosa.

—No has respondido a mi pregunta. —Me alejé para examinar su rostro—. No pareces tan emocionada como yo pensaba que estarías. No tenemos que ir allí. Podemos ir a otro lugar.

Ella puso sus dos manos alrededor de mi rostro y dijo:

—Eres increíble. Tendría suerte de ir a cualquier parte contigo. —Sin embargo, no estaba sonriendo cuando lo dijo.

¿Qué demonios?

—¿Estás bien? Pareces abatida. ¿Está segura de que tu padre no te molestó?

—Estoy bien.

—No te creo.

Se quedó en silencio y estaba empezando a alarmarme en serio.

Pasé el dorso de la mano por su mejilla.

—Sabes que me puedes contar cualquier cosa, ¿verdad? Sé que las cosas con Tanya y Chloe no han sido fáciles para ti. Necesito que hables conmigo cuando las cosas te molestan, no mantenerlas dentro. No hay nada que no podamos arreglar mientras no guardes en secreto las cosas.

—No hay nada de qué hablar. Solo tengo un humor extraño esta noche.
¿Podemos simplemente acostarnos?

Examiné su rostro antes de responder.

—Por supuesto.

A pesar de su explicación, una nube ominosa parecía seguirnos mientras nos dirigíamos a su habitación. Me quité mi corbata. Mientras me desabrochaba la camisa, Isabella se sentó en la cama, observándome. Me encantó el hecho de que estuviera tan cautivada conmigo desnudándome, pero para ser honesto, era un poco extraño y poco habitual en ella estar simplemente mirándome de esa manera. Definitivamente no estaba actuando como ella misma esa noche.

Lanzando mi camisa en la silla, dije:

—No quieres hablar, así que tendré que encontrar otra manera de hacer que te sientas mejor.

Se levantó y se acercó a mí y después pasó lentamente su dedo índice alrededor del tatuaje de su nombre sobre mi corazón.

—Que hicieras esto significa mucho para mí. En realidad, no creo que alguna vez lo haya expresado lo suficiente.

significas mucho para mí. Me trajiste de nuevo a la vida, Isabella.
Esto era lo menos que podía hacer para expresar lo que siento. Representa la forma en que estás siempre conmigo, incluso cuando no podemos estar físicamente juntos por el trabajo o por Chloe. En última instancia, sabiendo que estás ahí para mí y que me respaldas es lo que me ayuda a seguir adelante.

Continuó mirando mi tatuaje cuando preguntó:

—¿Quieres hacer el amor conmigo?

—¿Hubo alguna vez una duda sobre si eso estaría sucediendo?

—No, pero quiero tomarlo con calma esta noche. Saborearlo.

—Puedo hacerlo lento.
El sexo no podía resolver todo, pero estaba seguro de que intentaría sacarla de ese mal estado en el que estaba. Le iba a mostrar con mi cuerpo exactamente lo mucho que la amaba, que no había nada que no pudiéramos atravesar mientras nos quedábamos juntos tanto en sentido literal como figurado.

Se acercó y empezó a besarme apasionadamente de una manera que casi se sentía desesperada. Cuando caímos en la cama, su agarre alrededor de mi cuello era fuerte mientras me atraía hacia ella, abriendo las piernas de par en par.

—Por favor —rogó.

Al verla desnuda y abierta de piernas así, de inmediato tuve que recordarme a mí mismo su solicitud de tomar las cosas con calma, porque en ese momento, solo quería devastar su coño.

Mientras entraba en ella, dejó escapar el jadeo más asombroso en mi oído. Entrando y saliendo de ella con una intensidad lenta y fuerte, me di cuenta que definitivamente había una diferencia entre follar pura y desenfrenadamente y hacer el amor de manera loca y apasionada. Había que estar verdaderamente enamorado de alguien para conseguir lo último. Y estaba definitivamente enamorado de Isabella de una manera que nunca había estado con nadie antes. Era hora de hacérselo saber.

Mientras me hundía en ella, tratando de no aplastarla con el peso de mi cuerpo ansioso, le susurré al oído.

—Te quiero tanto, Isabella. —Retirándome y empujando hasta el fondo en ella de nuevo, repetí—: Te amo.

Respondió simplemente agarrándose a mí más fuerte, moviendo sus caderas y guiando mi cuerpo. Deseaba tanto que me devolviera esas tres palabras. En cambio, permaneció en silencio hasta que sentí la humedad en mis hombros.

Estaba llorando.

—Nena, ¿qué pasa?

Mi corazón latía más rápido. ¿Había estado delirando al pensar que lo estaba llevando todo bien? ¿Estaba todo claro?

Cuando reduje mis movimientos, murmuró:

—No pares, Edward. Por favor, no te detengas.

Frustrado, recuperé el ritmo, follándola más duro de lo que pretendía.
Gritó de placer mientras sus músculos pulsaban alrededor de mi pene. Me corrí tan duro, vaciándome dentro de ella.
Nuestros pechos se levantaron y cayeron a medida que jadeábamos el uno encima del otro.

Me miró a los ojos durante más tiempo y parecía estar luchando contra sus palabras. Lo que finalmente dijo casi me deshizo.

—Puede que tu nombre no esté tatuado sobre mi corazón, pero siempre estará grabado en mi alma. He pasado dos décadas pensando que no era capaz de ser amada. Gracias por demostrar que estaba equivocada. Has cambiado mi vida.

A pesar de que no contenía las tres palabras que esperaba oír, en muchas maneras, significaba aún más.

Hicimos el amor tres veces más esa noche, cada vez más intenso que el anterior. Cuando Isabella finalmente se durmió en mis brazos, una sensación de aprensión me mantuvo despierto.

***

Durante la semana siguiente, empezó a quedar claro que había tenido buenas razones para estar preocupado. Isabella me daba una historia diferente cada noche del porqué no podía verme.

Su hermana necesitaba ayuda en la mudanza.

Su madre quería ir de compras.

Tenía planes con Emmet y Roaslie.

El temor se multiplicó cada día mientras pensaba de nuevo en nuestro último encuentro, que si bien fue sensual y apasionado tuvo algún comportamiento extraño por parte de Isabella.

Por mucho que sus palabras sobre mí cambiándole su vida me habían tocado, no pude dejar de obsesionarme con el hecho de que ni una sola vez había usado la palabra amor. Con cada hora que pasaba, la omisión parecía crecer en importancia.

Tal vez no me amaba.

De todas formas, algo estaba mal y necesitaba llegar al fondo de ello.
Traté de darle el espacio que aparentemente quería. Me concentré en Chloe para borrar de mi mente el hecho de que Isabella estaba distanciándose de mí.

Al terminar la semana, sin embargo, no me dejó otra opción más que esperar frente a su apartamento hasta que apareció. Supuestamente, estaba con Emmet y Rosalie otra vez. Pero seguro como el infierno que no era con ellos con quien venía paseando por la calle mano a mano a las nueve de la noche.




4 comentarios:

Maru dijo...

Nooo, bela se está equivocando en dejar a Edward libre para tanya, esa maldita perra!!! Espero que Edward descubra la verdad y no deje a bela !!

cari dijo...

Tonta, tonta, tonta, Bella

Anónimo dijo...

Y ya empezó con su plan bella y ay pobre de mi edward, después de haberle dicho que la amaba :’(

Laura Natalia dijo...

Q tonta Bella al hacer creer a Edward q esta con otro.

ORACION A MI SEXY VAMPIRITO

Edward de mi guarda
De mi sexy compañia
Bebete mi sangre
De noche y de Dia
Hasta que caiga en tus brazos
Y sea tu marca de heroina