viernes, 4 de agosto de 2017

Infidelidad consentida capitulo 1





Bella Swan nunca pensó que la idea de un hombre  teniendo sexo con otro hombre sería tan interesante, pero cuando su caliente trozo de novio, policía de Memphis, admite que lo haría a un hombre, su mente y su cuerpo se sobresaturan de lujuria.

Cuando Edward Cullen revela su atracción por los hombres, su novia propone un trato. Ella va a ayudarle a hacer su fantasía realidad. Una noche con ella y su mejor amigo gay, Jake, suena como un  pedazo de cielo.
Pero, ¿la infidelidad consentida llevará su romance a nuevas alturas o a terminar por completo?


CAPÍTULO 1


—Sí, claro. Se lo haría a otro tipo en las circunstancias adecuadas.
¿Él realmente había dicho eso?
El aliento de Bella  Swan quedó atrapado en su pecho mientras su coño se apretaba. Su novio - un caliente pedazo de policía con músculos y  testosterona, acababa de admitir que follaría a otro hombre.

Su imaginación le dedicó una visión de él, la polla en la mano, empujando su longitud en la boca de un hombre. Su vagina pulsó con una señal inequívoca de excitación. Una mancha de humedad se filtró a través de sus pliegues a alta velocidad. Su cuerpo se tambaleaba al borde del orgasmo.
Rápido. Demasiado rápido. ¡Pero, maldita sea!

Sí, claro. Se lo haría a otro tipo en las circunstancias adecuadas.
Mientras luchaba para mantener su respiración constante, cerró sus ojos. Lo último que quería era que Edward o su mejor amigo Jake notaran su repentino, ávido interés en su hombre haciéndoselo a otro hombre.

¡Pero joder!

Un tipo chupando la polla de Edward, Edward follando el culo de algún tipo... la larga lista de escenas y luego saltó a Edward en el extremo receptor. Maldita sea... Si ella apretaba los muslos, empujaba contra el borde duro de la banqueta justo…

—Bella.

La voz de Edward cortó a través de su bruma caliente. Sus párpados saltaron abiertos.

 —¡Sí!— Con la boca seca, obligó a salir esa única palabra.

—¿Te vas a dormir sobre nosotros?

La mano de Edward cayó sobre la suya. Unas pocas líneas finas arrugaban su frente. Había agarrado al borde de la mesa alta con tanta fuerza, que sus dedos estaban entumecidos.

—No. Estoy bien.— Muy bien. Cerca de hacer un Harry Conoció a Sally en el bar, salvo que ella no estaría fingiéndolo.

— ¿Estás bien?— Entornó los ojos y profundizó su ceño fruncido.
—Sí, estoy bien.—  Sólo pensando en ti con una polla en el culo...

—Tal vez deberíamos seguir adelante.—Sacó la billetera del bolsillo del pantalón y luego arrojó un par de billetes sobre la mesa.

La risa profunda de Jake atrajo la atención de Edward.

 —Creo que está en estado de shock por tu oferta de batear para el otro equipo.—Él esbozó una sonrisa rápida. Trabó su mirada azul profundo con la suya. La había conocido desde la escuela secundaria y después de casi veinte años, la podía leer como un libro abierto. Bella arrastró su atención hacia Edward.

Su ceño de preocupación se profundizó incluso cuando se echó a reír, junto con Jake.

—No muchos hombres rechazaría la oferta de un puerto cálido, si sabes lo que quiero decir.

—No, no. Todo está bien. Mi mente vagaba. Eso es todo. Cosas del trabajo.—Bella se deslizó fuera de su taburete. —Pero probablemente deberíamos irnos. Tengo que llegar a la oficina mañana por la mañana.

Jake colgó un brazo alrededor de su cuello, tirando de ella en un apretado abrazo. Le murmuró al oído.

—¿Un poco perdida en una fantasía improvisada?
Ella sacudió la cabeza. El calor de su rubor se extendió desde su pecho todo el camino hasta las raíces de su cabello.

—No sé de lo que estás hablando, —susurró. Maldita sea. No podía ocultar nada de Jake.

—¿Enfadada?—El tono de Jake era tan torcido como su ceja. Una sonrisa curvó la esquina de su boca. Esa sonrisa de costado significaba que él ya sabía la respuesta.

Bella se puso de puntillas para darle un rápido beso en la mejilla.
—Intrigada. 

Una risa baja vibró a través de su cuerpo. Su boca presionando contra su oreja mientras murmuraba.

—Bueno, si él decide tener una oportunidad, ya sabes dónde encontrar a un voluntario dispuesto.

Sólo si puedo ver... Saliendo del abrazo de Jake, Bella dio un paso atrás. Su cuerpo estaba a punto de explotar. Su pequeña y sucia mente lo añadió a sus visiones de Edward.

El rubor se difundió por el resto de su cuerpo, quemando su cara. ¿Habría dicho eso en voz alta? Probablemente no. Jake no había reaccionado en absoluto. ¡Gracias a Dios! Buena cosa que la luz del bar era tenue. Esperaba que Edward no se diera cuenta de su rubor.

Jake tomó la mano de Edward, luego hicieron esa mitad-apretón de manos mitad-abrazo que hacen los varones.

Su mente hizo de ese abrazo algo más apretado, con los labios también apretados. Y la lengua. Tenía que haber lengua. La vergüenza de Bella se alivió pero su deseo floreció.

Mientras los dos hombres se separaban, Jake tenía que decirlo.

—Hazme saber si decides darte vuelta al lado oscuro. — Su risa sonó un poco histérica y muy fuerte para sus propios oídos.

—Vamos.— Jaló de la manga de Edward, tirando de él fuera de la barra. Si no salían de allí pronto, no sería responsable de sus acciones. Bella tropezó con una silla mientras pasaban a través de los grupos de mesas.

Afortunadamente, los jueves eran lentos en el popular bar, por lo que no pisoteó a los clientes mientras se precipitaba hacia la puerta.

—¡Nos vemos luego, Jake!

Caminar la media manzana hasta su apartamento fue pura agonía.
Su coño se apretó, en busca de algo sólido para aliviar su creciente tensión.

 Apretar sus muslos no fue suficiente. Por no mencionar que el intento la hizo tropezar. El fresco aire de primavera de Memphis ayudó a aliviar su sobre-calentada cara, pero no hizo nada por el fuego abrasador en su núcleo. Al llegar al antiguo edificio de apartamentos de ladrillo rojo, Edward se detuvo delante de la puerta.

—¿Seguro que estás bien? Quiero decir, sólo estábamos bromeando.
—Estoy bien. ¿Vas a venir arriba?— Por favor, di que sí. Por favor, di que sí.
Ella necesitaba alivio. Pronto. O puede que lo atacara aquí delante del edificio.

—Pensé que tenías que ir a trabajar temprano.
—Lo hago, pero puedo perder un poco de tiempo. —Se apoyó contra él, presionando sus senos contra su pecho. Con el contacto, los pezones explotaron en chispas de excitación. Puso los brazos alrededor de su cintura, le acarició la espalda baja con sus dedos, sumergiéndolos dentro de su cintura, burlándose de la piel caliente por encima de la raja del culo.

El ceño fruncido de Edward se transformó en una sonrisa.

—Claro.
Bella se apartó para abrir la puerta. Empujó abriéndola, agarró el brazo de Edward y tiró de él dentro del edificio.

—Impaciente, ¿eh?— Su risa llenó la pequeña zona frente al único ascensor.

—Un poco.— Impaciente por verte chupar una polla. Su cerebro evidentemente había desarrollado un caso de síndrome de Tourette clasificado X.

Bella no pudo evitarlo. Cuando la puerta del ascensor cerró detrás de ellos, se abalanzó, golpeando a Edward contra la pared posterior del pequeño espacio.

Con los brazos envueltos apretados alrededor del cuello de Edward, Bella le plantó un fuerte beso en la boca. Ladeó la pierna alrededor de su muslo, para hacer palanca. Presionando contra su pierna, se frotó contra su musculoso cuerpo, buscando la presión necesaria para su sexo dolorido.
Me encantaría verlo encorvado por un tío cachondo...

—¡Maldita sea! — La exclamación de sorpresa de Edward no le impidió participar. Sus brazos la llevaron más cerca. Sus caderas se sacudieron bombeando. La cresta de su polla se frotaba contra su estómago.
Casi. Ahí. Solo…

Las puertas del ascensor se abrieron demasiado pronto. ¡Maldición!
—¿Perdón? — Una voz interrumpió sorprendida.

Bella saltó lejos de Edward y se volvió. Su vecino, Stephen, sostenía abierta la puerta del ascensor. Una amplia sonrisa dividía sus rasgos cincelados.

 —Parece que Edward está haciendo algo bien.— Él levantó una ceja. Su mirada pasó de largo a Bella y se centró en el bulto en los pantalones de Edward.

—Lo siento. — Bella agarró a Edward de la mano, tirando de él más allá del hombre sonriente.

Stephen entró en el ascensor y luego se inclinó en contra de la pared posterior.

—Chica con suerte.— Su comentario se deslizó entre las puertas del ascensor que se cerraban.

Oh, mierda. Stephen era gay y ahí fue su mente sucia de nuevo. Imágenes de Stephen con Edward se superpusieron a las que ya estaban llenando su cabeza de Jake y él.

Mientras ponía torpemente las llaves en la puerta, sus manos temblaban.
—¿Qué  pasa contigo?— Edward tomó las llaves y entraron al apartamento.
—Nada. Simplemente... — ¿Cómo podía explicar por qué estaba tan encendida? Tal vez invitarlo arriba había sido una mala idea. Era un tipo inteligente. Podría imaginarse por qué ella estaba tan tensa.

Ya había utilizado la excusa de que tenía que trabajar mañana. Debería haberlo dejado volver a su casa mientras tuvo la oportunidad. Antes de que la puerta se cerrara detrás de ellos por completo, Edward la empujó contra la pared.

—Te ha excitado.

—¿Qué?

—Lo que dije. Acerca de follar a un chico. — Edward inclinó la cabeza hasta que sus labios casi se tocaban. Su aliento era caliente contra su boca. —Estás excitada por la idea de mí con otro  hombre.

—No lo estoy—. Bella trató de hacer un movimiento rápido por debajo de su brazo, pero él la agarró de la muñeca. Su corazón se aceleró. El calor se precipitó desde su pecho hacia su cara. Su clítoris palpitaba con necesidad de atención. Sujetándola a la pared, le dio un medio beso en sus labios.

 —Apuesto a que tus bragas están empapadas con tus jugos. — Sus fosas nasales se ampliaron mientras olía un par de veces. —Casi puedo olerte.

 Usando una mano para sostener las muñecas sobre su cabeza, Edward metió la otra mano por sus pantalones vaqueros y en las bragas.

—¡Agh!— A medida que sus dedos rozaron su clítoris, el cuerpo de Bella fue a toda marcha. No pudo evitarlo. Empujó en la dulce presión.

—¡Maldita sea! Estás mojada—. Edward investigó más profundamente. Sus gruesos dedos se deslizaron fácilmente a través de sus húmedos pliegues lisos, sumergiéndose en su coño.

—Más—. Ella liberó sus muñecas de su dominio y luego, agarró su cabeza. Atacando su boca, sus palabras salieron amortiguadas.—Necesito... — Trató de subirse a su mano, para empujar los dedos más profundo. Tenía que venirse. La agonía de la frustración construida irradiando a través de su cuerpo. —Por favor...

Edward  alejó su boca.
 —¿Necesitas qué, nena?— Movió los dedos contra las paredes de su coño.

¡No es suficiente! Ella apretó la espalda contra la pared, apalancándose, empujando contra su mano. Su palma continuó peinando su clítoris, pero tomó la distancia suficiente para impedir la búsqueda de alivio. Un poco más...
—¿Necesitas verme follando algún tipo?— Dejó de alejar su mano. Su palma presionaba con fuerza contra su carne.

—¡Oh, maldita sea!— Bella cayó en una espiral fuera de control. El placer explotó de su clítoris, irradiándose a través de su cuerpo. Su aliento se detuvo. Infiernos, su corazón se detuvo, mientras el éxtasis la envolvía. Su boca se cerró sobre la de ella. Caliente, húmeda y dura. Su lengua se abrió paso entre sus jadeos por aire, burlándose de su lengua en un juego bruto.
Retorciéndose y ondulando.

Sus manos se crisparon en torno a su cuello, tirando de su rostro con más fuerza, más cerca. Nunca había llegado tan duro, pero la liberación no fue suficiente. El espectáculo porno de su mente la empujó más allá del deseo, hacia la desesperación.

Edward apartó la mano de su coño. Las lágrimas brotaron de sus ojos.
—No…—Sus brazos se agarraron con fuerza alrededor de su cuello, negándose a renunciar a este momento, pero necesitando mucho más.

Edward envolvió los brazos alrededor de su cintura, tirando de ella apretada contra él, elevando sus pies del suelo. Ella tomó su señal, deslizando sus piernas alrededor de su cintura, presionando su coño dolorido contra la cresta de su longitud. Su pie rozó la lámpara al final de la mesa, haciéndola  mecer.

No le importaba si se caía. Todo lo que podía pensar era en conseguir la polla dura de Edward en su interior. En unos pocos pasos largos estuvieron en su dormitorio. Gracias al cielo por los pequeños apartamentos.

Alejándola  de su cuerpo, Edward la lanzó a la cama. Antes de que pudiera reaccionar, se lanzó hacia el cajón de la mesilla donde guardaba los condones.

—Desvístete.

Su tono brusco fue casi suficiente para encenderla de nuevo.

Se colocó el paquete del condón entre los dientes, mientras que sus dedos arrancaban la bragueta. Una vez que la cremallera de los vaqueros se abrió y los empujó hacia abajo para liberar su pene, desgarró abriendo el paquete. Mientras rodaba el condón en su pene, le temblaban las manos.

Bella consiguió llevar sus pantalones hasta los tobillos antes de darse cuenta de que no se había quitado las botas. Una bota había cooperado con sus patadas frenéticas. La otra no tanto. Demasiado problema.

Camisa y sujetador, intactos, y sus jeans colgando de una bota, se dio la vuelta en sus manos y rodillas cerca del borde de la cama.

—Fóllame. ¡Ahora!

Un gemido acompañado de duras manos ásperas agarrando sus caderas. Apenas sintió la punta fría del condón contra el calor de su coño. Necesitaba más que una gota de frío para apagar el fuego que Edward comenzó en el bar. 

Él no perdió el tiempo. Su pene se sumergió profundamente en su canal, fuerte y rápido, facilitado por su crema abundante.

—¿Así que te gusta la idea de un chico y yo? —Sus palabras avivaron sus fuegos a volcánicos.—¿Qué harías tú? ¿Mirar?

—Oh, Dios. — Su cuerpo se tensó contra la fuerza de sus estocadas. Sus dedos torcidos en la colcha, ayudando a mantenerla en su lugar. Una explosión se agolpó en su cuerpo mientras otro orgasmo florecía, extendiendo el fuego en su piel. Las caderas de Edward se disparaban adelante y atrás, mientras se hundía profundo en su interior, una y otra vez.

Dejó caer la cabeza, mirando debajo de su cuerpo, de manera que pudo verlo estrellarse contra ella. Sus bolas rebotaban contra su coño. Los vaqueros estaban apretados alrededor de la mitad de sus muslos.

—Sí. Sí—. Sus uñas se doblaban contra la presión a medida que apretaba su agarre. —Fóllame. Más duro.

Edward cumplía, su polla golpeaba duro y profundo. Seguro caminaría raro mañana, pero maldita sea...

—¿Qué ... quieres ... ver?— Las voz de Edward fue dura, el aliento entrecortado.—¿A mi dando?

—Oh, mierda—. Los brazos de Bella colapsaron y ella se cubrió el rostro con la colcha. El agarre de Edward en las caderas mantenía su culo en alto en el aire, a la altura de la ingle.

—¿O a mi recibiendo?

Eso lo hizo. Antes de que el orgasmo anterior se desvaneciera totalmente, se vino otra vez. Su cuerpo se tensó en un solo gran y prolongado espasmo muscular. Su coño apretó alrededor de la polla gruesa de Edward. El éxtasis la envolvió.

—¡Maldición!— Las estocadas de Edward perdieron energía y ritmo. Sus caderas se estrellaban contra su culo y la agarraba con fuerza, bombeando dentro y fuera con golpes cortos. Una larga serie de gemidos diezmaron cualquier palabra coherentes. Se inclinó sobre su cuerpo, apoyando su cara contra la parte posterior de su cuello.

—Así que es a mi recibiendo, ¿eh?

Su cerebro confuso con el placer hizo una toma doble y luchó para dar sentido a sus palabras.

—¿Me estás diciendo que...lo harías?

*****


Edward salió del calor de Bella. Su corazón latía como si estuviera a punto de explotar. El sudor corría por su cara. El sabor de la sal permanecía en sus labios.

Bella se deslizó hacia adelante hasta que se acostó sobre su estómago. Su cabeza retorcida en lo que tenía que ser una posición incómoda. Lo miró con los ojos vidriosos.

—¿Tomarías a un hombre?

Atando el condón, lo tiró a la basura antes de derrumbarse en la cama junto a ella, mirando al techo. Sus pantalones vaqueros apretados en torno a sus rodillas, pero no creía tener la fuerza para arráncalos el resto del camino.
Torpe... ¿Cómo le explicas a la que podría ser el amor de tu vida que te gustaría ir en ambos sentidos si tuvieras la oportunidad?

Rodando sobre su lado, Bella apoyó la cabeza en una mano.

—¿Has tenido relaciones sexuales con un chico?

—No. Pero... — Edward volvió la cabeza para mirarla a los ojos y respiró hondo. Una cerveza de más, una broma demasiado lejos, y el gato estaba fuera de la bolsa. Él debería haber mantenido la boca cerrada, porque no empezaría a mentir ahora. Pero la última vez que abrió su alma, se había quemado más allá del reconocimiento. Un nudo en la garganta le hacia difícil tragar. —Siempre he estado atraído por ambos. Las mujeres y los hombres. Durante toda mi vida, pero nunca he tenido el coraje de hacer algo  respecto al impulso.

—¿Por qué no?

—Bueno, soy policía. Profesión de He-Man, recuerdas. No hay muchos policías gays, que yo sepa.

—¿Nunca pensaste en un bar gay o una conexión de Internet?
Respiraciones cortas sacudían su cuerpo.

Sus pupilas se dilataron, como si estuviera drogada. Edward sacudió la cabeza.

—Demasiado cauteloso. Y he estado por lo general en una relación de algún tipo. Feliz en una relación.— Él corrió con un dedo sus labios. —Como ahora.

Su lengua salió para luego bromear con el dedo.

—¿Pero lo  harías? ¿Si tuvieras la oportunidad?

De repente, deseó ser un lector de mentes. Ella no estaba con el ceño fruncido, ningún signo externo de malestar o enojo. No como el asco y la repugnancia que había visto la última vez que confesó su secreto. Por no hablar de que Bella se había puesto realmente caliente con la idea. Muy caliente. Pero había una gran diferencia entre la fantasía y la realidad.

Mientras que él no estaba dispuesto a comprometerse con el matrimonio, estaba contento con Bella. Era de trato fácil, segura de sí misma y le gustaban muchas de las mismas cosas que a él. Por no hablar de que era hermosa y caliente para él en la cama. Estaba casi seguro de estar enamorado, pero no había encontrado el momento adecuado para decírselo. Él realmente podía joder una buena cosa con demasiada información. O...—Sí. Lo haría. En las circunstancias adecuadas—. Él rodó para imitar su pose. —Pero nunca te engañaría. De la forma en que yo lo veo, si estás listo para engañar en una relación, puede ser mejor romper.

Su mirada se estrechó y un ceño levemente fruncido empañó su frente. Un mechón de largo pelo color marrón se deslizó por la mejilla. Él apartó el pelo hacia atrás, metiéndolo detrás de la oreja.

—¿Qué estás pensando?—  Con suerte  no se largará...

—¿Qué pasa si yo, eh ... te diera permiso?— Un ligero rubor coloreó  sus mejillas sonrosadas.

—¿Permiso para engañar?

—Sí—. Mordió su labio inferior con los dientes. —Llámalo...  infidelidad consentida.

Mujer inteligente. Se rió de la idea.

—¿Pero con un chico y no otra mujer?
—Correcto.

Fue el turno de Edward de fruncir el ceño.

—¿Estás diciendo que quieres que tenga un romance con un hombre?
—Más o menos, pero... — El rosa se profundizó, convirtiéndose en una brillante sombra de color carmesí.

La polla de Edward se agitó con renovado interés.

—¿Quieres ver? — No pudo detener la progresiva sonrisa que apareció en su rostro. Sin duda única en su especie.

El pelo le caía sobre su cara mientras bajaba la cabeza hacia la cama, evitando su mirada.

—Sí.

Estuvo a punto de perderse el murmullo suave, pero su cuerpo se apretó con anticipación.

—¿O tal vez participar?

—Oh, mierda—. Ella rodó y hundió la cara en la ropa de cama. Sus manos empuñaban la colcha, tirando de la manta para ocultar sus mejillas. —Sí.

La palabra ahogada hizo fluir una corriente de deseo. Su pene endureció con el flujo de sangre ardiendo por sus venas. No se detuvo a pensar en su pronta recuperación.

Su novia acertó a su más oscura fantasía, la satisfacción de ambos lados de sus deseos sexuales al mismo tiempo. Ella en realidad no sólo parecía dispuesta a hacer realidad su fantasía, sino también excitada con la idea.
Edward rodó más cerca. Con un dedo, le separó el pelo y bromeó con la parte posterior de su cuello.

—Sal de tu escondite y enfrenta la música.

—No puedo—. Sus palabras parecían teñidas de risa.

—Sí, puedes hacerlo—. Besó su cuello. —Hay que tratar con las repercusiones de tus ideas escandalosas—. Pronunció las últimas tres palabras con el acento del sur de Rhett Butler.

Bella mantuvo su rostro oculto, mientras se reía.
Corriéndose rápidamente un poco más cerca, Edward golpeó su polla contra su cadera desnuda.

—Mira lo que me haces. Tú y tus traviesos pensamientos...

Por último, apareció su cabeza. Al bajar la mirada, sus ojos se ampliaron.
—¿Por mí?— Riendo, se dio la vuelta. Su mano se deslizó entre ellos, empuñando su longitud. —¡Aww, no deberías!

—Toda tu culpa.— Ella y la visión de él con su polla enterrada en su novia caliente, mientras que un chico le hacía el culo. —Pero es sólo una fantasía.
 Gimiendo, él rodó sobre su espalda.

Bella se puso de rodillas, pateando fuera su otra bota para entonces liberar el pie todavía atrapado por sus pantalones vaqueros. Acortando rápidamente la distancia entre ellos, ella puso las manos sobre el colchón a cada lado de su cabeza.

—¿Y si yo pudiera hacerlo realidad?

—¿Cómo?— Una parte de él no podía asimilar lo que estaba diciendo. Una parte específica entendía exactamente lo que quería decir. Su recuperación milagrosa se puso más dura.

—Jake—. Ella rozó un beso en su boca. —Él piensa que eres caliente. Y haría cualquier cosa por mí.

—¿En serio? — Edward evitó que su aliento jadeara con la corriente de deseo. Sólo a duras penas.

Jake y Bella habían sido amigos desde la secundaria. El tipo estaba construido... lo suficientemente caliente como para alimentar un buen sueño húmedo o tres. Desde que Jake era propietario del bar del barrio, Edward y Bella pasaban mucho tiempo con él. Edward había sido siempre cuidadoso para evitar cualquier mirada persistente o pensamientos sexuales en su compañía. Incluso cuando estaba solo. Utilizar al mejor amigo de su novia -hombre o mujer- para alimentar sesiones de pajas no era una gran idea. Él era bueno controlando sus deseos. Mucha práctica.

—Sí—. Bella se alejó. Sus dedos trabajaron en los botones de la camisa de Edward. A medida que desabrochaba cada botón, besaba un camino por el pecho. Edward quedó sin aliento cuando ella pasó a ocuparse de su pezón derecho con los dientes. El placer y la necesidad conectaban su pezón a su polla y ambos reaccionaron endureciéndose.

—Tenerte extendido como una mesa de buffet. Nosotros dos probando y degustando.

—Mierda—. Los nudillos de Edward estaban blancos en las sábanas. La idea de que estaría dispuesta  a compartirlo fortaleció su convicción de que ella podría ser es elusiva "única" mujer para él.

—¿Te gustaría eso ¿eh?— Suspirando, ella se movió más bajo, besando su estómago. —Yo podría chupar tu polla.—  Su lengua pasó sobre la punta. —Mientras tú chupas la suya...

—¡Maldita sea!

Sus manos volaron a la cabeza. Enhebrando sus dedos a través de su cabello, él empujó hacia su boca su dolorosa erección.

Bajó sin luchar y sólo con una risita leve.  Sus labios hicieron círculos en la corona, la lengua burlándose de la sensitiva ranura.

Su cuerpo luchó para reaccionar, lanzarse en la humedad bromista pero aún obligó a sus caderas. Su imaginación se burlaba de él con la imagen de una polla enorme colgando sobre sus labios, moviéndose profundo mientras que Bella se tragaba su polla. El placer se propagó a través de él, la necesidad tirando de su antes agotado pene. Lograr que se levantara de nuevo era una cosa. Venirse otra vez  tan pronto…

—¡Maldita sea!— Poderosa y casi dolorosamente, su cuerpo se rindió con lo que le quedaba. Bella lo tomó todo. Su entusiasta participación sólo hizo su placer más intenso. Con los ojos cerrados, no podía moverse.
Bella besó su camino de regreso a sus labios.

—Así que ¿debo hablar con Jake o no?
Su corazón acelerado casi ahogó sus palabras.

 —Sí.
Tan pronto como la palabra salió de su boca, puso en duda la sabiduría de su decisión. La pérdida de Bella no era algo que quería tener en cuenta. Años de experiencia con los disturbios domésticos le recordaron que muchas relaciones no resisten bien la competencia.

¿Podrían él y Bella realmente sobrevivir invitando a un tercero al dormitorio? ¿Era la posibilidad de cumplir una fantasía o la posibilidad de perderla?


5 comentarios:

VANE NAVA AGUILAR dijo...

Buen capítulo me gusta como pinta continúa 😉

Kar dijo...

Buena historia, me gusta veremos como continúa, espero el siguiente capitulo
Saludos y besos����

cari dijo...

Wow este par d lokitos me encanta, gracias

Unknown dijo...

Son muy candentes!!

Unknown dijo...

Muy candente el capitulo m gusto

ORACION A MI SEXY VAMPIRITO

Edward de mi guarda
De mi sexy compañia
Bebete mi sangre
De noche y de Dia
Hasta que caiga en tus brazos
Y sea tu marca de heroina