martes, 7 de noviembre de 2017

Amarte en Secreto Capitulo 19


Capitulo 19


¿Había vuelto por mí?

Mi mano cubría mi pecho como si fuera a evitar que mi corazón saltara de él.

Ya era media mañana y el ajetreo de la rutina diaria se podía oír desde mi ventana. El sol iluminaba mi apartamento. Llamé al trabajo anteriormente porque necesitaba terminar este libro ahora mismo.

 Esta noche era la celebración del cumpleaños número treinta de un compañero del trabajo en un club nocturno en la ciudad y no estaba segura de sí me gustaría incluso ser capaz de hacer una pausa el tiempo suficiente para ir.

Me acerqué a la cocina a tomar un poco de agua y a obligarme a comer una barra de granola. La energía sería muy necesaria para continuar a través de la siguiente parte.

¿Había vuelto por mí?

Me acurruqué de nuevo en el sofá, respiré hondo y volteé la página.


***
(libro de Edward)
Tienes que tratar la adicción de una persona de la misma manera en que lo harías con un problema de drogas. Si no podía ser todo con Bella, entonces no podía tener ningún contacto con ella en absoluto porque eso habría causado en mí una espiral fuera de control.

Incluso llamar o enviar mensajes de texto no iba a ser posible. Parecía duro, pero no habría sido capaz de manejar incluso el sonido de su voz si no podíamos estar juntos.


Eso no significaba que no suspiraba por ella todos los días. Ese primer año fue un infierno.

Mami no estaba mejor que antes de que viajara a Boston. Seguía interrogándome para obtener información acerca de Charlie y Renee, acechó la página de facebook de Renee y me acusó de ser un traidor después de admitir que mi madrastra no era tan mala una vez que llegabas a conocerla. No podía ni siquiera mencionar el nombre de Bella porque no quería que mi madre la acechara o sospechara algo. Mami estaba de vuelta en las pastillas para dormir y tenía que vigilarla como un halcón.

No me equivoqué en suponer que nunca podría haber manejado la idea de mí estando con Bella en ese momento. Era una triste ironía: Mami se obsesionó con Renee, y sin saberlo, me obsesioné con la hija de Renee. Éramos un par bastante jodido.

 No pasaba un día sin que no tuviera un pensamiento acerca de Bella con otro chico. Me volvía loco. Estaba tan lejos y me sentía impotente. Irónicamente, había una parte de mí que deseaba por lo menos, ser capaz de protegerla como mi hermana, aunque no estuviéramos juntos. Enfermo, ¿no? Pero, ¿qué pasaba si alguien le hacía daño? Y yo ni siquiera lo sabría y no podría golpear al tipo. Y jodidamente olvídate de la idea de ella follando con otro tipo. De hecho una vez hice un agujero en la pared de mi dormitorio de sólo pensarlo.

 Entonces, una noche, perdí el control y le envié un mensaje diciéndole que la echaba de menos. Le dije también que no respondiera. No lo hizo y me hizo sentir peor. Me prometí no volver a cometer ese error.

 Mi vida se había vuelto exactamente lo que era antes de mudarme a Boston: fumar, beber y follar a chicas que no me importaban. Me encontraba vacío. La única diferencia de antes es que ahora, en algún lugar en las profundidades de la inmundicia estaba este anhelo de más… por ella. Me dio una muestra de esa clase de conexión humana que en mi vida había estado desaparecida desde el principio.

 Esperaba que la persistente sensación en mi pecho desapareciera con el tiempo, pero nunca lo hizo; sólo se intensificó. Creo que fue porque en el fondo, también presentía que allí donde sea que se hallaba, Bella pensaba en mí, sintiendo lo mismo. De alguna manera lo sentía y me carcomió durante años.

***

Dos años más tarde, el estado mental de mami mejoró finalmente después de conocer a un tipo. Él fue su primer novio desde que Charlie se fue. George era libanés y era dueño de la tienda The Convenience en nuestra calle. Estaba en la casa todo el tiempo y siempre traía pan de  pita, hummus y aceitunas. Por primera vez en la historia, su obsesión por Charlie parecía haber disminuido.

George era un gran tipo, al menos era más feliz cuando estaba con él, lo que me volvió más amargado. Abandoné a la única chica que me importaba porque pensé que sería devastador para mi madre sin alguna posibilidad de arreglarlo. Ahora, estaba feliz, y yo todavía era miserable. Y Bella ya no estaba.

 Sentía como si hubiera cometido el error más grande de mi vida.

 Necesitaba hablar con alguien sobre esto porque la ira me corroía día a día. Nunca le mencioné a una sola alma lo que pasó con Bella. La única persona en quien podía confiar era el amigo de Charlie, Eleazar, que se convirtió como en un segundo padre para mí.

Me dio algo de información ese día durante nuestra llamada: Bella aparentemente se había mudado recientemente a Nueva York. Incluso tenía la dirección en su lista de tarjetas de Navidad. Eleazar trató de convencerme de que volara allí y le dijera lo que sentía. No creía que ella querría verme incluso si aún se preocupaba por mí. La lastimé tan mal que no entendía cómo podría perdonarme nunca. Eleazar sentía que si iba a verla en persona causaría una mayor impresión. A pesar de mis temores, reservé un billete al día siguiente, que resultó ser víspera de Año Nuevo.

Le dije a mami que iba a visitar a un amigo que había conocido años atrás para celebrar el día de fiesta en la ciudad. No le diría sobre Bella al menos que esto funcionara.

 El viaje en avión de seis horas fue la experiencia más estresante de mi vida. Sólo quería llegar allí. Sólo quería abrazarla de nuevo. No sabía lo que le diría o lo que iba a hacer cuando pusiera mis ojos en ella. No sabía si estaba incluso con alguien. Iba a ciegas.

Esa fue la primera vez en mi vida que pensé en mí primero y seguí a mi corazón.

Esperaba que no fuera demasiado tarde porque realmente quería la oportunidad de decirle todas las cosas que debería haberle dicho hace tres años atrás. Ni siquiera sabía que la amaba la noche en que me había entregado su virginidad.

El viaje en avión tomó una eternidad, el viaje en metro a su complejo de apartamentos parecía aún más largo y frustrante. Cuando el tren se sacudía, cada recuerdo de ella pasó por mi cabeza como una película. No pude evitar sonreír mientras pensaba en algo de la mierda que puse en ella y lo buen deporte que era. Me hizo feliz. Sobre todo, mi mente se dirigió a la noche final cuando me había dado la plena posesión de su cuerpo. El tren se detuvo; hubo un ligero retraso. Llegar a ella pronto se sintió urgente ahora.

Necesitaba para llegar a ella.

Cuando finalmente logre llegar a su edificio, hice doble comprobación de la dirección que anoté en un pequeño trozo de papel. Su apellido, Swan, estaba escrito en lápiz junto al apartamento 7b en la lista de la entrada principal.

 No hubo respuesta. Rechacé la idea de llamarla o enviarle mensajes de texto porque me preocupaba que me dijera que no quería reunirse conmigo antes de que tuviera la oportunidad de verla. Vine hasta aquí. Necesitaba ver al menos su rostro.

El restaurante de abajo servía como el lugar perfecto de espera antes de intentar llamar a su puerta de nuevo en una hora.

 Llamé a su puerta a cada hora sobre la hora anterior desde las cuatro de la tarde hasta las nueve de la noche. Cada vez, no hubo respuesta y entonces regresaba al bar Charlie’s y esperaba.

A las 9:15p.m. Nunca olvidare el momento en que tuve mi deseo.

 Pude verla.

Pero no fue como quería que sucediera.

Bella.

Vestía una parca de color blanca gruesa mientras se acercaba caminado a Charlie’s. No estaba sola. Un tipo que se veía jodidamente mucho más establecido que yo, tenía su brazo envuelto alrededor de ella.

La comida grasienta en mi estómago empezó a regurgitar.

Se estaba riendo, cuando tomaron asiento en el medio del restaurante. Se veía feliz. No me notó porque su espalda estaba frente a mí mientras me sentaba en una cabina de la esquina.

 Su cabello estaba recogido en un moño. La vi desenrollar la bufanda lavanda que estaba usando, revelando la parte posterior de su hermoso cuello, el cuello que se suponía estaría besando esta noche después de decirle lo mucho que la amaba.

El tipo se inclinó y la besó suavemente en la cara.

Una voz dentro de mí gritó:

“¡No la toques!”

Sus labios llevaban es su boca las palabras:

“Te amo”.

 ¿Qué se supone que debía hacer? Ir allí y decir: “Oh hola, soy el hermanastro de Bella. Me la cogí hasta que se desmayó una vez y me fui al día siguiente. Parece feliz contigo y es probable que en realidad la merezcas, pero tengo la esperanza de que podrías hacerte a un lado y dejar que me haga cargo desde aquí.”

Una media hora pasó. Vi el camarero traerles su comida. Los vi comer. Vi al tipo acercarse más de una docena de veces para besarla. Cerraba los ojos y escuchaba el sonido de su dulce risa. No sé por qué me quedé. Solo no podía forzarme a dejarla. Sabía que era probable la última vez que la vería.


A las 10:15p.m. Bella se levantó de su asiento y le permitió colocar su abrigo sobre sus hombros. Ni una sola vez miró en mi dirección. No había pensado en lo que habría hecho si miraba hacia mí. Estaba demasiado aturdido para moverme o incluso pensar con claridad.

 La observé cada segundo hasta que la puerta se cerró tras ellos.

 Esa noche, vagué por la ciudad y finalmente, terminé con las masas en Times Square viendo caer el balón. En medio del confeti, matracas y vítores, me preguntaba cómo incluso había llegado allí porque todavía estaba entumecido desde que dejé el restaurante.

Una mujer de mediana edad al azar me agarró y me abrazó cuando el reloj dio la medianoche. Ella no podía saber, pero nunca había necesitado un abrazo en mi vida más que en ese momento.

Abordé un avión de regreso a California a la mañana siguiente.

 Unos meses más tarde, Charlie había llamado a la casa por primera vez en casi un año. Casualmente pregunté por Bella, y me dijo que se había comprometido.

Esa fue la última vez que mencioné su nombre. Me tomó casi tres años antes de poder realmente seguir adelante con otra persona.

***

Tuve que parar. Tiré mi Kindle a través del cuarto. Mis ojos estaban tan llenos de lágrimas que las palabras se fueron volviendo borrosas hacia el final.

 Cerré los ojos con fuerza para ver si podía recordar alguna cosa de lo que podría haberme dado una pista del hecho de que Edward estaba allí. Él estaba allí. ¿Cómo pude no haber sabido que se encontraba justo detrás de mí?

 Había venido por mí.

Todavía no se había hundido completamente.

Me acordé de esa noche.

 Me acordé de que Tim y yo estábamos todavía en la fase de luna de miel de nuestra relación. Las cosas iban bien.

Recordé a pesar de que era víspera de Año Nuevo, que había estado todo el día fuera para comprar un ordenador nuevo para mí.

 Me acordé de que nos detuvimos en mi apartamento para dejarlo y luego nos dirigimos hacia Charlie’s para una cena tardía antes de ir a Times Square para ver caer la bola.

 Me acordé de cuando el reloj dio las 12:00 a.m., Tim me calentaba del frío con sus besos.


Recordé preguntándome por qué en medio de esta noche mágica con un hombre que era aparentemente perfecto y que realmente se preocupaba por mí, todo lo que quería era a Edward. Todo lo que había sido capaz de pensar era en Edward: dónde se encontraba en ese mismo momento, si él estaba viendo las festividades en la televisión, sí pensaba en mí, también.

 Todo el tiempo, Edward estuvo allí.

El destino nos había jodido.

***

En los próximos dos capítulos, escribió sobre la búsqueda de una carrera que fuese significativa, y cómo llegó a asentarse en el trabajo social. Sentía la responsabilidad de ayudar a los demás, especialmente los niños que venían de hogares rotos como él lo había hecho.

 Corrí a través de los siguientes capítulos que detallan cómo se había encontrado con Kate. Era la única parte del libro que había sentido la necesidad de acelerar a través de él. Lo esencial era que la conoció en el centro juvenil, que habían colgado un montón después de trabajar como amigos. Él estaba preocupado acerca de cómo involucrarse con ella porque sabía que Kate era el tipo de chica que quería una relación seria. No estaba seguro de que estaba listo para eso. Con el tiempo, había hecho que se olvidara de mí, lo hizo reír y llegó a amar y cuidar de ella. Kate era su primera relación seria, y que planeaba proponerle matrimonio, hasta que…


***

Se sentía como si mi mundo se vino abajo en ese día.

 Las cosas iban mejor de lo que nunca habían ido en toda mi vida. Mi trabajo era estable y satisfactorio. Kate y yo nos habíamos mudado a vivir juntos, y pensaba en pedirle que se casara conmigo en la boda de su hermana que venía en tan sólo unos días. Un quilate solitario de oro blanco se había escondido por semanas.

Mami lo estaba haciendo mucho mejor. Ella había estado en un rollo con nuevos proyectos de arte. Mientras que ella terminó con George hace un año y tuvo una recaída importante, ahora salía con un nuevo tipo llamado Steve que había tomado de nuevo un poco de su foco de Charlie. Así, la vida era tan buena como podía ser, hasta que una llamada telefónica de Carmen lo cambió todo.


—Siento mucho tener que decirte esto, Edward. Charlie tuvo un ataque al corazón y murió. 
—Esas fueron las primeras palabras que salieron de su boca. Inicialmente, mi reacción fue la misma como si estuviera llamando para decirme qué día de la semana era.

Charlie estaba muerto.

 No importaba cuántas veces me repetía en mi cabeza ese día; no me hundiría.

Kate me convenció de alguna manera volver para el servicio a pesar de mi buen juicio. Charlie no me habría querido allí. Todavía estaba en estado de shock y demasiado insensible a luchar contra la culpa que empujaba en mí. Ella no sabía qué tipo de relación Charlie y yo tuvimos. Desde su perspectiva, no había excusa para que no asistiera. Era más fácil para mí que contarle todo. También sabía que mami no podría manejarlo. Quería que fuera en su lugar para representarnos a los dos. Por lo tanto, antes de darme cuenta, estaba en un avión con rumbo a Boston con Kate.

 El aire estancado en el avión era sofocante. Kate se mantuvo sosteniendo mi mano mientras arremetía contra el volumen de mi música. Casi había logrado calmarme cuando un destello de la cara de Bella indujo más pánico. No sólo tenía que lidiar con la muerte de Charlie, ella estaría probablemente allí también con su marido.

 Mierda.

Sabía que esto iba a ser el peor par de días de mi vida.

 Cuando llegamos a la casa de Eleazar y Carmen, me sentía muy nervioso. Kate y yo tomamos una ducha juntos en el baño de visitas, pero no había hecho nada para apaciguar mi estado nervioso. Antes de que hubiéramos dejado California, había recogido una caja de los cigarrillos de clavo de olor importados que solía fumar. Tomé uno y lo encendí en lo me sentaba en la cama mientras que Kate aún estaba en el cuarto de baño vistiéndose. Me ha decepcionado a mí mismo por volver a caer en fumar de nuevo, pero se sentía como la única cosa que me mantenía de pie en ese punto.

No tenía motivación para vestirme y bajar las escaleras. Encendí otro cigarrillo, inhalé profundamente y me acerqué a las puertas francesas que llevaron a un balcón con vistas al patio trasero. El cielo estaba nublado.

Mirar hacia abajo fue un error colosal.

Mis puños apretados en una respuesta de lucha con el hecho de que mi corazón latía tan rápidamente. No se suponía que la volvería a ver alguna vez, una parte de mí que murió iba a volver a la vida cuando no debería ser. No sabía cómo manejarlo.

Bella estaba de espaldas. Mirando hacia el jardín y se debe de haber acabado de enterar de que estuve aquí. Probablemente trataba de planificar su escape por lo que no tenía que mirarme a la cara, o tal vez estaba tan enojada con esta situación como yo. El hecho de que se hallaba de pie sola por ahí me dijo que mi presencia aquí la afectaba.

—Bella —me susurré.

Era como si me escuchara porque se dio la vuelta. De repente, una ola de emociones que había tratado de enterrar desde aquella noche en Nueva York me llegó a inundar. No estaba preparado para ver la cara mirando hacia mí.

Tomé otra larga calada.

 Asimismo, no estaba preparado para lo enojado que este momento me haría. Con una mirada a sus ojos, empezaba a sentir todo: la realización de la muerte de Charlie, el doloroso recuerdo de mis sentimientos no resueltos por ella, los celos y la aplastante decepción de la noche en Nueva York, la contracción de mi polla traidora.

El nivel de creación de rabia dentro de mí fue una sorpresa desagradable.

Estaba tan confundido.

 Nunca quise verte de nuevo, Bella.

 Es tan jodidamente bueno verte de nuevo, Bella.

Sentí como si pudiera ver a través de mí en ese momento, y no me gustó. Nos quedamos mirando el uno al otro por probablemente un minuto entero. Su expresión previamente estupefacta se oscureció tan pronto como sentí las manos del Kate se envolvían a mi alrededor.

 Instintivamente me di la vuelta y regresé, empujando a Kate lejos de la ventana. Creo que yo estaba tratando de proteger los sentimientos de Bella en ese momento, pero no sabía por qué me molestó. ¿Qué carajo esperaba que hiciera, que me sentara alrededor y la añorara mientras se casaba con el Sr. Maravilloso? Aun así, sabía que ver a Kate aparece de la nada debe haber sido un shock.

—¿Estás bien? —preguntó Kate. No había visto a Bella.

 —Sí —le dije con desdén.

 Necesitaba de estar solo, me dirigí al baño y cerré la puerta para prepararme antes de tener que enfrentarme a la música.

***

Estaba sentada en el rincón más alejado de la mesa del comedor cuando llegamos abajo. Ella no me miraba.

Odio cuando haces eso, Bella.


Renee se levantó y me abrazó. Le di un breve saludo, le dije que sentía lo de Charlie, pero todo el tiempo pensaba qué carajo me iba a decir a Bella. La miré, y ahora, me observaba. Me aparté mientras Kate abrazaba a Renee y le daba sus condolencias.

Necesitaba hacer de tripas corazón.

Me acerqué a ella y apenas saqué su nombre. —Bella.

 Saltó nerviosamente como si al decir su nombre había encendido un fuego debajo de su culo. Tartamudeó un poco.

—Lo… lo siento mucho… por Charlie.

Sus labios temblaban. Estaba desconcertada, hecha un lío, me dije. No quería admitir que era aún más hermosa de lo que recordaba, que los nuevos rayitos en su cabello sacaron el oro del tono avellana de sus ojos, que me había perdido las tres pequeñas pecas en la nariz, que la forma en que su vestido negro abrazaba sus pechos me recordaban cosas que necesitaba olvidar ahora.

No podía moverme, me quedé allí tomándola. El olor familiar de su cabello era embriagador.

Mi cuerpo se estremeció cuando se acercó a abrazarme. Realmente trataba de no sentir nada, pero aquí en sus brazos fue el epicentro de todo. Su corazón latía en mi pecho y el mío respondió de inmediato, haciendo coincidir el ritmo. Nuestros corazones se comunicaban de una forma que nuestros egos no permitían con palabras. El latido del corazón es la forma más pura de la honestidad.

 Puse mi mano en su espalda y podía sentir el tirante de su sostén. Antes de que pudiera procesar lo que me hizo, la voz de Kate me sacó de ella mientras Bella se alejó rápidamente de mí. El espacio entre nosotros se sentía infinitamente vasto.

No podía creer lo que estaba sucediendo realmente: mi pasado chocando con mi presente. La que dejé atrás cara a cara con la que me hizo superarla.

 La mano izquierda de Bella se encontraba desnuda; no había diamante. ¿Dónde estaba su novio o esposo? ¿Dónde carajo estaba?

Absorto en mis pensamientos, ni siquiera escuché lo que decían la una a la otra. Carmen salvó el día cuando entró con la comida y Bella fue a ayudarla.

 Bella volvió a entrar en el comedor y empezó a colocar los cubiertos a nuestro alrededor. Estaba tan tensa y piezas se deslizaban y tintineaban alrededor mientras las buscaba. Quería bromear y preguntar cuando comenzó a practicar la percusión de juego con cucharas. No lo hice.

Cuando por fin se sentó, Eleazar preguntó—: Entonces, ¿cómo se conocieron chicos?

Bella levantó la vista de su plato por primera vez mientras Kate explicó cómo nos conocimos en el centro juvenil. Cuando Kate se inclinó para besarme, sentí a Bella viéndolo, y el estado de ánimo se puso muy incómodo.

El tema cambió a mi madre, y Bella volvió a fingir que estaba absorta en su plato.

Mi cuerpo se tensó de nuevo cuando Kate le hizo una pregunta.

—¿Dónde vives, Bella?

—Vivo en la ciudad de Nueva York, realmente llegué a la ciudad hace un par de días atrás.

“Yo” vine a la ciudad, no “nosotros”.

 Deseé tener una cámara para capturar la mirada en el rostro de Bella cuando el Kate sugirió visitarla en Nueva York.

 El estado de ánimo se quedó en silencio de nuevo y le pegué algunas miradas mientras no veía. Cuando me llamó, moví mi atención a mi plato.

—Edward nunca me dijo que tenía una hermanastra —dijo Kate.

 No estaba seguro de a quién fue dirigido el comunicado, pero no tocaría ese tema con un palo de tres metros. Bella aún se negaba a mirarme.

Renee tomó la palabra.

—Edward sólo vivió con nosotros por un corto tiempo atrás cuando eran adolescentes. —Miró a Bella—. Ambos no se llevaban demasiado bien en ese entonces.

Por alguna razón, la mirada incómoda en el rostro de Bella se metió bajo mi piel. Seguía con la mirada abajo y no reconoció la declaración de su madre, no me reconoció. Una necesidad inexplicable para que me reconociera, reconociera lo que teníamos, superó mi buen juicio. Volví de nuevo a mis viejas costumbres por un momento y comencé a burlarme de ella para conseguir su atención.

—¿Es eso cierto, Bella?

Se veía cansada.

—¿Es cierto, qué?

 Levanté mi frente.

 —Eso que no nos llevábamos bien.

Su mandíbula se apretó y sus ojos nunca dejaron los míos, en silencio me advirtieron a no empujarla.

 Por último, dijo:

—Hemos tenido nuestros momentos.

 Mi voz baja a un tono más suave.


—Sí, lo hicimos.

Su cara se estaba poniendo roja. La había empujado. Traté de hacer control de daños por un rayo en el estado de ánimo.

—¿Cómo era que solías llamarme?

—¿Qué quieres decir?

—¿Querido hermanastro, no es así? ¿Por mi brillante personalidad? —Me volví a Kate—. Yo era una mierda miserable en ese entonces.

Lo fui por un tiempo… hasta Bella me hizo querer ser una mejor persona.

—¿Cómo te enteraste de ese apodo? —preguntó Bella.

Me reí para mis adentros, recordando cómo solía fisgonear en sus llamadas telefónicas con su amiga.

Fue bueno ver que finalmente esbozó una sonrisa cuando dijo:

—Oh, bien. Tú solías espiarme.

Kate miraba hacia atrás y adelante entre nosotros.

—Suena como si esos fueran algunos momentos divertidos. No quité mis ojos de Bella. Quería que ella supiera que esos días eran algunos de los mejores de mi vida.

—Lo fueron —le dije.

***

 La única buena cosa acerca de centrarse en mis sentimientos no resueltos por Bella fue que Charlie tomo mi mente.

Cuando me escapé para estar solo en el patio después de la cena, el hecho de que se había ido comenzó a golpearme.

Él y yo nunca tendríamos la oportunidad de hacer las paces ahora. Fue interesante ver cómo hacer las paces nunca pareció importarle cuando estaba vivo, pero en su muerte me perseguía. Por lo menos, quería demostrar que me equivocado, hacer algo por mí mismo. Ahora, él estaba en algún lugar, en otra dimensión posiblemente enfrentándose cara a cara con Carlisle.

Pensar en ello sin distracción era muy jodido para mi mente. Cogí un cigarrillo y traté simplemente meditar. No funcionó porque mis emociones sólo habían ido de triste a enfadado.

 Oí la puerta corrediza de cristal abriéndose y pasos detrás de mí. No me preguntes cómo sabía que era ella.

—¿Qué estás haciendo aquí, Bella?
                                                                                                              

—Kate me pidió que viniera a hablar contigo.
¿De qué mierda hablaban? Simplemente me restregó el camino equivocado. Kate no podía averiguar sobre lo que pasó entre Bella y yo. Lancé una sonrisa sarcástica.
—Oh, enserio.

—Sí.

—¿Ustedes dos estaban comparando notas?

 —Eso no es gracioso.

No lo era, pero mi clásico mecanismo protector de actuar como un hijo de puta en tiempos de estrés había salido con toda su fuerza. Ya era demasiado tarde. Y maldita sea, quería admitirlo.

Saqué mi cigarrillo. —¿Crees que te hubiera enviado hasta aquí para hablar conmigo si supiera que la última vez que tú y yo estuvimos juntos, estábamos follando como conejos?

Había perdido todo el color de la cara.

—¿Tenías que decirlo de esa manera?

—Es la verdad, ¿no es así? Ella jodidamente enloquecería si supiera.

—Bueno, no voy a ser la que se lo diga, así que no tienes que preocuparte. Nunca haría eso.

 El ojo de Bella comenzó a tener un tic, que demostró que tenía un efecto sobre ella. Viejas costumbres que nunca mueren. Ahora era adicto.

—¿Por qué me guiñas?

—No lo hago… Mi ojo está crispando porque…

—Porque estás nerviosa. Lo sé. Tú solías hacer eso cuando te conocí. Me alegra ver que hemos llegado al punto de partida.

 —Supongo que algunas cosas nunca cambian, ¿verdad? Han pasado siete años, pero solo parece como…

—Como si fuera ayer —interrumpí—. Parece que fue ayer y eso es una mierda. Toda esta situación lo es.

—Suponíamos que nunca sucedería.

De alguna manera mis ojos aterrizaron en su cuello, y no podía curiosear si los ponía lejos. Sabía que ella lo notó. Me sentí posesivo de repente, algo que sabía que no tenía derecho a sentir. Todavía necesitaba saber que mierda estaba pasando.

—¿Dónde está él?

—¿Quién?

 —Tu novio.

—No estoy comprometida. Lo estaba… Pero ya no. ¿Cómo sabías que estaba comprometida?

Tuve que bajar la mirada. No podía dejarle ver el efecto que tenía sobre mí al oírle decir esa notica.

—¿Qué pasó?

—Es una historia larga, pero yo la que le puso fin. Se trasladó a Europa para un trabajo. Simplemente no estaba destinado a ser.

—¿Estás con alguien ahora?

—No.

Joder.

Ella continuó—: Kate es muy agradable.

—Es maravillosa; una de las mejores cosas que me ha pasado, en realidad.

 Lo era. Amaba a Kate; lo hacía. Nunca le haría daño. Necesitaba convencer a Bella y a mí mismo de que Kate era para mí. Todavía era jodido escuchar a Bella decir que no había ningún otro hombre ahora me sacaba de quicio.

 Bella cambió rápidamente de tema sobre Charlie y mi madre.

 Estaba empezando a llover, así que lo usé como una excusa para decirle que entrara.

No se iría.

 Entonces, sus ojos comenzaron a aguarse. De repente, sentí que mi corazón se rompía. Necesitaba combatir estas emociones, y sólo existía una manera en la cual nunca sabía cómo hacerlo con Bella: por ser un idiota.

 Le espeté:

—¿Qué estás haciendo?

—Kate no es la única que está preocupada por ti.

—Es la única que tiene derecho a estarlo. No necesitas preocuparte por mí. No soy de tu incumbencia.

Mi corazón latía más rápido en protesta por lo que acababa de salir de mi boca porque en el fondo, quería que le importara.

 Estaba herida. Le haría daño otra vez, sin embargo, tenía que luchar contra estos sentimientos.

—¿Sabes qué? Si no me sintiera tan mal por lo que estás pasando ahora, diría que me besaras el culo —dijo.

 Sus palabras habían ido directamente a mi polla. Tenía ganas de agarrarla y besarla sin sentido. Tuve que cortar esto de raíz.


—Y si quisiera ser un idiota, diría que me estás pidiendo que te bese el culo porque te acordaste cuánto te jodidamente te encantó cuando lo hice.

¿Qué mierda acababa de decir? Tenía que salir de aquí antes de que hiciera algo aún más estúpido, aunque uno sería difícil de superar. Mientras caminaba junto a ella, le dije:

—Cuida a tu madre esta noche.

Me fui y la deje en el jardín. Cuando abrí la puerta, tiré de Kate en un ardiente beso que fue el más difícil que le haya dado en un intento desesperado para borrar a Bella de mi mente.
***
El velorio había sido más difícil de lo que esperaba, incluso en más de un sentido. Me negué a mirar por encima del ataúd. No conocía a nadie. No pertenecía allí.

Las voces se mezclaban. No escuché nada. No vi nada. Contaba los minutos hasta que pudiera estar en ese avión.

Kate me mantenía de pie.

La única vez que sentí dolor era cuando miraba a Bella. La única ocasión que dejé escapar de todo, había terminado corriendo escaleras abajo en el sótano de la funeraria. Ella trató de fingir que no me vio después de que salía del baño, pero sabía que era la única oportunidad de disculparme por mi comportamiento anterior.

No esperaba que usara ese momento para decirme que aún tenía sentimientos por mí.

Se rompió toda mi determinación. Todo sobre este día me debilitaba. Su cabello estaba recogido, y en un momento, envolví mi mano alrededor de su cuello. El trauma de toda esta experiencia había nublado totalmente mi buen juicio. Parecía irreal, casi como si estuviera soñando. Pero no existía nada más que necesitara en ese momento.

 Los pasos de Kate interrumpieron mi trance. Había venido a ver como estaba, pero no vio nada. Me sentí avergonzado cuando miré a los ojos amorosos de mi novia. Había estado preocupada por mí y mientras tanto, me hallaba en medio de una especie de sueño húmedo.

Me odiaba a mí mismo.

Poco después fuimos al piso de arriba, insistí que saliéramos temprano y conseguir un aventón a la casa de Eleazar y Carmen. Desesperado por lavar cada fragmento de Bella de mis manos y de mi mente, prácticamente ataqué a Kate cuando llegamos a la habitación.

Le dije que necesitaba sexo justo en ese momento. No me cuestionó, solo comenzó a desnudarse. Era el tipo de novia que era. Me amaba incondicionalmente, incluso en mi estado maníaco.

El problema era que… Lo que mi cuerpo anhelaba realmente en ese momento no estaba en la habitación.

Cuando me movía dentro y fuera de Kate, cerré los ojos y no vi nada excepto a Bella: el rostro de Bella, el cuello de Bella, el culo de Bella.

 Esto era lo más bajo que jamás había hecho. La culpa me consumía y me detuve abruptamente. Sin explicación, corrí al baño y encendí en la ducha. La necesidad de liberación era enorme. Empecé a masturbarme con una imagen de Bella de rodillas mirándome como vestía su cuello con mi semen. Me tomó todo un minuto.

Estaba enfermo.

 Después de venirme abajo con mi orgasmo, me sentí peor que antes.

 Esa noche, mis pensamientos parecían estar tomando turnos obsesionados por Bella y Charlie. Y no pude dormir. Charlie ganó la mayor parte la noche con todos los recuerdos de él que me atormentaban.

 Kate iba salir temprano para volar a California en la mañana para la boda de su hermana. No podía imaginar cómo iba a manejar posiblemente el entierro mañana sin Kate allí para apoyarme… o para mantenerme alejado de Bella.

***

Revuelve las letras de la palabra funeral y obtienes “real fun”. Obviamente era todo menos eso.

Simplemente no levantes la mirada. Eso fue lo que me dije. No levantes la mirada hacia el ataúd en el altar. No levantes la mirada hacia la espalda de Bella. Solo sigue mirando el reloj y cada minuto que pase será un paso más cerca de que esto termine.

Esa regla me funcionó hasta que llegamos al cementerio y en ese momento tuve el ataque de pánico de mi vida y terminé en el Honda de Bella de camino a ninguna parte.

Necesitaba fumar, pero el antojo no era tanto como para justificar parar el coche lo suficiente para comprar cigarros.

Todo era confuso: el funeral, mi ataque de pánico y ahora, incluso los árboles que bordean la interestatal mientras Bella conduce tan rápido que se mezclan entre ellos en una línea verde borrosa.


Todo era una maldita confusión.

Continué mirando hacia afuera de la ventana por lo que parecieron horas hasta que ella habló por primera vez.

—Solo otros veinte minutos más y vamos a hacer una parada en algún lado, ¿está bien?

Miré hacia ella. Tarareaba suavemente.

Dulce Bella.

 Maldita sea.

Mi pecho se apretujó. Fui un idiota con ella hasta hoy y ahora, básicamente la secuestré. Me salvó de mi mismo esta tarde y no había hecho nada para merecer que se tomara el tiempo para darme un paseo de esta manera. No tuve la energía para decirle cuanto significaba para mí, así que solo le dije:

—Gracias.

Uno de sus largos cabellos rubios se había descarriado, cayendo sobre mis pantalones negros. Le di vueltas alrededor de mis manos y, finalmente, me relajé lo suficiente como para quedarme dormido. Era la primera vez que dormía en días.

Me desperté delirante. Cuando me di cuenta de donde me había llevado, caí en un ataque de risa.

Un casino.

Era genial.

Cuando entramos en el edificio, Bella empezó a toser sin cesar y a quejarse del humo. Fue extraño, pero mi propio deseo de un cigarro desapareció. La adrenalina de estar en ese entorno había cambiado mi enfoque de mis problemas. Estaba que ardía.

—Trata de divertirte, hermanita. —En broma sacudí sus hombros e inmediatamente me lamenté de poner mis manos sobre ella en absoluto, porque al parecer, no podía confiar en que mi cuerpo no reaccionará como un animal.

—Por favor no me llames así.

—¿Aquí cómo prefieres que te llame? Nadie nos conoce. Podemos inventar nombres. Los dos estamos vestidos de negro. Parecemos grandes apostadores de la mafia.

—Cualquier cosa menos hermanita. ¿Qué te gusta jugar?

—Quiero visitar una de las mesas. ¿Qué hay de ti?

—Solo voy a estar en las máquinas tragamonedas.

Las máquinas tragamonedas. Dios, que era linda.

—¿Las máquinas tragamonedas? Te estás volviendo salvaje, ¿eh?

—No te rías.                                                            
—Uno no va a un casino como este para jugar con las máquinas tragamonedas, especialmente en las de peniques.

—No sé cómo jugar cualquiera de las mesas.

—Puedo enseñarte, pero primero necesitamos bebidas. —Le guiñé un ojo—. Siempre licor antes de jugar póker.

Su rostro se sonrojó. Casi me había olvidado cuán adictivo era hacerla ruborizarse.

Rodó los ojos.

—Dios, algunas cosas nunca cambian. Al menos has vuelto a hacer chistes subidos de tono. Eso quiere decir que hoy hice algo bien.

 —En serio, esta idea… —Miré hacia el caos a nuestro alrededor y luego a ella—. Venir aquí… fue perfecto.

Lo que me hubiera gustado poder decirle fue que inesperadamente llegar a pasar tiempo con ella otra vez era la mejor parte.

Compramos algunas fichas y yo fui a obtener algunas bebidas para nosotros. Me estuve sintiendo muy bien hasta que hice mi camino de regreso a donde Bella estaba esperando. Un tipo gordo con un sombrero de vaquero la golpeó en el culo mientras ella estaba de pie junto a él en la mesa de dados.

Sin pensarlo, mi cuerpo entró en el modo de lucha.

—Dime que no acabo de ver a ese maldito patán dándote una nalgada. —Le di las bebidas—. Sostén estas.

 Lo estrangulé. Necesité ambas manos para poder abarcar cuello gordo.

—¿Quién carajo te crees que estás poniendo tus manos sobre ella de esa manera?

Levantó las manos.

—No sabía que estaba con alguien. Ella me estaba ayudando.

—Parecía que te estabas ayudando a ti mismo. —Accidentalmente lo escupí cuando las palabras salieron de mi boca y luego lo arrastró por el cuello hacia Bella—. Pídele disculpas a ella en este momento.

—Mira hombre…

—Discúlpate —grité mientras apretaba su cuello aún más fuerte.

—Lo siento.

Mis oídos palpitaban. Todavía quería matarlo.

Bella estaba suplicando.

—Vamos, Edward. Por favor, vámonos.

Su cara de susto me hizo darme cuenta de que golpear a este hombre no valía la pena para ponerla a través de esto. Tomé mi bebida de ella y comencé a alejarme.
Entonces, lo oí detrás de mí.

—Tienes suerte que viniste cuando lo hiciste. Estaba a punto de pedirle que soplara en mis dados.

Me volví loco, yendo en su ataque y casi herí a Bella que intentó utilizar su pequeño cuerpo para bloquear mi objetivo. Sólo terminó siendo bañada por las bebidas que se derramaron encima de ella.

—¡Edward, no! No podemos ser echados de aquí. Por favor. Te lo ruego.

 Me di cuenta en ese momento que incluso si lo tocaba, o iba a matarlo o lo iba a herir gravemente. Necesitaba alejarse.

 —Puedes darle las gracias de que todavía tienes cara. —Todavía estaba ansioso cuando salimos de la habitación. La única vez que puse las manos en alguien como él también había sido en defensa de Bella. ¿La protegía ahora como un hermano o como un ex-amante? Esa era la pregunta.

Su cabello estaba salvajemente despeinado y su vestido estaba empapado.

—Mierda, Bella. Eres un lío.

En realidad, nunca había lucido más hermosa.

Se echó a reír.

—Un lío caliente.

—Vámonos. Te voy a comprar un traje nuevo.

 —Está bien. Sólo soy un poco mojada.

Un poco mojada. Mierda. Consigue tu mente fuera de la vulgaridad, Edward.

—No, no está bien. Esa fue mi culpa.

—Se va a secar. Te diré algo, si ganas algo esta noche, puedes gastártelo todo a un nuevo atuendo para mí en una de estas tiendas caras. Esa es la única manera en la que voy a dejarte gastar dinero en mí.

Me sentí como un idiota y sabía que no me iría esta noche hasta comprarle el vestido más bonito en este lugar para compensar lo que hice.

Después de que fui a comprar bebidas, le dije que era mejor si nos separábamos mientras yo jugaba póker. Había un montón de chicos que parecían que estaban al acecho en la sala de póker y no quería tener que joder a nadie esta noche. Bella no se daba cuenta de lo atractiva que era.

Me sorprendió que incluso escuchara y aceptara ir a jugar a las máquinas por un tiempo. Cuando me senté en la mesa, mi teléfono vibró.

¿Por qué aún te importa si otros chicos me coquetean? No se supone que te importe.

Mierda. No debería haber sido una sorpresa que me confrontara por mi comportamiento.

Se encontraba en lo correcto.

Estaba siendo egoísta. Realmente no tenía miedo de que un tipo le coqueteara. Lo que más me asustaba era la posibilidad de que tuviera que mirar, mientras ella les devolvía el interés o se entretuviera. Era soltera y yo no. ¿Qué iba a detenerla? Me sentía tan celoso como siempre y no tenía derecho a estarlo. Era inaceptable e incorrecto. Por lo tanto, no respondí el mensaje porque no había una buena respuesta.

No podía concentrarme en el juego y seguía perdiendo. Mi mente estaba demasiado centrada en el mensaje y aún más en mi comportamiento inaceptable. Saqué mi teléfono y pasé a través de fotografías de Kate en un intento de recordarme a mí mismo a quién le pertenecía. Ojeé a través de las fotos: nuestro viaje a San Diego, mi madre y ella cocinando comida ecuatoriana, ella y yo besándonos, nuestro gato Dublín… el anillo que no había visto todavía. Traté de volver mi atención de nuevo en el juego, pero la pregunta de Bella seguía carcomiéndome. Así que le envié un mensaje sin respuesta que pasó a ser la verdad.

Sé que se supone que no me debe importar. Pero cuando se trata de ti, lo que se supone que debo estar sintiendo nunca ha importado.

Unos veinte minutos más tarde, había perdido doscientos dólares cuando se encontró conmigo y agitó en mi cara mil dólares en efectivo. No podía creer que había ganado todo ese dinero en las máquinas tragamonedas.

—¡Mierda, Bella! ¡Felicidades!

Cuando le di un abrazo felicitándola, pude sentir cuán rápido latía su corazón. Me dije que era por su victoria y no por la misma razón de que mi corazón estaba explotando.

Decidimos buscar un lugar para cenar y decidimos por el restaurante especializado en carnes. A lo largo de nuestra comida, estuve obsesionado con un extraño mensaje de texto que había recibido un poco antes de un número desconocido. Era el número 22 y había entrado exactamente a las 2:22. El 22 de febrero era el cumpleaños de Charlie. Estaba convencido de que el mensaje era de él, era su manera de joderme desde el más allá. Por lo tanto, apenas toqué mi comida.

 Bella, por otra parte, no tuvo ningún problema terminándose mi carne y la de ella. Había ahogado la carne en salsa para carne.

La molesté un poco. —¿Qué tal un poco de carne con tu salsa?

—Me encanta. Me recuerda a mi papá. Solía ponérsela a todo.

Verla comer me había hecho sonreír. No podía saber lo mucho que significaba para mí que estuviera aquí esta noche. Sólo me había  asustado en tropecientas maneras diferentes y sin embargo, todavía ella estaba aquí… Con salsa para carne en toda su cara.

 Me vio sonriéndole. —¿Qué? —dijo con la boca llena.

Tomé mi servilleta y me incliné para limpiar el costado de su boca. —Nada, descuidada.

 De repente me di cuenta: mañana podría ser la última vez que viera a Bella.

Todo mi cuerpo se tensó. Este día me había puesto a través del estrés de cada sentimiento imaginable. Otra cosa que también me di cuenta: la respuesta a la pregunta que me envió en el mensaje más temprano, la razón por la que me molestaba si otros chicos vinieran por ella. Finalmente había sido capaz de dejar Bella ir sólo porque pensé que era feliz y que estaba con alguien que la amaba. Todo en lo que creía para hacerme superarla era una mentira. Dándome cuenta de que ahora había puesto mis sentimientos como al principio a pesar de que no sería capaz de actuar sobre ellos.

***

Recargué mi cabeza en el sofá y dejé escapar un profundo suspiro. Este vistazo dentro de su cabeza me mataba. Necesitaba tomar otro descanso del libro porque una cantidad increíble de ansiedad se estaba construyendo sobre dónde iba esta historia.

Se me hacía tarde para el cumpleaños número treinta de mi amiga en el Club Underground por encima de eso. No pude saltármelo exactamente porque había sido una de los organizadores, junto con un par de mis compañeros de trabajo.

Decidí tomar una ducha, vestirme luego tomé mi Kindle conmigo para echarle una leída cada vez que pudiera durante la noche mientras estaba fuera. Mi dispositivo mostraba que sólo me quedaba el quince por ciento del libro. Supuse que estaría bien terminarlo en público.

 Ya sabes lo que dicen acerca de asumir las cosas.

**************
bueno hoy solo es un capitulo ya que es muy largo pero no se preocupen mañana subire el siguiente recuerden nos quedan 2 capitulos y el epilogo.

4 comentarios:

cari dijo...

GRACIAS sigue x favor esta muy bien ;) nos leemos

Kar dijo...

Me dejas picada con la lectura 😱😱😱

Tatiana dijo...

Esto esta buenisimo

Gabriela Gonzalez dijo...

Son increíbles tus adaptaciones, las amo tiene poco que inicié a leerte y ya llevo 5 historias

ORACION A MI SEXY VAMPIRITO

Edward de mi guarda
De mi sexy compañia
Bebete mi sangre
De noche y de Dia
Hasta que caiga en tus brazos
Y sea tu marca de heroina