martes, 10 de octubre de 2017

Amarte en Secreto capitulo 2

Capitulo 2


—¿Cómo está el querido hermanastro el día de hoy? —preguntó Victoria.

La cama chirrió cuando me dejé caer sobre mi estómago mientras suspiraba en el teléfono. —Con su estupidez habitual.

 No le había contado a mi mejor amiga Victoria sobre el muestra y di con Edward en el baño el viernes por la noche. Mi vergüenza no tenía fin y decidí guardarlo para mí misma. Una búsqueda en Google sobre los penes perforados, me mantuvo despierta el resto de esa primera noche. Déjenme decirles, cualquiera que busque “Prince Albert” inocentemente, se llevará una gran sorpresa.


Ahora era domingo y mañana Edward me estará mirando en la escuela donde ambos deberíamos ser de último año. Muy pronto todo el mundo conocerá a mi hermanastro idiota.

 Victoria sonaba impactada. —¿Aún no te habla?

—No. Bajó las escaleras para servirse un poco de cereal esta mañana y lo llevó de regreso a su habitación.

—¿Por qué crees que tiene un palo tan enterrado en el culo?

Deberías ver su otro palo.

—Algo está sucediendo entre él y Charlie. Estoy tratando de no tomarlo personal, pero es duro.

Es difícil, bueno. Dios, ¡No puedo sacarlo de mi mente!

 Cabeza de champiñón perforado.

Mierda.

 —¿Crees que me gustaría? —preguntó Victoria.

— ¿A qué te refieres? Ya te lo dije… es el diablo —espeté.

—Lo sé… ¿pero crees que me gustaría?

 Honestamente, él era exactamente el tipo de Victoria. Amaba a los chicos oscuros y melancólicos aún cuando no fueran tan bien parecidos como Edward. Esta era otra razón por la que tenía que guardarme los detalles del encuentro en el baño para mí misma. Todo lo que ella necesitaba escuchar era que su polla estaba perforada y nunca la sacaría de mi casa. Pero iba a descubrirlo muy pronto, así que decidí ser honesta.

—Él es realmente sexy, ¿está bien? Realmente… malditamente sexy. De hecho, es lo único que tiene a su favor.

—Bien, voy a ir ahora.

—No, no lo harás. —Me reí, pero por dentro, la idea de Victoria lanzándose sobre Edward me ponía realmente incómoda a pesar de pensar que él no regresaría la atención.

—¿Cuáles son tus planes para esta noche, entonces?

—Bueno, antes de conocerlo y darme cuenta de que era un imbécil, se suponía que prepararía la cena del domingo para todos nosotros. Ya sabes… mi única especialidad.

—Pollo Tetrazzini.

Me reí porque era la única cosa que sabía hacer bien. —¿Cómo adivinaste?

—Tal vez podrías servirle una lata de veneno al querido hermanastro.

—No voy a participar. Voy a matarlo con amabilidad. No me importa lo muy…imbécil… (Oh Dios) que quiera que ser conmigo. Lo peor que podría hacer es hacerle saber que me afecta.

****

 Mamá me ayudó a poner la mesa mientras esperábamos que el Tetrazzini se horneara. Mi estómago rugía, pero eran más nervios que el olor de la salsa de crema y ajo que emanaban del horno. Realmente no quería sentarme frente a la mesa con Edward, eso, si se dignaba a acompañarnos.

—¿Bella, por qué no subes las escaleras y ves si logras que baje?

—¿Por qué yo?

Mi madre abrió una botella de vino. Ella sería la única que bebería y probablemente lo necesitaría. Se sirvió un poco, tomó un sorbo y dijo—: Mira, puedo entender por qué no le agrado. Me ve como el enemigo y probablemente me culpa de alguna manera porque sus padres ya no están juntos, pero no hay razón para que te trate mal a ti.

Solo sigue intentando acercarte a él, ve si logras hacer que se abra un poco.
Me encogí de hombros. No tenía idea de lo abiertas que estaban las cosas en el baño la otra noche: muy abiertas.

Mientras subía las escaleras, la melodía de Jaws, sonaba en mi cabeza. La idea de golpear a su puerta me aterraba y yo no sabía a qué me enfrentaría si siquiera abría la puerta.

Toqué.

Para mi sorpresa, abrió enseguida. Un cigarrillo de clavo colgaba de su boca. El dulce olor del humo viajo rápido por mis fosas nasales. Tomó una larga calada, después, despacio e intencionalmente, sopló el humo justo en mi rostro. Su voz era baja. —¿Qué?

Traté de parecer imperturbable hasta que un ataque de tos incontrolable salió.

Muy bien, Bella.

 —La cena está casi lista. Él usaba una ajustada, playera blanca sin mangas y mis ojos viajaron hacia un tatuaje que decía “Lucky” en uno de sus bíceps musculosos, el cual ahora se hallaba recargado contra la puerta. Su cabello se encontraba mojado y sus vaqueros bajos, mostrando la parte superior de su bóxer blanco debajo. Sus ojos grises clavados en los míos. Era impresionante… para un hijo de puta.

Lo había divido en partes cuando dijo—: ¿Por qué me miras así?

—¿Cómo?

—Como si intentaras recordar cómo me veía la otra noche… como si prefirieras tenerme a para la cena.—Se rio disimuladamente—. ¿Y por qué me guiñas?

Mierda.

Mi ojo sufría un tic cada que estaba nerviosa y hacía parecer como si estuviera guiñando.

—Es solo un tic. Supérate. Su expresión se tornó enojada.

—¿En serio? ¿Debería hacerlo? La manera en que me veo es todo lo que tengo a mi favor, ¿cierto? Debería capitalizar eso.

¿De qué hablaba? Me quedé sin habla.

 Y continuó—: ¿Qué te pasa... demasiado calor aquí para ti? —Entonces, en tono de burla dijo—: Así que...malditamente...sexy. —Esbozó una sonrisa maliciosa

Mierda.

Esas eran exactamente las palabras que había usado para describirlo en el teléfono con Victoria más temprano ese día. ¡Estuvo escuchando mi conversación!

Mi ojo se crispó. Continuó.

»Me guiñas de nuevo. ¿Te pongo nerviosa? ¡Mira tu rostro! ¡El rojo te sienta bien! Inmediatamente me fui y bajé las escaleras. Gritó detrás de mí.

—Combinamos, ¡dado que yo soy el DIABLO!

****

Edward picoteaba su comida sin decir una palabra mientras yo me obsesionaba con el aro de su labio. Charlie lo miraba con desprecio. Mi madre volvió a llenar su copa de vino más de una vez. Sí, nuestra propia versión de la tribu de los Brady.

Fingí estar disfrutando del Tetrazzini mientras pensaba en el hecho de que me oyó hablar de él de esa manera y por lo tanto, ahora sabía que me sentía atraída hacia él.
Mamá fue la primera en hablar. —Edward, ¿qué has pensado de Boston hasta ahora?
 —Viendo que no me he aventurado a ningún lado, a parte de esta casa, apesta

Charlie estrelló su tenedor. —¿Puedes mostrar un poco de respeto a tu madrastra por cinco segundos?

 —Eso depende. ¿Podrá dejar de emborracharse la misma cantidad de tiempo? Sabía que te casaste con una tramposa, papi, pero, ¿también una borracha?

 —Tú inútil pedazo de mierda —vomitó Charlie.

Auch.

Una vez más, Charlie me dejó pasmada con su elección de palabras hacia su hijo. Edward seguramente era un imbécil, pero aún así me sorprendió escuchar el tipo de lenguaje que salía de la boca de mi padrastro.

 La silla de Edward patinó hacia atrás mientras lanzaba su servilleta sobre la mesa y se levantaba. —Ya he terminado. —Me miró—. El Teta-Zinni o lo que coño se llama, estuvo maravilloso, hermanita. —La palabra “hermanita” salió de su lengua con sarcasmo.

Después de dejar la mesa, el silencio era ensordecedor. Mi madre puso la mano sobre Charlie, y yo me quedé pensando en lo que pudo haber pasado entre Edward y su padre para causar una ruptura tal.

Impulsivamente me levanté y subí las escaleras. Mi corazón latía con fuerza mientras llamaba a la puerta de Edward. No contestó, así que lentamente giré el pomo y lo encontré sentado en el borde de su cama fumando un cigarrillo de clavo. Tenía los auriculares puestos y no me   había visto entrar. Me quedé un poco más allá de la puerta y lo observé. Rebotaba las piernas nerviosamente, luciendo frustrado y derrotado. Finalmente, pisó el cigarrillo solo para llegar de inmediato a su cajón y coger otro.


—Edward —grité. Saltó y se quitó los auriculares. —¿Qué mierda? Me asustaste.

—Lo siento. Encendió el cigarrillo e hizo un gesto hacia la puerta. —Vete.

—No.

 Rodó los ojos y negó lentamente, colocando los auriculares en sus oídos y tomando una larga calada.

 Me senté a su lado. —Van a matarte.
El humo salió de su boca mientras decía—: Perfecto.

—No lo dices en serio.

—Por favor, déjame en paz.

 —Está bien, bien.

Salí de la habitación y volví abajo. Verlo luciendo tan mal mientras no sabía que lo veía, me hizo más decidida que nunca a entrar de alguna manera. Necesitaba saber si esto era solo una fachada o si era verdaderamente un auténtico idiota. Mientras más malo era conmigo, más quería hacerlo como yo. Era un reto.
Volví a la cocina y le pregunté a Charlie el número de teléfono de Edward antes de programarlo en mi teléfono. Entonces escribí un texto.

 No quieres hablar así que voy a enviar textos.

Edward: ¿Cómo conseguiste mi número?

Bella: Tu padre.

Edward: Que se joda.

Decidí alejar el tema de Charlie.

Bella: ¿Te gustó la comida?

Edward: Desordena las letras de comida. Tienes ABURRIDA. Tu comida = aburrida2.

Bella: ¿Por qué eres tan malo?

Edward: ¿Por qué eres tan aburrida?

 ¡Qué idiota! Esto no va a ninguna parte. Dejé el teléfono en el mostrador y me marché por las escaleras. Ahora, me puso de ánimo para hacer algo como echarlo.

Seguía sentado en la cama fumando cuando abrí la puerta después de dejar de lado llamar. Me dirigí directamente hacia el cajón, agarré la caja de cigarrillos y salí corriendo.

Me reí todo el camino de regreso a mi habitación. Es decir, hasta que mi puerta se abrió de golpe. Rápidamente me metí los cigarrillos en la camisa. Edward parecía a punto de matarme, aunque es cierto que el brillo en sus ojos brillantes era bastante sexy.

—Dámelos —dijo con los dientes apretados.

—No te los voy a regresar.

—Sí como la mierda que lo vas a hacer, o meteré la mano en tu camisa y los conseguiré. Tú eliges.

—En serio, ¿por qué fumas? Es tan malo para ti.

 —No te puedes robar mi mierda. Pero, de nuevo, de tal madre, tal hija.

 —¿De qué hablas?

—Ve y pregúntale a tu madre —murmuró en voz baja. Extendió su musculoso brazo tatuado—. Dame mis cigarrillos.

—No hasta que expliques por qué acabas de decir eso. Ella no robó a Charlie. Tus padres se divorciaron antes de que mi madre incluso conociera a tu papá. —Eso es lo que Charlie quiere que creas. Probablemente también engañaba a tu papá ¿no? Pobre bastardo inocente.

—No llames a mi padre bastardo.

—Bueno, ¿dónde estaba él cuando Renee follaba a mi padre a espaldas de mi madre? Mi sangre empezaba a entrar en ebullición. Se iba a arrepentir por preguntar.

 —Dos metros bajo tierra. Mi padre murió cuando yo tenía diez años.

 Se quedó en silencio y luego se frotó las sienes con frustración. Su tono disminuyó por primera vez desde que lo conocí.

—Mierda. No sabía eso ¿de acuerdo?

—Hay muchas cosas que tú probablemente estás asumiendo. Si solo me hablaras...

 Edward casi parecía que iba a pedir disculpas. Casi. Entonces, negó y se volvió de nuevo el malvado señor Hyde. —Voy a estar jodidamente maldito si tengo que hablar contigo. Dame mis cigarrillos, o los voy a sacar de tu blusa.

Mi cuerpo zumbaba cuando lo dijo. ¿Qué era lo que me pasaba? Una parte de mí quería ver lo que sería que sus ásperas manos tiraran el material mi camisa, rasgándolo. Negué con la cabeza para liberar el pensamiento y retrocedí mientras se acercaba lentamente. Estaba a solo unos centímetros de mí ahora. El calor irradiaba de su cuerpo mientras  se movía contra mí, aplastando la caja de cigarrillos en mi pecho. Mis pezones al instante volvieron de acero. Nunca me había sentido tan fuera de control de mi propio cuerpo y estaba en silencio pidiendo que dejara de reaccionar tan intensamente hacia él. Seamos realistas. Mi cuerpo era un imbécil con falta de criterio. ¿Cómo podía querer algo y odiarlo al mismo tiempo?

Su aliento olía a clavo de olor. —Ese era el último paquete de esa marca. Son importados de Indonesia. Ni siquiera sé dónde comprarlos aquí todavía. Si piensas que soy difícil de tratar ahora, no vas a querer ver cómo soy sin cigarrillos esta noche.

 —Son tan malos para ti.

 —Pregúntame si me importa una mierda —dijo incómodamente cerca de mi boca.

—Edward...

Retrocedió unos centímetros. —Mira... fumar es la única cosa que me ha traído alguna paz desde que entré en este agujero del infierno. Ahora, te los estoy pidiendo amablemente. Por favor.

Sus ojos se suavizaron, y con cada segundo que pasaba, mi resolución debilitaba.

—Está bien. —Su mirada siguió mi mano mientras la metí en mi sostén para coger los cigarrillos. Se los entregué y al instante sentí el aire frío sustituir el calor de su cuerpo mientras se alejaba.

Si pensaba que devolverle los cigarrillos iniciaría una tregua, me equivoqué. Se volvió una vez más hacia mí, y sus ojos ya no eran suaves. Eran penetrantes. —Vas a pagar por ello.

2 En el original él dice: meal = lame, comida = aburrida.



3 comentarios:

cari dijo...

Este chico es muy complicado y BELLA muy impulsiva son difíciles los dos aun q Edward es muy hepatitis y Charlie no se queda atrás lo trata muy mal y este chico se revela mas con ese trato, Gracias

cari dijo...

Esta porquería de nuevo es muy groserito no (hepatitis) jajajajaja pero esta cosa pone lo q se le da la gana

saraipineda dijo...

Graciasssss me encantó esa lagarto de Victoria segura la enemiga de Bella muy pronto jajajaj que grueso que naipes siquiera en la mesa puedan comer en paz y Bella Bella ten cuidado este Edward te X comera viva jajajajaj gracias luna emosionada por el siguiente cap graciasssss graciasssss graciasssss graciasssss graciasssss

ORACION A MI SEXY VAMPIRITO

Edward de mi guarda
De mi sexy compañia
Bebete mi sangre
De noche y de Dia
Hasta que caiga en tus brazos
Y sea tu marca de heroina