sábado, 11 de noviembre de 2017

Amarte en Secreto Capitulo 21

Capitulo 21



Me volteé y me encontré con los ojos ahumados, brillantes incluso en la oscuridad del club. El latido de mi corazón era tan intenso, parecía que se peleaba con el bajo de la acelerada música. Todo a mí alrededor parecía desvanecerse tras la realización de que Edward estaba justo frente a mí, sosteniéndome como si él supiera que su presencia me hacía temblar hasta el punto en que podría colapsar y necesitarle por equilibrio.

Mi voz estaba temblorosa. Me sentía tan nerviosa que mi primera pregunta fue una tonta.

—¿Qué pasó con tus gafas?

—Lentes de contacto esta noche.

 —Oh.

Finalmente, el shock empezaba a desaparecer lo suficiente para mí intentar preguntar algo que tuviera sentido.

 —Tengo un millón de preguntas. ¿Cómo llegaste aquí? ¿Cómo me encontraste? Cómo…

—Cállate, Bella. —Su boca caliente envolvió mis labios e interrumpió bruscamente todas las otras preguntas. Me devoró con abandono imprudente. Si había alguna pregunta sobre dónde se quedaron las cosas entre nosotros, la sensación posesiva de este beso, la forma que presionó todo su cuerpo contra el mío, lo aniquiló.


 Sin tener que decirlo en palabras, el beso decía mucho. Su lengua azotando a la mía, el sonido gutural que salió de su garganta cuando lo hizo, era la primera vez desde que lo había conocido que verdaderamente lo sentí en mis huesos: él era mío. Toda la cautela del pasado, cada pizca de lo que nos había mantenido separados se había ido.


No sabía toda la historia todavía de cómo nosotros de repente llegamos a este lugar, pero no estaba segura de que importase.

 Mis dedos rastrillaron a través de su cabello desesperadamente cuando tiré de él con fuerza hacia mí.

 Nunca vuelvas a dejarme, Edward.

Todavía estábamos en nuestro propio mundo a pesar de las personas bailando alrededor, chocando contra nosotros. Respiró contra mis labios con su frente en la mía. .

—He estado esperando por ti para terminar el libro así podía venir a ti. Ese era el plan.

 —¿Has estado en Nueva York todo este tiempo?

—Ya estaba en Nueva York esperando cuando lo envié.

—Oh Dios mío. —Enterré mi rostro en su pecho y saboreé su olor a cigarrillos simples. Le miré y tuve que hacer la pregunta incluso cuando debía haber sido obvio—. ¿Has roto con ella?

Asintió con la cara sobre la mía.

 Continué—: Pero al final… dijiste que estabas haciendo lo que era correcto. Pensé…

Me cortó con un beso otra vez y dijo—: Me imaginé que asumirías eso. Pero lo que es correcto… era admitir que probablemente no la amaba completamente si mi corazón latía más rápido por alguien más. —Sus manos ahuecaron mis mejillas—. Mi corazón no se ha callado desde que te he visto parada en aquel jardín. Finalmente lo escuché. Sólo me tomó algo de tiempo aclarar mi cabeza lo suficiente para realmente entender lo que quería.

 Estaba segura de que era una larga historia, que las cosas terminen con Kate no era fácil para él. Sabía que la amó genuinamente y me contaría todo a su debido tiempo, pero ahora no era el momento para eso.

 Como si leyese mi mente, dijo—: Te prometo que te contaré todo lo que ha pasado, pero no ahora, ¿de acuerdo? Sólo quiero estar contigo.

 —Está bien.

 Envolví mis brazos alrededor de su cuello y solté una respiración tan intensa, pensarías que la aguanté por siete años. Tal vez lo estuve. Nos besamos como si nuestras vidas dependiesen de ello, sin buscar por respiración por al menos la duración de tres canciones consecutivas. Estaba segura de que mis amigos nos habían visto, pero no podía quitar mis ojos de él el tiempo suficiente para comprobar sus reacciones. Probablemente pensaran que él era un encuentro casual, y habría un montón de explicaciones que dar en el trabajo. Presioné mi cuerpo con el suyo y pude sentir su erección a través de sus vaqueros. Estábamos prácticamente haciendo el amor en la pista de baile.


Esto era irreal.

Habló en mi oreja, haciéndome temblar—: ¿Me quieres, Bella?

—Sí.

 —¿Confías en mí?

—Lo hago.

—Necesito que me dejes tenerte ahora.

—¿En el club?

 Sonrió sobre mi boca.

—Quería que terminaras de leer, que lo supieras todo antes de venir a ti. He estado vagando por esta ciudad duro como una roca por tres días sólo de pensar sobre estar contigo. Tu apartamento está demasiado lejos de aquí. No puedo esperar más.

—¿A dónde podemos ir? —pregunté.

—No me importa, pero necesitamos descubrirlo antes de que te tome justo aquí en esta pista de baile. —Me agarró por la mano—. Vamos.

 Corrió sus dedos por los míos y me guió a través del sofocante húmedo aire del club. Todos los vellos en mi cuerpo se pusieron de punta. Lo que hacíamos se sentía peligroso. Edward era un hombre adulto ahora. La última vez que estuve con él sexualmente, era prácticamente un chico. Estaba segura de que consiguió mejorar en los años que estuvimos separados, y no estaba segura de lo que me esperaba. Ha pasado bastante tiempo desde que he estado con alguien. Iba a ser capaz de decir cuánto tiempo había pasado.

Había una puerta que conducía a un cuarto trasero, pero cuando Edward trató de abrirla, estaba cerrada. Me miró con una sonrisa que me daba escalofríos. —Has dicho que confías en mí, ¿cierto?

 —Sí.

 —Espera aquí.

 Abrió la puerta trasera que parecía como una salida de incendios y dio un vistazo fuera antes de volver al lugar donde me encontraba de pie.

—Quiero darte una opción dependiendo del humor con el que estás.

 —De acuerdo.

—Podemos encontrar el hotel más cercano, y puedo hacerte el amor en una cama o…

—Bien. ¿O?

—O podemos ir fuera ahora mismo y follar duro en ese callejón..


Nunca había tenido los músculos entre mis piernas palpitando tan intensamente en anticipación por algo. Mi cuerpo claramente eligió por mí, queriendo rendirse completamente a él. Necesitaba esto tanto como él lo hacía. Lo quería duro, y lo quería ahora.

—Quiero la opción b.



—Buena Elección. Abrió la puerta trasera y me guió fuera. El callejón estaba solitario. Una ligera capa de niebla cubría el aire. Deambulamos un poco hasta que dimos con un rincón escondido.

—Nadie nos verá aquí —dijo mientras gentilmente empujaba mi espalda contra la pared de ladrillo—. Muero por llevarte fuera de tu zona de confort.

Mi pecho subía y bajaba por la excitación de no saber exactamente qué iba a hacerme. Sólo sabía que no iba a pararle. Yo iba con felizmente a ciegas. Estaba temblando un poco.

—¿Estás nerviosa? No estés asustada.

—Sólo estoy excitada. Ha pasado un tiempo.

—Tu cuerpo me recordará.

 Edward tiró de la parte de arriba de mi vestido hacia abajo por lo que mis pechos estaban expuestos. Empujó suavemente todo mi cabello hacia atrás antes de agarrar no tan suavemente mi cuello. Se sintió bien, sin embargo. Bajó su boca a ello, mordisqueándome con sus dientes.

—Este maldito cuello… fue casi mi muerte… mi cosa favorita en todo el mundo —dijo mientras chupaba y gemía, vibrando a través de mi piel—. Prácticamente puedo oler cuanto me deseas, Bella. —Mantuvo una mano en mi cuello y ligeramente apretó mi pezón con la otra—. Mira cuán duro están estos. No creo haber visto tus pezones cuando no estaban duros como el acero alrededor mío. Y desearía que pudieras ver tu propia cara. Incluso en la oscuridad, puedo ver lo sonrojadas que están tus mejillas ahora mismo. Me excita demasiado saber que tengo este tipo de efecto en ti. Quiero que sepas que nunca he querido nada más en toda mi vida que recuperar cada pulgada de ti. Voy a hacer eso ahora. ¿De acuerdo?

Asentí, tan excitada que apenas podía respirar. Removí mis dedos en las gruesas olas negras de su cabello mientras me besaba hacia arriba con deleite voraz en mi boca. Saboreé el dulce sabor de su respiración, y el rasguño de su cuello en mi cara. No había nada delicado sobre estar con Edward, incluso en su suavidad. Giré con rapidez mi lengua sobre el anillo de su labio, y gruñó cuando ligeramente tiré de él. No podía tener suficiente de su boca. La quería toda sobre mí.


Humedad se acumulaba entre mis piernas mientras se arrodillaba en el concreto para levantar mi vestido y lentamente tiró de mi ropa interior hacia abajo. Levantó su mirada hacia mí y mostró rápidamente sus hermosos dientes.

—Tú no necesitarás estos —sonrió y añadió—, por al menos una semana.

Inmediatamente puso mis bragas en su bolsillo trasero. Mis piernas temblaron.

 Se levantó despacio, y la secuencia de eventos que siguieron no fue nada menos de una burla erótica perfectamente coreografiada. Cada sonido, cada movimiento era más caliente que el anterior: el desabrochar de su cinturón, la rápida bajada de su cremallera, sus dientes rasgando el envoltorio del condón mientras me miraba, el sonido de la goma extendiéndose sobre su hermosa polla que había estado goteando con liquido seminal alrededor del piercing en su punta. Palpitaba con necesidad.

Sus ojos parecían haber oscurecido a un tono del carbón. Dejando sus vaqueros puestos, me alzó y envolví mis piernas alrededor de su cintura, empujando mi espalda contra la pared de ladrillo. —Dime si se vuelve demasiado —dijo bruscamente.

 —Es…

¡Ah!

Entró en mí en una embestida punzante. Movió su mano para descansar detrás de mi cabeza para utilizarla como un escudo porque se percató de que casi me dio una contusión.

Su boca se quedó en mi cuello, mordiendo gentilmente mientras me follaba, el calor de su polla abrasando. Cada movimiento era más fuerte que el anterior y sólo un segundo entre cada uno.

 Gemía audiblemente con cada estocada. Alguien iba a atraparnos. Este fue el sexo más duro de mi vida, en segundo lugar sólo cuando me tomó en el suelo de mi habitación hace siete años. No había tenido sexo en al menos dos años, y no podrías saberlo por cuán fácil mi cuerpo se amoldaba a él a pesar de cuan enorme era. Creo que he estado húmeda y lista para él desde el momento en que lo vi por primera vez otra vez en el jardín.

Continuó follándome, furiosamente y desenfrenado.

—Nadie puede nunca haber tenido esto salvo yo —dijo sobre la piel de mi cuello. Se empujó en mí—. Te dejé ir. —Se empujó más profundo—. Te alejé de mí.

Empecé a mover mis caderas, empalándome en él.

—Así que, tómame de nuevo. Fóllame duro.

Mis palabras lo activaron, y aceptó el reto. Se movió alrededor por lo que su espalda estaba ahora en la pared, y ya no tenía que proteger mi cabeza de ello. Reposicionó mis piernas alrededor de él y agarró con su mano alrededor de mi cuello usando la otra para sostenerme. Me miró en mis ojos mientras se movía dentro y fuera de mí mientras me llenaba fácilmente, justo lo suficiente que era placentero. Saber cuánto lo excitaba me volvía loca.

Afortunadamente, nadie había venido a fuera. Todavía estábamos solos en la noche neblinosa. Los únicos sonidos eran los golpes de nuestras pieles, el tintinear de la hebilla de su cinturón y nuestra respiración, la cual caía en un ritmo sincronizado.

Extendí mi mano para alzar su camiseta a mitad de camino para que pudiera ver sus abdominales. Estos estaban más duros de lo que recordaba y se veían como si fueran cortados de una piedra. Desearía que pudiéramos estar piel con piel, pero estar completamente desnudos sería muy arriesgado aquí.

 —No te preocupes. Más tarde, nosotros lo quitaremos —dijo—. Vamos a hacerlo todo, esta noche.

 Un orgasmo de repente empezaba a formarse a través de mí. No tenía ni que decir nada. Me sorprendía lo bien que conocía a mi cuerpo.

—Te estás viniendo —dijo—. Recuerdo cómo se sentía. Mírame.

Sostuvo mi cuello y me miró a los ojos mientras mecía sus caderas, follándome tan duro como pudo hasta que se estremeció.

 Pasaron varios minutos para que mi respiración se calmara. Continuó sosteniendo mi cuerpo inerte mientras besaba mi cuello.

—Te amo, Bella.

Lo amaba tanto que ni siquiera podía formar las palabras. Tantos sentimientos subieron a la superficie, pero el miedo triunfó sobre todos ellos.

—No me dejes de nuevo, Edward. No vuelvas con ella —le dije.

 Me abrazó con tanta fuerza.

—No lo haré, bebé —dijo, levantando mi cara para mirarlo a los ojos—. Mírame. Nunca tendrás que preocuparse por eso. No voy a ninguna parte. Sé que tengo que demostrártelo y lo haré.

 Me bajó y se abrochó los pantalones antes de levantarme otra vez. Sus pies crujieron sobre la grava mientras me llevaba en sus brazos a la acera más cercana donde tomamos un taxi.

 Todavía se sentía como un sueño.

En el asiento trasero, apoyé mi cabeza en su pecho. Su corazón latía con fuerza contra mi oído mientras acariciaba suavemente mi cabello todo el trayecto hasta mi apartamento.

 Cuando entramos en mi edificio, tenía sus manos en mis hombros mientras besaba la parte de atrás de mi cuello todo el camino por las escaleras.

Busqué mis llaves y una vez dentro, tuve la repentina urgencia de hacer algo que nunca había hecho antes.


Lo apoyé contra la puerta que acababa de cerrarse detrás de nosotros y levante su camisa. La mirada en sus ojos era una mezcla de hambre, conmoción y diversión por mi audacia.

Mi lengua hizo círculos alrededor del anillo en su pezón y lamí todos los músculos tensos de su pecho bajando hasta los dos tréboles. Me puse de rodillas, y cuando se dio cuenta de lo que estaba a punto de hacer, su pecho empezó a agitarse.

 —Joder —dijo roncamente—. ¿Esto realmente está sucediendo?

 No perdió tiempo arranco su cinturón y lo tiró al suelo. Bajé sus bóxers y levanté su polla, tomando un momento para admirar su grosor, su longitud, su calor y su anillo brillante en la punta. Había fantaseado con chupársela más que a nada porque era la única cosa que nunca hicimos.

Agarró un poco de mi cabello entre sus dedos.

—No puedo decirte cuántas veces he soñado follar esa hermosa boca tuya. ¿Segura que quieres hacer esto?

En lugar de responderle, di golpes con mi lengua sobre el anillo metálico y probé el sabor salado del líquido seminal de su punta mientras acariciaba su longitud. Con cada bombeo, con cada lamida, se ponía más húmeda.

Sus abdominales estaban tensos y su respiración era dificultosa. —Mierda. Eres es una provocadora.

Me detuve y me lamí los labios mientras lo miraba a los ojos. Cerró sus ojos en respuesta. Edward siempre fue tan controlado, pero ahora estaba a mi merced, y eso me encendía.

 Sus ojos aún estaban cerrados cuando lo metí en mi garganta por primera vez. Los sonidos de placer que emanaban de él eran tan condenadamente sensuales que sólo me animaron a llevarlo aún más profundo y más rápido. Amé la suave sensación de él llenando mi boca. No podía conseguir tener suficiente y chupé más duro. Estaba tan mojada y podría haberme corrido tan fácilmente por eso si me tocaba.

Clavó las uñas en mi cabello y tiró de él.

—Detente. Vas a hacer que me pierda, y quiero venirme dentro de ti.

Chupándolo más fuerte.

—No —le dije, deseando que se venga en mi boca.

Su respiración era errática.

 —¿Estás tomando la píldora, por casualidad?

Asentí que sí. —Lo he hecho durante años. Regula mi ciclo.

Salió de mi boca.

—Ponte de pie y date la vuelta.


Mi corazón latía mientras levantaba mi vestido por encima de mi cabeza. Me agarró de las caderas y se hundió en mí. Sin condón, la sensación caliente, húmeda de su piel dentro de mí y la sensación del anillo de metal eran casi demasiado para soportar. Cada sentimiento se reforzó.

Sus manos se apoderaron de mi culo mientras me follaba. Podía escuchar mi humedad mientras se movía dentro y fuera. Estaba lista para venirme en cualquier momento, tan encendida después de mamársela y tomándome así piel con piel.

—Nunca podré usar de nuevo un condón contigo —exhaló—. Esto se siente tan bien.

 Estaba empezando a venirme.

—Vente dentro de mí ahora.

Bombeo dentro de mí con tanta fuerza, que estaba segura de que tendría moretones en mi culo mañana.

—Joder… Bella… Ohhh… —Siguió moviéndose dentro y fuera hasta que no quedó nada e incluso después, continuó follándome lentamente por un tiempo.

Edward finalmente se retiró de mí y me volteó para darle un beso. Se rió entre dientes.

—No pudimos incluso hacerlo más allá de la puerta principal. ¿Te das cuenta de eso?

—Incluso creo que podría hacerlo de nuevo.

 —Bien, porque no estoy ni cerca de haber terminado contigo esta noche —dijo, arrastrándome a la habitación con sus pantalones colgando de su cintura.

***

Cuatro velas encendidas parpadeaban alrededor de nosotros mientras estábamos sentados en mi cama a las cuatro de la mañana alimentándonos del contenedor de helado de Ben & Jerry.

—Entonces, ¿cómo supiste dónde encontrarme esta noche?

—Bueno, cuando me enviaste el mensaje de texto de que habías terminado, estaba sentado en el Starbucks de la esquina de tu apartamento. Vine directamente aquí porque asumí que era dónde estabas leyendo. Quería venir directo hacia ti y sorprenderte. Esperando que abrieras. Esta… persona… quien dijo que era tu hada madrina se acercó a mí y dijo: Andred, ¿verdad? Te reconocería en cualquier lugar por la descripción que mi Bella me dio. Sabía que volverías por ella, tu jodido tonto.


—¿Hablas en serio? —Me eché a reír—. Esa es Angela. Ella es como mi hada madrina.

—Bueno, te das cuenta que tu hada madrina tiene un paquete más grande que el mío, ¿verdad?

 —Sí, soy muy consciente de eso. Simplemente no lo discutimos.

—Tú debiste haberle dado algunas quejas sobre mí. De todos modos, sólo necesitaba llegar a ti y le pregunté si sabía dónde estabas.

—Entonces, ¿te dio el nombre del club?

—Al principio no. Creo que quería hacerme sufrir.

 —¿Qué fue lo que hizo?

—Me hizo quitarme la camiseta.

—¿Me estás tomando el pelo?

—Lo digo en serio.

—¿Y eso fue todo?

—Ojalá.

 —¿Qué?

—Me hizo sujetar un cartel hecho de cartón que decía “Cabrón” y tomó una foto de mí sosteniéndolo.

Me tapé la boca y hablé a través de mi mano.

 —¿Qué?

—Sí. Entonces, dijo que era colateral.

—Angela está loca.

—Bueno, él... ella obviamente se preocupa por ti. Me identifico en ese sentido. De todos modos, fue sólo después de que la dejé tomar la fotografía, que me dio la dirección del club y dijo: Esta es tu última oportunidad.

—Guau —le dije.

—Sí.

 Edward se volvió hacia mí.

—Necesito que sepas algo.

—Está bien…

—Al comienzo de esta noche, después de que termináramos en el callejón cuando me dijiste que no volviera a Kate, fue difícil de escuchar. Hay una parte de ti que no confía en que esto es real y que todavía estas traumatizada por mí dejándote en el pasado. Me hizo darme cuenta de lo mal que te lastimé, cuanto trabajo hice por mí mismo.


—Estaba muy emocional en ese momento, sobre todo después de leer tu libro todo el día. Cada sentimiento incluyendo mi mayor temor se esparció.

Edward tomó el helado de mis manos y lo colocó a un lado. Puso sus manos en mis mejillas.

—Nunca hubo ningún concurso. Amaba a Kate, pero fue por defecto. Te amo mucho más. Cada segundo que estuve contigo otra vez, tuve que tranquilizarme constantemente a mí mismo amando a Kate, que no es algo que debes tener que hacer. Mis sentimientos por ti son tan poderosos que me asustaban hasta la muerte. Al segundo en que me subí al avión, sabía que realmente volvía a California para terminar las cosas con el Kate. Eso era lo correcto.

—La lastimaste bastante, ¿no?

—Sí. No se lo merecía.

—Lo siento.

—Habría sido peor si estuviéramos comprometidos o casados, porque no estoy seguro de cual podría haber sido el resultado de ser diferente. No habría sido justo quedarme con ella y amarte como lo hago en secreto.

—Siento que se exactamente cómo se debe estar sintiendo en este momento.

—Sí, probablemente lo haces. Una parte de mí siempre se sentirá muy mal por hacerle daño, pero no había manera de evitarlo. Me tomó varios días después de volver, encontrar la mejor manera de explicarle todo porque quería ser honesto acerca de ti. No lo hice de inmediato, pero nunca me acosté con ella otra vez; tienes que saber eso. Inventé excusas. La conclusión es, que no quería volver a ti, hasta que ya no tuviera ningún equipaje y hasta que supieras todo sobre mi pasado. Así que después de que deje a Kate, pasé mucho tiempo trabajando en el libro hasta que llegué al punto en que estaba cómodo con que lo leyeras.

—Gracias por compartirlo conmigo. Me besó.

—Te amo tanto, Bella.

—Te amo, también.

 —No voy a volver a California.

 —¿Qué? ¿Ni siquiera para recoger tus cosas?

—No. Lo puse todo en un almacén. Mami lo está haciendo bien por ahora. Tenemos que ir pronto a visitarla, sin embargo.

 —¿Nosotros?

Quería conocer a Esme tanto como Dorothy quería conocer a la Malvada Bruja del Oeste.


—Sí. Ya le hablé de ti. No lo tomó bien al principio, pero le expliqué cuánto te amo y que tiene que aceptarlo. Lo hará, Bella. Y si no lo hace, no importa ahora.

—Espero que sí.

—Necesitaba encontrar otro trabajo porque dejé el centro juvenil después de terminar las cosas con Kate. Así que, en realidad, una de las cosas que hice en los últimos días fue una entrevista en una escuela, aquí en la ciudad, el viernes pasado. Me ofrecieron el puesto de consejero académico.

—¿Estás bromeando?

—No.

—¡Edward, esa es la mejor noticia!

 Tomó el helado y comenzó a comer de nuevo.

—Voy a necesitar un lugar para quedarme, sin embargo. ¿Conoces alguna chica que necesite un compañero de piso?

—En realidad, Angela ha estado buscando.

 Me dio de comer una cucharada. —Estoy hablando de otra chica. Pensaba un poco en mudarme con esta pequeña ninfa hermosa que conozco a quien le gusta el coño lamido.

—Oh… podría estar interesada.

—Bien, porque no pensaba tomar un no por respuesta. —Me dio un beso con la boca llena de helado Cherry Garcia—. Oye… nunca me explicaste qué es lo que realmente haces para ganarte la vida. Dices que es un puesto administrativo, pero, ¿qué hace la empresa exactamente? ¿O realmente eres un agente del FBI o algo así?

 Oh, chico. Me sorprendió que tomara tanto tiempo antes de tener que confesar. Había una razón por la que nunca fui por ello.

 —No es exactamente administrativo, y estás en lo correcto en la parte de agente. Hay una razón por la que he estado un poco reacia a decirte. Me sentí muy culpable cuando estábamos separados porque me hubiera gustado haberte ayudado, en realidad.

—No lo entiendo.

 —Soy un agente literario, Edward.

 Puso el envase en la mesita de centro. —¿Qué dijiste?

—Represento a los autores, y creo que en realidad podría ayudarte a publicar algunos de tus trabajos, particularmente Lucky and the Lad. Trabajo en estrecha colaboración con el sello adulto joven de una importante casa editorial, y creo que debemos presentárselos a ellos.

—¿Estás jodidamente bromeando?

—Lo digo en serio.

 —¿Cómo te metiste en eso?

 —En realidad, caí en ello. Buscaba un trabajo fuera de la universidad, empecé como pasante y me abrí camino hasta un puesto de agente. Soy nueva, así que mi clientela sigue creciendo.

—Por favor, dime que voy a tener que dormir contigo para salir adelante en mi carrera de escritor.

—Eso definitivamente es parte del trato.

—Guau, en serio, estoy muy orgulloso de ti.

—No tienes idea de lo culpable que me sentí el año pasado cuando vi escritores que no eran tan talentosos como tú conseguir ofertas y tener éxito. No sabía cómo comunicarme contigo o siquiera si deseabas continuar algo, porque sabía lo reservado que eras con tu escritura.

—Sabes que nunca esperaría un trato especial. No me debes nada.

—Tu escritura me impactó mucho antes de esta carrera. Creo en ti. Vamos a trabajar juntos. Si no sale nada de ello, por lo menos lo intentamos.

—Si no sale nada de eso, sigo siendo el hombre más afortunado del mundo —se susurró a sí mismo, todavía pensando en mi confesión—. Eso es loco.

 Me levanté para sentarme a horcajadas sobre él y pasé mi dedo sobre su costado.

—Hablando de suerte, me di cuenta de este nuevo tatuaje aquí.

Empezó a hacerme cosquillas. —Oh, lo hiciste, ¿lo hiciste?

Era una pequeña caja de cereal Lucky Charms con las palabras Consigue Cereal por encima de ella.

Qué lindo pero extraño.

 A pesar de que iba junto con el tema irlandés de todos los otros tatuajes, me hizo reír.

—¿Cuál es el significado de esto?

 —¿Honestamente? Acabo de hacerme esto recientemente. Me recuerda a ti y la herradura en el culo. Además, eres mi amuleto de la suerte. Más de una vez en mi vida, convertiste algo triste en algo mágico para mí. —Me llevó a un profundo beso y luego dijo—: Y si desordenas las letras de Consigue Cereal, se obtienen nuestros nombres.

Consigue Cereal = Edward Bella13( Los nombres originales de los personajes son Elec y Greta)

Dios mío. Lo amaba.


—Ese es mi anagrama favorito de todos los que has inventado.

—Era eso o Examen Rectal14( Los nombres originales de los personajes son Elec y Greta), que no tenía ningún sentido. Entonces habría tenido que conseguir un culo tatuado en mi costado. Eso no hubiera funcionado.

***

Unos meses más tarde, era Navidad en Nueva York. Esta era mi época favorita del año con todas las luces y decoraciones que adornan la ciudad. Esta Navidad era como ninguna otra porque Edward y yo estábamos experimentando juntos el amor por primera vez.

 Íbamos a ir a San Francisco para pasar las vacaciones finales con Esme. Por sugerencia de Edward, me hizo hablar con ella por teléfono para suavizarla. Era sorprendentemente cordial conmigo, y me hizo sentir mucho mejor sobre el viaje. Las cosas nunca serían perfectas entre nosotras, y estaba segura de que ella hubiera preferido que terminara con Kate. Por lo menos, con Charlie ausente y con el paso del tiempo, fue capaz de aceptarme, sin embargo.

 Unos días antes de que voláramos hacia el occidente, Edward y yo fuimos invitados a una fiesta de Navidad con Angela.

 El apartamento de Angela era muy clásico de Nueva York, un montón de molduras de cornisa de madera oscura y una considerable estantería incorporada, forrada de arriba a abajo con libros que van de erotismo a historia militar. Ella había dado todo, colgando muérdago de plástico y luces blancas en todo el apartamento. Incluso había una bandera de oro que decía, comer, beber y Ser María. También puso una mesa con ponche de huevo y aperitivos variados. Edward y yo nos estábamos sintiendo bastante bien después de algunas tazas de ponche de huevo.

Se veía tan sexy en un sombrero de terciopelo de Santa cuando me llevó a un rincón privado de la habitación.

 Puse la bola peluda al final de su sombrero.

 —Sabes que eres el Santa más sexy que he visto en mi vida, ¿verdad?

 Deslizó sus manos por mi cintura.

—Por suerte para ti, voy a llegar mucho más que una vez al año.

 Envolví mis brazos alrededor de su cuello y me incliné hacia él.

—Y te voy a dar mucho más que galletas.


—No me importaría difundir algo de alegría en ese cuarto de baño en este momento —dijo.

 Así que, eso fue lo que hicimos.

Cuando salimos, ya era hora de abrir los regalos. Angela le dio a Edward el suyo primero. En realidad se volvieron cercanos y constantemente se gastaban bromas el uno al otro.

—Oh, Angela. No debiste hacerlo. —La sala estalló en risas cuando Edward levantó una camiseta que mostraba una foto de su pecho desnudo, sosteniendo un cartel con el letrero cabrón. También había una taza y una almohadilla para el ratón mostrando la ya clásica imagen.

 Angela se rió.

—Con todo esto del libro, sólo no quería que te olvidaras de tus raíces.

Edward lo tomó con calma y luego aceptó su presente real, que era un certificado de regalo para Starbucks donde pasaba mucho tiempo escribiendo después del trabajo. Recientemente habíamos firmado un contrato de edición para Lucky and the Lad y una secuela aún no escrita que se estaba desarrollando ahora. Él todavía trabajaba en la escuela intermedia durante el día.

El regalo de Edward para mí fue el último en ser entregado. Me sorprendió que incluso trajera algo para mí desde que nos pusimos de acuerdo para intercambiar regalos en California. Digamos que, una vez que abrí la caja, tenía sentido por completo. Este no era mi regalo real. Era el último par de ropa interior que me había robado hace tantos años. Eran de encaje turquesa. Los recordaba bien y sacudí la cabeza.

—No puedo creer que lo has conservado durante todos estos años.

—Fue el único recuerdo que tuve de ti durante mucho tiempo.

 Le susurré al oído—: Tienes suerte de que mi culo aún encaja en estas.

 Susurró en el mío—: Creo que estoy aún más de suerte porque yo encajo en tu culo.

Golpeé ligeramente su brazo.

 —Eres tan desagradable. Me encanta, sin embargo.

 —No has leído la tarjeta —dijo.

 Lo abrí. Tenía una imagen de una pareja mayor besándose junto a un árbol de Navidad. Era una de esas tarjetas en blanco donde puedes escribir tu propia nota dentro.

Bella,
Esta Navidad será la mejor de mi vida.
Porque por tiyo:
Estoy muy agradecido.
Soy feliz.
Estoy satisfecho.
Estoy en paz.
Estoy emocionado por el futuro.
Estoy enamorado.
Porque por ti esta Navidad... yo:
Soy feliz.
Soy feliz.

No lo registré al principio hasta que lo vi hincarse en una rodilla y meter la mano en su bolsillo.

Soy Feliz = Cásate Conmigo15.

 —No sabía lo que se sentía enamorarse hasta ti, Bella, no sólo dándolo sino recibiéndolo. Te amo tanto. Por favor, di que te casarás conmigo.

 Me cubrí la cara, conmocionada. —Lo haré. Sí. ¡Sí!

 Todos en la sala aplaudieron. Angela debe haber estado en esto porque una botella de champán estalló en el aire.

 Cuando Edward colocó el anillo en mi dedo, me quedé sin aliento.

—Edward, este es el anillo más hermoso que he visto en mi vida, pero no hay manera de que te lo pudieras permitir.

 El diamante era de al menos dos quilates y cintas ajustadas con pequeñas piedras, todo en torno al oro blanco o franja platino.

Se puso de pie y presionó su nariz con la mía. —Este anillo es el que Carlisle le dio a Esme hace muchos años. El dinero no era importante para él. Mami lo dejó de usar después de que Carlisle murió pero no quería desprenderse de él. Se aferró a él todos estos años. Nunca lo había visto antes, pero me lo mostró, justo antes de mudarme aquí. Inmediatamente le pregunté si podía tenerlo, sabiendo que quería  dártelo algún día. Me lo dio, pero insistí en pagárselo con el tiempo. Este anillo una vez representó mucho dolor para mi familia, pero ya no lo veo de esa manera ahora. Si no fuera por todo eso, no habría nosotros, y no puedo imaginar eso. Este anillo es una pieza indestructible de la luz entre toda la oscuridad que era mi pasado. Me recuerda tu amor por mí. Es el anillo para ti.

***

Un año más tarde, en Año Nuevo, Edward y yo tuvimos una ceremonia privada oficiada por un juez de paz. Yo llevaba el cabello recogido. Él estaba feliz por eso.


Una gran boda no era necesaria; sólo queríamos hacerlo oficial. Elegimos víspera de Año Nuevo como una forma de tener buena suerte.

 Después de una buena cena a solas en el Bar de Charlie’s luego de la boda, nos unimos a la multitud en Times Square.

 Cuando la pelota bajó, Edward me levantó en un beso apasionado que más que nada compensó nuestra oportunidad perdida aquí hace cinco años.

 Cuando me bajó, le susurré al oído y le di la sorpresa de su vida.

 Más tarde esa noche, puso su cabeza en mi barriga, y hábilmente bromeó en la manera típica de Edward sobre cómo pertenecíamos a un programa real de televisión: que él ahora se había convertido oficialmente en el bastardo del hermano quien embaraza a su hermanastra.

 ( Los nombres originales de los personajes son Elec y Greta)
13 En el original Get Cereal = Edward Bella.
14 En el original Rectal Gee = Edward Bella.
15 En el original Am Merry. Am Merry = Marry Me.







1 comentario:

cari dijo...

X fin juntos y felices =) Gracias

ORACION A MI SEXY VAMPIRITO

Edward de mi guarda
De mi sexy compañia
Bebete mi sangre
De noche y de Dia
Hasta que caiga en tus brazos
Y sea tu marca de heroina