martes, 24 de octubre de 2017

Amarte en Secreto Capitulo 5

Capitulo 5

Se suponía que Edward debía reunirse con nosotros en el cine. Había tomado un trabajo de medio tiempo en una tienda de bicicletas e iría a casa a ducharse primero después del trabajo.

 Victoria, Mike y yo conseguimos su boleto antes de que se agotaran.

—Victoria, ¿estás segura que tu cita va a aparecer? —Rió Mike.

—Va a estar aquí. —Me miró con incertidumbre. A decir verdad, yo no tenía ni idea de si en realidad Edward planeaba aparecerse y rezaba porque no lo hiciera. Cuando Victoria le envió un mensaje que habíamos planeado entrar al cine temprano para asegurar asientos, nunca respondió.


Mientras esperábamos en la fila, Mike puso su brazo alrededor de mis hombros, haciendo que me pusiera rígida. Me pareció un poco adelantado ya que apenas estábamos conociéndonos. Él olía bien y se veía realmente bien en vaqueros y una camisa de vestir negra. Su corto cabello castaño claro, estaba levantado con gel. Recuerdo que solía pensar que Mike era realmente lindo. Hoy en día, cada chico solo parecía palidecer en comparación con Edward en el medidor de atracción física. Quería aplastar el medidor con un mazo.

 Victoria estaba bajo órdenes estrictas de no decirle a Mike que Edward era mi hermanastro. Como Edward nunca me hablaba en la escuela, la mayoría de la gente todavía no tenía ni idea de que vivíamos juntos. Lo prefería de esa manera.

El alivio empezó cuando el teatro se oscureció, y los avances comenzaron a rodar. Puse mi teléfono en vibrador. Tal vez no iba a aparecer después de todo. Mi cuerpo empezó a relajarse mientras Victoria revisaba su teléfono cada dos segundos y lo buscaba alrededor.

Los créditos de apertura de la película comenzaron. Me hundí más en mi silla y levanté mis pies sobre el asiento vacío delante de mí. Mike me hizo un gesto para que tomara de sus palomitas. Había estado comiéndolas por un rato y en realidad disfrutaba de la película hasta que casi me atragantó con un olorcillo a cigarrillos de clavo mezclados con colonia.

 Entonces, ahí estaba.

Mis rodillas temblaban cuando se deslizó por delante de ellas en la oscuridad rumbo al asiento vacío al otro lado de Victoria.

Quería golpear la mirada de alegría de su cara. Cuando Edward se inclinó y la besó en la mejilla, mi apetito por las palomitas se transformó rápidamente en náuseas. Le entregué la bolsa a Mike y fingí estar interesada en la película. Con toda honestidad, yo miraba fijamente la pantalla, pero Drew Barrymore bien podría haber hablado chino mandarín.

Todo lo que realmente hacía era rumiar y respirar el aroma de Edward. Su presencia me hizo enojar más de lo que esperaba.

En un momento dado, Mike tomó mi mano y la envolvió dentro de la suya. Me quedé helada.

Victoria, que se había bebido una Coca-Cola Light gigante antes de que Edward llegará, me susurró al oído que iba al baño.

Mi corazón empezó a latir más rápido una vez que ella se fue porque ya no había nada bloqueando mi vista de él. Podía sentir desde la esquina de mis ojos que me miraba. A pesar de las risas producidas a mí alrededor por el público, el peso de su mirada parecía ahogar todo. No podía mirarlo o incluso moverme.

Solo sigue mirando a la pantalla, Bella.

Mi teléfono vibró en mi pierna.

¿Estás practicando para ser un maniquí de escaparate de una tienda?

No podía responder exactamente al texto porque Mike me hubiera visto. Sin embargo, miré a Edward y me arrepentí. Su cabello normalmente rebelde fue gelificado y peinado. Estaba más arreglado de lo normal en vaqueros oscuros y una chaqueta de cuero.

Su boca se extendió en una rara sonrisa genuina que me hizo sentir como si algo se apretara en mi corazón. Entonces, se rio entre dientes, haciendo que me riera de mí misma, también. Se encontraba en lo cierto. Estuve sentada allí tiesa, como una tabla esta noche. Actuaba ridícula.

 Victoria interrumpió mi momento con Edward cuando pasó por delante de mis piernas y se sentó, una vez más, obstruyendo mi vista. Se inclinó hacia él, y esa fue mi señal para mirar de nuevo a la pantalla.

Yo quería ser la que estuviera con él.

No tenía sentido, pero era la prueba de que el deseo y la lógica eran dos cosas muy distintas.

¿Qué pasa si Victoria trataba de besarlo esta noche? ¿Y si él respondía? Yo ya no podía hacer frente a estos celos, y nada siquiera sucedía todavía. Sus citas con chicas de la escuela se convirtieron en algo que me había obligado a aceptar. Quiero decir, era mi hermanastro, supuestamente no me agradaba y se mudaría de regreso a California después de la graduación. La realidad era, nada podría pasar entre nosotros. A pesar de eso, que él esté teniendo algo con mi mejor amiga no estaba bien para mí. Ella me contaba hasta el último detalle y no se detendría.

En algún lugar en medio de mis pensamientos, la película finalmente terminó. Drew Barrymore sonreía, así que debe haber sido un final feliz.

 La mano de Mike descansaba en mi espalda baja cuando salíamos del teatro. Con las brillantes luces fluorescentes del vestíbulo lleno de gente, Edward lucía aún más impresionante. Victoria se agarró a su brazo posesivamente. Quería odiarla por eso, pero ella no tenía ni idea de mis sentimientos por él.

Esta situación me abrumaba. Necesitaba estar sola por unos minutos. —Chicos, yo solo voy a ir refrescarme. Deben decidir dónde vamos a ir a comer.

Al entrar en la seguridad del baño, dejé escapar un profundo suspiro. Después de que hice pis y me lavé las manos, me resistía regresar afuera, así que me quedé mirándome en el espejo.

La ira y la frustración recorriéndome cuanto más pensaba en esta jodida fecha. Cogí mi teléfono y envíe un mensaje a Edward.

¿Por qué estás realmente aquí? ¿Por lo menos te gusta Victoria?

Inmediatamente me arrepentí de ese movimiento impulsivo. Mi teléfono vibró.

Edward: ¿Qué pasa si sí?

Deseando nunca haber dicho nada, no tenía respuesta y simplemente miré mi teléfono. Él envió un mensaje nuevo.

Edward: No me gusta.

 No me había dado cuenta de que contenía tanto la respiración hasta que se me escapó un enorme suspiro de alivio.

Bella: Entonces, ¿por qué estás aquí?

Edward: porque me gusta sacarte de tus casillas.

Bella: ¿Por qué?

Edward: Porque me excita.

Bella: ¿Por qué?

Edward: No puedo responder a esa pregunta más de lo que tú puedes decirme por qué me miras de la forma que lo haces, aunque yo te he tratado como una mierda.

 Oh. Dios. Hasta ahora, no me había dado cuenta de lo obvio que mis sentimientos eran, cuán estúpida y desesperada debe haberme visto todo este tiempo.

 Edward: Ten un poco de dignidad.

Qué. Mierda. Ahora, seriamente me molestó. Guau.

Bella: No te preocupes. No voy a estar mirándote más.

 Yo solo no podía creer que dijo eso. Mis ojos empezaron a lagrimear, pero estaba determinada a no dejarle verme molesta. Tomó unos poco minutos para tranquilizarme antes de caminar de regreso al vestíbulo. Tan duro como era, me negaba a mirarle. Me negaba.

—¿Qué demonios te tomó tanto tiempo? —preguntó Mike.

—Me encontré con un pequeño problema. Pero se acabó.

 Victoria puso su mano en mi hombro. —¿Todo bien?

—Sip. Vamos. Victoria y Edward caminaron en frente a nosotros. Ella estaba aún agarrando su brazo mientras ambas manos de él estaban en sus bolsillos.

 Los cuatro entramos en el Prius de Mike y nos dirigimos a un restaurante de toda la noche. Evitar a mi hermanastro se convirtió en un reto mucho más grande en la pequeña cabina dónde se hallaba sentado justo en frente de mí. Aún así, mantuve mi palabra. Me enfocaría en su tatuaje de la manga o jugar con el salero pero nunca levantaría la mirada. Pretendía disfrutar estar inmersa en la conversación con Mike, quien estaba sentado a mi izquierda.

Pedimos nuestra comida, y hasta ahora, era exitoso el no hacer contacto visual con Edward.

—Así que, Bella, hay esta fiesta el próximo viernes en la casa de Alex Franco. Me gustaría que vinieras conmigo —dijo Mike.

—Claro. Suena divertido.

—Bien. —Se inclinó y ligeramente besó el lado de mi cara.

Edward estaba distraídamente jugando con unos paquetes de azúcar. Si yo fuera Victoria, encontraría peculiar que mi “cita” ni siquiera me hablaba. ¿Pero qué sabía yo?

 Intentó hacer conversación. —Edward, ¿cuáles son tus planes para después de la graduación?

—Irme malditamente de Boston.

Y eso fue todo lo que obtuvo.

Unos minutos después, él parecía estar enviando mensajes de texto por debajo de la mesa. Entonces, mi teléfono vibró.

Apuesto que puedo conseguir que me mires.

Lo ignoré y no respondí.

Unos segundos después, nuestra comida llegó, y todos atacamos. Yo estaba felizmente cómoda con mis panqueques cuando escuché a Edward decirle a Victoria—: Tienes algo de batido justo ahí.

—¿Dónde?

—Aquí —dijo antes de tirar de ella hacia él y la besó con lengua justo delante de mí. Miré con horror cuando él se lo hizo a su boca, las mismas cosas que hizo con la mía durante el encuentro en la cafetería. Mi cara quemaba de rabia cuando lenta y sensualmente movió su boca sobre la de ella.

—Maldita sea, consigan una habitación —dijo Mike.

Cuando finalmente Edward se retiró, Victoria cubrió su boca y dijo—: Vaya… y aquí estaba yo, pensando que no estabas interesado. —Rió.

Mi mirada fija quemó en la de Edward, y silenciosamente murmuró—: Te lo dije.

 —Discúlpame —le dije a Mike mientras salía de la cabina y rápidamente pregunté a la camarera dónde podía encontrar el baño. Antes de que pudiera seguir mi dirección, Victoria vino detrás de mí.

 —¿Qué fue eso? —preguntó.

 Me incliné contra el fregadero.

—¿Qué fue qué?

—Toda esa cosa… Edward besándome así, y entonces tú te marchas. ¿Te molestó que me besara?

Esquivé el interrogatorio. —Él puede hacer lo que quiera que desee. Él solo me molesta.

—No respondiste a mi pregunta.

Claro, por qué no solo admito que estoy obsesionada con mi hermanastro, tanto es así que me excitó un poco de verlo besarte porque todo lo que hace parece que hace reaccionar a mi cuerpo.

 —Sabes que las cosas entre él y yo son inestables, Vic. Tampoco quiero verte siendo herida.

—No te preocupes. Soy una chica grande. Solo estoy teniendo un poco de diversión. Sé que se marchará.

De esto es exactamente de lo que tenía miedo.

—No te preocupes por mí, ¿de acuerdo? Edward solo consigue meterse bajo mi piel. No es gran cosa. Yo solo necesitaba un respiro.

—De acuerdo, si tú lo dices. —Cruzó sus brazos—. Sin embargo, ¿te estás sintiendo bien sobre Mike?

—Ya veremos. Es… amable. Creo que voy a definitivamente darle una oportunidad.

—Bien.

Cuando Victoria me abrazó pude oler a Edward en ella, y eso me volvió loca. Esa fue mi reacción hacia el olorcillo de almizcle ahumado que sirvió para recordarme que me volvía loca y necesitaba acabar con eso. Me prometí en ese momento hacer lo que fuera para sacudir esta cosa que tenía por él.

—¿Estás lista para volver? —preguntó.

—Sí. —Asentí y tomé una respiración profunda—. Sí, estoy lista.

 Los eventos que tomaron lugar después parecían ocurrir en secuencia rápida. Cuando caminábamos de regreso hacia la cabina, escuché una cubertería volar y después un fuerte estruendo sonó. Una multitud de personas jadearon antes de que atrapara la vista de Mike en el suelo y Edward golpeándolo. La cara de Mike estaba ensangrentada, y la boca de Edward también sangraba.

—¡¿Edward, qué haces?! —grité.

Continuó golpeando a Mike con todo lo que podía.

El gerente del restaurante corrió hacia nosotros con un camarero, quién lo ayudó a alejar a Edward de Mike, quien desfallecía en el suelo por el dolor.

Me incliné. —Mike, ¿qué pasó?

 —Ese lunático me dio un puñetazo sin razón y entonces, yo lo golpeé también. Así que, solo empezó a darme una paliza. Me tropecé, y empezó a golpearme cuando estaba caído.

—¿Estás bien?

—Estaré bien.

—No te ves bien.

 Lo ayudé a levantarse, y se inclinó hacia mí. Los dos hombres aun sujetaban a Edward cuando la sirena de la policía se aproximaba en la distancia.

 ¿Qué pasó?

Victoria caminó hacia Edward. —¿Qué demonios está pasando?

Escupió algo de sangre al suelo. —No dejes que ella se marche con él.

Miré hacia Mike. —¿Qué empezó esto? No entiendo.

 —Nada. Ese raro solo me atacó.

—Maldito mentiroso —escupió Edward cuando arremetió para cargar contra Mike otra vez, pero el hombre sujetó sus brazos conteniéndolo.

Dos oficiales entraron y empezaron a preguntar a cada uno de los chicos en esquinas separadas. Victoria y yo solo nos quedamos a un lado, aturdidas y confusas sobre qué pudo pasar en el corto tiempo que nosotras estuvimos en el baño para causar esto. Desearía poder escuchar lo que ellos decían a los oficiales, pero estaban tan lejos.

 Después que ellos fueran liberados, Edward caminó directo pasando Victoria y hacia mí. —Vamos. No vas a ir en su coche.

—¿Quién demonios te crees que eres intentando llevar a mi cita a casa? —gritó Mike.

—Yo soy su casa, idiota.

1 comentario:

cari dijo...

Creó q Mike es un cerdo x algo Edward le rompió la cara, gracias

ORACION A MI SEXY VAMPIRITO

Edward de mi guarda
De mi sexy compañia
Bebete mi sangre
De noche y de Dia
Hasta que caiga en tus brazos
Y sea tu marca de heroina